Acercarnos
a lo que contemplaba Marcelino quedaría incompleto si solamente lo escuchamos o
reflexionamos. Ahora vamos a intentar hacer nosotros mismos la contemplación,
un ejercicio de oración, utilizando la imaginación. La invitación es buscar ese
primer puesto en Belén del que hablaba Marcelino a sus primeros Hermanos. No se
trata de pensar mucho, se trata de experimentar, sentir. Vamos a usar los
sentidos. Los invitamos a contemplar este misterio.
Tomemos
unos momentos para guardar silencio y relajarnos, nos puede servir el respirar
profundamente contando con cada en cada inspiración desde el 10 hasta el cero.
(O el sentir tu cuerpo comenzando de los pies hasta la cabeza)
Escuchemos
la lectura del evangelio: (Lc 2, 1-20)
Por
aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía
proceder a un censo en todo el imperio. Este fue el primer censo, siendo
Quirino gobernador de Siria. Todos, pues, empezaron a moverse para ser
registrados cada uno en su ciudad natal. José también, que estaba en Galilea,
en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén,
porque era descendiente de David; allí se inscribió con María, su esposa, que
estaba embarazada. Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del
parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en
un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa. En
la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban
para cuidar sus rebaños. Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del
Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados. Pero el ángel les dijo:
«No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será
motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, ha
nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo
reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado
en un pesebre.» De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto
al ángel, y alababan a Dios con estas palabras: «Gloria a Dios en lo más alto
del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia.» Después
de que los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros:
«Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha
dado a conocer.» Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el
recién nacido acostado en el pesebre. .Entonces contaron lo que los ángeles les
habían dicho del niño. Todos los que escucharon a los pastores quedaron
maravillados de lo que decían. María, por su parte, guardaba todos estos
acontecimientos y los volvía a meditar en su interior. Después los pastores
regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y
oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.
Pidamos
al Señor que nos conceda poder contemplar su nacimiento, para que podamos más
amarlo y mejor seguirlo.
Imaginar
el portal de Belén. La cueva donde nace Jesús. Haste presente en el pasaje. Se
trata de ser partícipe, como un testigo de este misterio de salvación.
Empieza
imaginando el lugar, los personajes, el clima. Capta la sensaciones que experimentas, hace
frío o calor, hay humedad o se encuentra seco. Hay oscuridad o hay una luz, ¿De
dónde viene la luz?
Detente
en los olores que se encuentran en el lugar, el olor a de los animales, el olor
de la paja, la humedad de la cueva, el humo de la fogata o de las velas.
Ver
los personajes, imagina su posición. Aquí esta Jesús, en el pesebre, a su lado
sus padres, María y José. ¿Cómo se encuentran? ¿Se encuentran de pie, sentados,
hincados? ¿Qué sentimiento expresa su rostro? ¿Cómo estan vestidos? Observa a
los ángeles, ¿tienen forma humana o sólo se encuentran presentes? ¿Dónde se
encuentran? ¿Estan quietos o agitados? Van llegando los pastores, ¿Cómo vienen?
¿Cómo están vestidos? ¿Están cansados? ¿Qué traen en sus manos? Atrás de los
pastores llegan los magos ¿Cuántos son? ¿Cómo están vestidos? ¿Cuál es el color
de su piel? ¿Qué traen en sus manos?
Comienza
a poner atención a lo que se dice. ¿Qué dicen los ángeles? ¿Hablan o cantan?
¿Lo hacen entre ellos o hablan a los pastores, a los magos? ¿Te dicen algo a
ti? ¿Cón quién hablan José y María? ¿Qué dicen? ¿De qué hablan los pastores?
¿Cón quien hablan? ¿Qué dicen? ¿Y los reyes? ¿Cón quién hablan los reyes? ¿Qué
dicen? ¿Qué responden? Imagina las conversaciones en el portal de Belén.
Ver
lo que hace cada personaje. ¿Qué esta haciendo María? ¿Qué esta haciendo José?
¿Los demás personajes qué hacen? ¿Cómo está el niño?
Guarda
silencio para escuchar lo más profundo de tu corazón. ¿Qué se ha movido dentro
de ti? ¿Qué sentimiento tienes? ¿Qué hace eco en tu corazón? Observa ¿Dónde te
encuentras en la escena? ¿Cómo estás vestido? ¿De quién estás cerca? ¿has
hablado con alguien? ¿Qué sensación tienes? ¿Qué sentimientos experimentas?
Toma
unos momentos para dialogar con el Señor. Platica con él . ¿Qué le quieres
decir? ¿Qué te quiere decir él? Toma un tiempo para dialogar con él. No olvides
darle tiempo para hablar.
Agradece
a Dios este momento de contemplación y de diálogo. Despídete amablemente del
Señor, despídete de los personajes que te han acompañado.
Poco
a poco ve moviendo tus dedos, tus manos, los dedos de tus pies, tus pies.
Respira hondo y ve moviendo tu cuerpo.
Toma
conciencia de lo que ha pasado en la oración, ¿Qué sensaciones has tenido? ¿Qué
sentimientos has experimentado? ¿A qué te invitan? Reconoce ¿Dónde te situaste en la escena?
Te
invitamos a que comentes la experiencia, brevemente con un compañero cercano.
Especialmente comenten dos preguntas: ¿Dónde te situaste? ¿Quieres acercarte más? ¿Estuviste
en el primer lugar o en Gayola? Toma 5 minutos para comentar.
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