Mostrando entradas con la etiqueta Formación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Formación. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de marzo de 2017

La formación de los maristas según Champagnat



Uno de los temas que más me llaman la atención actualmente y que me motivan para realizar los estudios de la Maestría en Carisma y Misión Marista es conocer a Marcelino como formador y acompañante de los Hermanos. Podemos estar seguros que Marcelino fue un gran formador y acompañante, prueba de ello son los Primeros Hermanos, a quienes Marcelino formó ayudado por algunos sacerdotes que en el Hermitage fueron la semilla de la Sociedad de María.

El pensamiento de la Sociedad de María, tanto en Lyon como en Belley parece partir de una visión negativa del mundo, ven al mundo después de la revolución francesa como la última etapa del apocalipsis, como una especie de combate final entre Dios y sus enemigos. Lanfrey los resume en tres convicciones: “1) el mundo del siglo XIX es perverso; 2) la fundación que comenzó es una obra de Dios para combatir; y, 3) es Dios quien la dirige (2015: 353-354). La respuesta de Marcelino será la fundación del Instituto, dedicado a la educación, para él la revolución perturbó la transmisión de la fe. Algunos escritos parecen darnos una clave en lo que el mismo Lanfrey llama “restauración del principio de autoridad”. (2015:355).

Marcelino enfatizará en sus hermanos el cuidar la disciplina, el Hno. Furet sintetiza algunas de sus enseñanzas diciendo: “Por ella se gana la estima del público y de los niños. Haciéndolos ciudadanos sumisos a las leyes, la disciplina preserva a la iglesia, a la sociedad, a la familia y a los niños, de la gran herida de nuestro siglo: la insubordinación” (1989:539, citado en Lanfrey 2015:363).

Como logar la victoria en el combate, Marcelino enfatizará tres aspectos: Primero la centralidad en Jesús, segundo el ejemplo, tercero: la catequesis.

Marcelino nos muestra que su centro está en Jesús. Una y otra vez, Marcelino regresará al espíritu de la fundación: Que Jesucristo sea conocido y amado. Especialmente en sus cartas se puede ver el tema, sobre todo en los primeros años del instituto escribirá a los hermanos recordándoles el pasaje del evangelio donde Jesús se encuentra con los niños (cfr. Mt. 19,14). Marcelino les recordará este pasaje y les recordará lo esencial de su vocación: Acercar a los niños a Jesús. Por ejemplo, en la carta PS014 le expresará al Hno. Bartolomé: “Digan a sus niños que Jesús y María los quieren mucho”.

Este amor a Jesús y María situarán a Marcelino en el proyecto de una Iglesia nueva. Esta iglesia nueva tendrá dos características: será mariana y apostólica. Marcelino no dejará de enfatizar el seguimiento de Jesús como lo hizo María y la necesidad de construir una nueva Iglesia, una iglesia preparada para el combate del fin de los tiempos.

Segundo, para Marcelino el ejemplo tendrá un carácter especial y necesario. No se puede enseñar lo que no se vive, y siendo el amor a Jesús y María lo principal, formará a sus discípulos como modelos de estos amores. El marista tendrá que vivir las virtudes cristianas, dar ejemplo de ellas. Se trata de convertirse en un catecismo vivo, donde las palabras sobren y simplemente al ver a los hermanos (y hoy a los laicos maristas) los alumnos entiendan como tienen que vivir. Nuevamente la carta al Hermano Bartolomé nos puede dar un ejemplo de cómo insistía Marcelino en este punto: “Sé también que tienen un gran número de niños, o sea, que tendrá un gran número de imitadores de sus virtudes, porque los niños se formarán según sean usted, según sus ejemplos así ajustarán ellos su conducta.” (PS014)

Marcelino prestará una enorme importancia a la vida de cada uno de sus maestros. De hecho, en sus novicios, soportará con indulgencia los errores y fallos, pero no tolerará a los que tengan un carácter superficial, a los que se guían por maneras mundanas, sean vanidosos o cometan faltas contra las buenas costumbres.

Finalmente: El catecismo. Marcelino daba una importancia capital al catecismo. Insistirá que los hermanos serán catequistas, que su vocación es la de educador-catequista, pero enfatizará en el ser catequista.

Tenemos testimonios de que Marcelino durante sus años de seminarista fue catequista, así lo narra la biografía del Hermano Furet. Uno de los ejemplos ha sido la catequesis que dio en unas vacaciones del seminario en su pueblo, ahí con una manzana explicó nociones básicas de geografía, con una manzana, y al mismo tiempo suscitó la idea misionera en el joven Epalle, quien más tarde sería obispo misionero en Oceanía.

Nuevamente sus cartas nos pueden dar una idea de las instrucciones que daba a sus hermanos “no escatime nada para formar sus tiernos corazones en la virtud”, dirá al Hermano Bartolomé (PS014). “Forme a sus alumnos en todas las virtudes cristianas” dirá al Hermano Alfonso (PS031).

Marcelino tendrá tanto interés en que se de catecismo en las escuelas que propondrá que el catecismo se exponga dos veces al día.

Pero un aspecto importante a considerar es que Marcelino no busca que en el catecismo solamente se memorice buscará que toque la vida de cada uno de los alumnos. Marcelino pedirá que el catecismo introduzca en la vida de fe para lograr la plenitud de la vida. Una vida que se ve en la práctica, en las actitudes y en las decisiones de la persona.

Hay un punto que es necesario enfatizar: en la escuela marista, la enseñanza profana debe servir indirectamente al catecismo. Es decir, la enseñanza de la lengua, las matemáticas, la historia o las ciencias deben servir como base para realizar una catequesis y servir para descubrir a Dios en la vida, el Dios que nos ama.

Lo que pedía Marcelino a sus hermanos y sigue pidiéndonos hoy a los Maristas se puede sintetizar en una pequeña lista: Instruir a los jóvenes en las verdades de la Fe cristiana, ayudar a los jóvenes a evitar el pecado (especialmente por el tiempo pasado en la escuela y por una vigilancia paternal), formarlos en la virtud, hacerlos amar la religión, enseñarles sus deberes hace con sus padres, con los pastores de la Iglesia, con las autoridades civiles y la sociedad, inspirarles el amor al trabajo y los hábitos de orden y limpieza. Estos posiblemente sean los énfasis en los que se preocupaba Marcelino.

Para realizar esta misión es que pide educadores totalmente entregados a su vocación, totalmente dedicados a la educación de los niños y los jóvenes. Y es por esto mismo que pedía a los primeros hermanos que no se dedicaran a otras funciones, buenas en sí mismas pero que les quitarían tiempo para evangelizar a los niños y jóvenes como son el servicio a los enfermos, el secretariado en los municipios o la sacristía de los templos. Porque Marcelino veía la vida como una lucha entre el bien y el mal, y recordaba la lucha que anuncia el apocalipsis al final de los tiempos. Para Marcelino formar buenos cristianos que luchen bajo la bandera de Jesús tenía la máxima importancia y para ello fundó a los Maristas.



Fuentes:

Lanfrey, André. (2015). MARCELINO CHAMPAGNAT Y LOS PRIMEROS HERMANOS MARISTAS 1789-1840: Tradición educativa, espiritualidad misionera y congregación. Carisma y principios educativos maristas, Vol. 1. Curitiba (PR): Editora Universitária Champagnat

Furet, Juan Bautista (1989) VIDA DE JOSÉ BENITO MARCELINO CHAMPAGNAT. (Edición del Bicentenario). Roma:Hermanos Maristas.

* Este texto se presentó inicialmente como trabajo en la materia de "Origenes de la Tradición Pedagogica Marista" tomada en el 2016 en la maestría en Carisma y Misión Marista en la PUCPR-Curitiba

domingo, 20 de noviembre de 2016

Historia de la Formación de Laicos en la Provincia Marista de México Occidental.

El tema del Laicado no es ajeno al Instituto de Hermanos Maristas, ni a la sociedad de María en su conjunto, es más, se encuentran presentes desde el proyecto original de la sociedad de María. Prueba de esta presencia es el Proyecto de fundación que el P. Colin presenta en Roma para buscar la aprobación de la Sociedad de María en 1833 en la que menciona: “Después de haber superado con paciencia muchas dificultades y obtenido el consentimiento del Ordinario del lugar, comenzaron a formar, con la ayuda de Dios, 1o. una sociedad de sacerdotes en la diócesis de Belley y de Lyon, participar en misiones de ejercicios principalmente con la gente de la compañía y también aceptó la dirección del seminario menor de Belley; 2o. Una sociedad de hermanos laicos, que ya tienen dos noviciados y funcionan varias escuelas en las parroquias; 3o. una comunidad de religiosas, cuya casa principal se encuentra en la ciudad de Belley; 4o. una fraternidad de laicos que viven en el mundo quienes, asociados a la acción de la Sociedad en los bienes espirituales de toda la Sociedad, la fraternidad ya ha comenzado a existir en la diócesis de Belley.” (Girard 1992: 24).

Este proyecto no fue aprobado por Roma, sino separando las diversas ramas, Padres, Hermanos, Hermanas y Laicado. El laicado Marista se desarrollará bajo el cuidado de los Padres Maristas y posteriormente de las Hermanas (SM).

A nivel mundial

La preocupación por el laicado resurgió en el Instituto de Hermanos en la segunda mitad del siglo XX. Hasta este momento la mayor parte del personal en las obras eran hermanos. Los laicos, poco a poco, fueron integrándose en la misión marista.

Anaya y Fornel (2009) relatan que entre 1970 y 1980 se empezaron a impartir cursos de espiritualidad y misión marista para los laicos que trabajan en las obras como a padres de familia y exalumnos que simpatizan con el carisma.

Para las personas que se sintieron atraídos a vivir la espiritualidad e implicarse en la misión marista, más allá de un contrato laboral o de la participación temporal de sus hijos en las obras educativas, surgió el Movimiento Champagnat de la Familia Marista (MCFM), aprobado por el 18º Capítulo General (1985).

En 1991, el superior General Charles Howard recoge la inquietud por que los laicos participen del carisma marista y da lineamiento para el Movimiento Champagnat en una circular.

Más tarde, en 1993 se invitará a participar a 14 laicos en el 19º Capítulo general (1993), con 14 laicos. En el XX Capítulo general participaron 17 laicos, este capítulo recomendó al Consejo general que estudie las diferentes formas de pertenencia al Instituto y que, en diálogo con los provinciales y sus consejos, permita a los laicos vivir (ad experimentum) diversas formas de compromiso marista. A partir de estas experiencias, el Consejo general clarificará los tipos de vinculación jurídica que posibiliten, eventualmente, tomar una decisión en el 21º Capítulo general.
En la reunión sobre a Misión Marista en Mendes, Brasil, durante 2007, se vuelve a tomar el tema. No se habló sólo de una pertenencia al Instituto, sino de nuevas formas de vinculación al carisma marista.
Los laicos maristas han tenido participación en la elaboración de los últimos documentos maristas como son Misión Educativa, Agua de la Roca y En torno a la misma mesa.

En la provincia de México Occidental.



No se cuentan con datos exactos, sobre la fecha en que los seglares comienzan a trabajar en las obras de los hermanos. Se sabe que a principio de los años 70, el Hno. Humberto Alvarez Haces supervisó la formación de los seglares, desde Guadalajara. Después se encargó el Hno. Manuel Hernández Gaona, se organizaron algunos cursos de verano en Guadalajara.

A finales de 1974 se tiene datos que sólo el 25% de los catequistas de primaria son hermanos, el 70% de los catequistas de secundaria y el 85% de los catequistas de preparatoria. Ese mismo año se proponen “Cursos de Actualización Apostólica” que pretenden: “Proporcionar tiempo y medios para que los Hermanos se sientan con cierta seguridad en el terreno apostólico, así como en el de la oración personal y comunitaria” (Informe sobre la situación de la provincia, 1974).

En 1972 trabajaban en las obras de la provincia 83 hermanos y 237 seglares en Primaria; 68 Hermanos y 142 seglares en secundaria y 23 hermanos y 104 seglares en Preparatoria. Dando un total de 174 hermanos y 483 seglares. Los siguientes dos años los podemos ver en la siguiente tabla: (Transcrita del: Informe sobre la situación de la provincia, 1974).


1972
1972
1972
1972
1973
1973
1973
1973
1974
1974
1974
1974

Prim.
Sec.
Bach.
Total
Prim.
Sec.
Bach.
Total
Prim.
Sec.
Bach.
Total
Alumnos
11634
4359
1868
17861
11665
4256
1993
17914
11526
4347
1894
17767
Hermanos
83
68
23
174
77
65
27
179
70
59
23
152
Seglares
237
142
104
483
261
129
138
528
233
157
115
505
Tabla 1: Personal docente y alumnado, 1972-1974

Cursos de Dinamización

En 1974, cuando era Provincial el Hno. Aureliano Brambila se creó la llamada Comisión de Visitadores Escolares. Esta comisión estuvo integrada por los Hermanos: Carlos Toral Gutiérrez, Manuel Hernández Gaona, José Guadalupe Romero Torres y Humberto Alvarez Ruesga. “La Comisión se dedicó a dar pláticas y orientaciones sobre temas catequéticos y pedagógicos, envió documentos para estimular su estudio, entrevistó personalmente al elemento seglar, organizó jornadas de reflexión catequística, elaboró textos de catecismo tanto para primaria como para secundaria, asesoró convivencias y retiros de alumnos, dirigió los cursos de dinamización y los retiros regionales para maestros seglares.” (Informe del Hno. Aureliano Brambila).

La labor de la comisión era visitar los colegios, supervisar a los maestros, escuchar a los maestros, supervisar lo pedagógico, académico y lo pastoral. A los laicos, se les dio oportunidad de hablar personalmente con un hermano consejero provincial. En un año se entrevistó a la mayor parte del personal.

A raíz del intercambio con el personal surgieron los cursos de “dinamización” que se organizaron con el esquema de las 4 relaciones de la persona humana. Bajo un esquema en que el director de cada obra enviaba al curso un grupo de maestros. Estos cursos duraban una semana y tenían como sede Guadalajara o algún punto cercano a dicha ciudad.

Según el Hno. Guadalupe Romero, cada verano se completaban grupos de 70 personas. Él dirigió los cursos del 74 al 83. Con el tiempo, se empezaron a dar otros cursos de una semana como: Sacramentos, Mariología, Cristología… para quienes ya habían tomado dinamización. Luego para los que ya habían tomado varios cursos se abrió un curso de Oración. El curso de oración se basaba en la Lectio Divina.

Durante el trienio de 1977 a 1980: Se realizaron dos cursos de dinamización por año. Según el informe a la provincia: Se está dando un primer cursillo de iniciación al que asistieron en dos años 125 maestros; y un segundo curso con temas de profundización: Puebla, Sacramentos, Biblia, que han sido estudiados en estos tres años, con una asistencia total de 208 maestros.” (Informe Provincial 77-80, Hno. Rigoberto Limón) Según las tablas anexas a dicho informe había 549 maestros seglares trabajando en las escuelas, acompañadas por 14 religiosas y unos 153 hermanos maristas.

En 1982, la comisión de visitadores escolares dejó de prestar el servicio de entrevista a los maestros, ya que la comisión pasó de tres a dos miembros debido a la necesidad de suplencia y después por la creación de la comisión de grupos apostólicos. “Mención especial en el trabajo de la Comisión merece la continuidad que han tenido los “Cursos de Dinamización Apostólica” para los maestros. No siempre ha sido fácil su organización, ni encontrar el tiempo más oportuno, pero estoy convencido de que los sacrificios hechos por parte de los hermanos, de varios HH. Directores para interesar a sus maestros, de parte de los maestros mismos para asistir, reditúan buenos frutos para éstos, en primer lugar y para la labor del colegio que puede contar con elementos mejor motivados para aportar sus servicios a la educación cristiana. Dos tipos de cursos se han mantenido: uno de iniciación para maestros nuevos, y otro de profundización para quienes ya hicieron el primero. Al primero asistieron en los dos años que se impartió 110 maestros; al segundo que fue impartido los tres años asistieron 164 maestros”. (Informe al sexto capítulo provincial y a la provincia sobre el trienio 1981-1983, H. Rigoberto Limón).

Los cursos continuaron con el siguiente provincial: “Durante este tiempo (1984-1985) se llevaron a cabo tres Cursos de Dinamización de nuestros Maestros Seglares, con la participación de 150 de ellos. Es de notar que esta experiencia ha sido muy valiosa en el mejor arraigo de nuestros colaboradores, así como en el crecimiento de ellos en la pedagogía y mística marista de la educación. Su compromiso apostólico ha ido en evidente auge” (Informe Provincial del periodo 1984-1985, Manuel Menchaca)

En el primer trienio como provincial del Hno. Guadalupe Romero se toma la formación de laico como una prioridad, se encarga a la comisión de pastoral. En su informe se lee: “2.7.10 Los tiempos y circunstancias en que vivimos, reafirman nuestra obligación y necesidad de comprometernos mayormente en una esmerada y cuidadosa formación a los seglares. En nuestro caso, por justicia social y por necesidad de contar con seglares que vivan su profesión como vocación y como un apostolado, garantizando así un mejor logro de nuestro carisma en su dimensión educativa”. (Informe del trienio 1986-1988, Hno. José Guadalupe Romero Torres) En 1986, se encuentra la primera referencia a un taller de llamado “Encuentro de oración”, dicho curso de oración se basaba en la Lectio Divina.

En el segundo trienio continúan el “acompañamiento a los seglares” y los cursos de dinamización. “En relación a los maestros el servicio prioritario que se les ofreció fue la entrevista, especialmente a aquellos que habían tomado los cursos de Dinamización, o son titulares o responsables de algún departamento. Siempre se tuvo con ellos una reunión de estudio, reflexión y orientación. Los principales temas fueron: “Presencia de la Iglesia en el Mundo de la Educación en México” (CEM) “La Escuela que sí educa” folleto con el perfil de la escuela marista a partir de las constituciones. También se dio una “clase práctica” como guía didáctica.” (Informe del Trienio 1988-1991, Hno. José Guadalupe Romero).

“Los cursos de Dinamización se han continuado. Por 16 años consecutivos se ha beneficiado personal y espiritualmente a buen número de maestros y de personal administrativo. En este trienio se dieron cuatro en cada año, con asistencia promedio de 250 por año. Temas de estos cursos: El introductorio; Primero y Avanzado de Oración; Biblia; Cristología; Eclesiología y Moral I y II. Para estos cursos colaboraron el H. Provincial, Viceprovincial y unos diez hermanos más. Creo que vale la pena continuarlos.” (Informe del Trienio 1988-1991, Hno. José Guadalupe Romero). Según las tablas del informe en el ciclo 91-92 el “personal seglar de la provincia” eran 639 personas.

Entre 1990 y 1999 los cursos continúan a cargo de la comisión de pastoral educativa, se dieron diversos cursos. En esa década pasaron por los cursos de “Dinamización” 687 personas diferentes, con uno o varios cursos. Entre los cursos ofrecidos se tiene: Dinamización (Cosmovisión), Biblia, Oración, Moral, Sacramentos, Cristología, Documento de Santo Domingo e “Identidad del Laico Marista”

Una de las dificultades de estos cursos fue la cobertura, se volvieron “elitistas” ya que había personas que no eran invitadas por sus directores, y querían asistir, y personas que asistían año con año. Además los cursos se impartían en Guadalajara o sus cercanías lo que dificultaba a los maestros de lugares alejados de Jalisco asistir.

Proyecto de Formación para el laico marista.

En el año 2000, en el provincialato de Enrique Escobar, se modifica el esquema. Se busca una formación más formal -dependiente de la universidad-, y con una mayor cobertura, pues hasta ese momento dependía que el director enviara a la persona. Se ideó el Programa de formación del laico, que buscaba formar a todo laico que laborara en las obras maristas. El organismo encargado de coordinar dicha formación se denominó CELMAR (Centro de Laico Marista), en el seno de la Universidad La Salle Guadalajara.

Inicialmente el Proyecto contemplaba tres niveles: 1) Un programa de inducción para el laico marista (PLIM), un Diplomado en Educación Marista (DEM) y una Especialización que nunca se realizó.

El PLIM se realizó de abril del 2000 a diciembre de 2006, se pretendía que los colaboradores de las Instituciones Educativas Maristas se identifiquen con la Misión de las mismas en su pensar y actuar y continúen su crecimiento personal. Consistió en 10 jornadas de trabajo con las siguientes temáticas:

Primera etapa: Sistema Marista:
1) Sistema Marista: Introducción y administración. (1 jornada).

Segunda etapa: Integración Personal:
2) Relación conmigo mismo. El yo. (1 jornada).
3) Relación con los demás. Los otros. (1 jornada).
4) Relación con el entorno. La naturaleza. (1 jornada).
5) Relación con Dios. El Trascendente. (1 jornada).

Tercera etapa: Dinámica Social y Apostólica:
6) Oración: diálogo y presencia. (1 jornada).
7) Autoestima y desempeño profesional. (1 jornada).
8) Marcelino: un encuentro vivencial. (1 jornada).
9) Misión Educativa Marista: vivencia de un estilo. (1 jornada).
10) Dinámica Social y Apostólica: realidad social, proyección apostólica y ecología social. (1 jornada).
Nota: una jornada equivale a 8 horas de trabajo como mínimo.

En el plan pastoral provincial (2000-2003) integró este programa como parte del tercer apartado: Nuevo Dinamismo en la Misión, en la táctica 3.1: Formación Marista de nuestros colaboradores: “Hemos optado por CELMAR para instrumentar esta formación. 451 personas han concluido el programa de inducción (68%)” [SIC].

Logros: Mayor conocimiento de la obra marista entre nuestros colaboradores, promoción de un clima de integración en las escuelas participantes, oportunidad para la propia vivencia personal de la fe y la invitación a responder ante la pobreza de nuestro entorno de manera más decidida. Retos: Diseñar estrategias múltiples de continuidad en la inducción y definir la finalidad e implementar el diplomado, es el segundo nivel.” (Informe a nuestra provincia, 2000-2003, Enrique Escobar). El mismo informe presenta una tabla con la distribución del personal, dando un total de 1726)

Entre los logros obtenidos por el PILM se encuentran:

1) Satisfacer la demanda de cursos de las instituciones que se solicitaron.
2) Resultados obtenidos en 4 años de trabajo logrando un avance del 73% (se anunció en mayo del 2004, sin tomar en cuenta los cursos que se impartirían en el verano y que significaban el cierre del programa en la mayoría de esos lugares) de las obras a quienes se les brindó el servicio.
3) Alto porcentaje de avance del Programa de Inducción del Laico Marista en las obras de la Provincia.
4) Dinámica de los cursos fuera de las instalaciones del colegio favoreció la convivencia, el aprovechamiento de contenidos, el trabajo en equipo, entre otros.

En total, el Programa de Inducción del laico Marista se realizó de junio del 2000 a julio de 2006. Se impartieron 176 cursos y se atendieron 6,351 colaboradores (que por lo menos han tomado alguno de los cursos). Terminaron el programa 927 colaboradores es decir el 49.44% del personal. (1875 personal en total) (1,885 según informe provincial, 2006)

El programa se abandonó en el 2006, entre algunas de las razones se encuentran:
1) Se consideró que después de 6 años de implementación, se tenía ya una cobertura importante al respecto de los colaboradores que terminaron el programa y no se tenía una propuesta nueva que diera continuidad a la formación que ya habían recibido.
2) Propuesta “onerosa”
3) Al implementar una segunda fase de formación marista (DEM), ya no era posible continuar impartiendo los cursos del programa de inducción con la misma dinámica de la propuesta original, por lo cual se solicitó la elaboración de un curso de inducción marista general que se llevará a cabo en cada localidad al inicio del ciclo escolar y sólo para los nuevos colaboradores.

Ese mismo año se anota en el informe provincial que de una muestra de 462 titulares, sólo el 37% cuentan con alguna formación en catequesis.
A partir del año 2003, se comienza a pedir en la planeación escolar un apartado dedicado a la formación y capacitación. Que debía incluir los avances en el PILM y el DEM que se pensaba implementar, así como los medios para lograr que el 100% de los maristas (laicos y hermanos) contarán con los títulos necesarios para su labor.

El Diplomado par el Educador Marista (DEM) se impartió de abril del 2007 a la actualidad (2014). Su objetivo fue que el colaborador marista siga desarrollándose en lo humano, en lo religioso, en lo profesional y en la vivencia de los valores propios de la Misión Educativa Marista para insertarse en la realidad cambiante que se vive en la institución.

Desde el diseño del curso se diferenciaron tres públicos con distinta duración: Personal Académico y de Formación (256 horas); Personal Administrativo y de Apoyo (224 horas); y, personal de Servicio (120 horas).

Programa:
Formación Humana:
1) Desarrollo Personal.
2) Promoción de ambientes de fraternidad.
3) Naturaleza.

Formación Religiosa:
1) Tras las Huellas de Marcelino: Espiritualidad y Misión.
2) Oración y vida.
3) Valores a través del servicio.
4) María, la Buena Madre.
5) Encuentro con Jesucristo y Solidaridad.

Formación Profesional:
1) Eficacia Profesional.
2) Integración Pastoral.
3) Comunidad Educativa y Colaboración.
4) Filosofía y desempeño laboral.
5) Nuevas Propuestas Educativas.
6) El Maestro Titular de Grupo.
7) Gestión Laboral y Planeación de vida y trabajo.
8) Tradición Educativa Marista
9) Elaboración de un Proyecto de Mejora Continua.

Dificultades detectadas durante su implementación fueron:
1) Uno de los problemas es que fue obligatorio, lo cual contrastaba con el espíritu de los cursos de dinamización que eran voluntarios. Los cursos se masificaron y se volvieron una lista de Cursos con un Check-in.
2) Al paso de los años, se perdió la “uniformidad” en los contenidos impartidos en cada uno de los cursos, ya que, a diferencia de la no actualización que ocurrió en el PILM, en los cursos del DEM cada facilitador introdujo sus propios materiales y cambió contenidos, de acuerdo a lo que pensó que le abonaría al objetivo planteado en cada curso.
3) Se hicieron versiones “light” de los cursos, debido a las dificultades para calendarizar y dedicar tiempo a las jornadas propuestas; incluso hubo cursos de 4 horas presenciales y se dio el tema por visto.
4) El ritmo de avance a nivel provincial fue muy diverso, ya que la programación de cursos dependía únicamente de cada colegio, lo cual prolongó el tiempo en que lo implementaron y esto se tradujo en que se perdió el sentido de Diplomado o de interrelación de los contenidos; se comenzó con la visión de que eran cursos aislados, sin un objetivo común.
5) Siendo un programa a implementarse en varios años, la gran rotación de personal afectó la cobertura de todos los temas para todos los colaboradores de cada colegio.

Otros cursos dirigidos a la Formación de Laicos.

En la provincia, se han ofrecido cursos de Patrimonio Marista para Laicos y Hermanos, bajo la dirección del Hno. Aureliano Brambila. Lo instituyó oficialmente, el H. José Guadalupe Romero Torres, Provincial, con el nombre de CEPAM (Centro de Estudios del Patrimonio Marista), en abril de 1989, en la ciudad de Morelia. En 1994 se trasladó a la Ciudad de Guadalajara.

Los cursos de CEPAM están abiertos a Laicos y Hermanos de todas las provincias del Instituto. Hasta diciembre del 2013 han pasado por sus aulas: 227 Maristas (hermanos y laicos). De la provincia, han seguido cursos en CEPAM 34 hermanos y 10 laicos.

Entre 1995 y 2005, la comisión de Pastoral, especialmente el Hno. Carlos Toral (Dn. Charly), organizó y dirigió el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica, el curso consistió en una serie de cuestionarios para ser contestados después de leer un apartado de dicho catecismo. Los cuestionarios eran revisados y regresados al maestro. No se cuenta con registro del número de personas que iniciaron dicho estudio, ni de las personas que lo terminaron.