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lunes, 13 de noviembre de 2017

Retos para los laicos del Capítulo General.


Les comparto la conferencia que dio Nohemy Pinto sobre los retos a los que lanza el XXII Capítulo General de los Hermanos Maristas para los Laicos. 


Durante su presentación compartió su experiencia del capítulo, los documentos sobre laicado aprobados (Ser laico marista y el Nuevo Proyecto de Vida)

Desde su punto de vista el Capítulo General presenta tres desafíos para los laicos maristas: Primero, Reconocernos como familia carismática, lo  que significa que el centro  es el carisma, nuestro punto de  encuentro es vivir el carisma como un signo de vida para la Iglesia y para el mundo. Segundo, revitalizar el Movimiento Champagnat de la Familia Marista, en este punto hizo énfasis en el liderazgo laical, como propuesta de vivir desde nuestra propia vocación. Finalmente mencionó el liderazgo laical sólido y bien formado, crear un liderazgo que implica vivir experiencias y propicie espacios en donde crezca la consciencia de vocaciones, crear condiciones necesarias (recursos, programas, experiencias, personas) para promover los procesos de formación laical.

Nohemí terminó su presentación con una frase del Hno. Emili Turu “tanto hermanos como laicos tenemos muchos fantasmas y suposiciones en nuestras mentes, y la experiencia nos dice que éstos se evaporan cuando nos sentamos a compartir vida y fe”. Por tanto la invitación fundamental es, a sentarnos en la misma mesa y dialogar como hermanos con nuestras diferencias, todos a vivir el don de la fraternidad, es el signo de vida, es en la mesa donde se rehacen las fuerzas, donde nos aceptamos diferentes pero complementarios.

Y a tí, ¿A qué te reta el Capítulo General? 

viernes, 10 de noviembre de 2017

Las llamadas del XXII Capítulo General. Conferencia del H. Pepe Sánchez

Continuando con el tema del XXII Capítulo General, y siguiendo los temas de la Reunión de Fraternidades Maristas de México, les comparto la intervención del Hermano José Sánchez Bravo, provincial de México Central. 

El Hermano Pepe (como le decimos) nos compartió las cinco llamadas del Capítulo, explicando cada una así como los íconos respectivos. 




Si toda vía no han visto los videos del Hermano Ernesto Sánchez, Superior General y del Hermano Miguel Ángel Santos que contextualizan el Capítulo General, no dejen de hacerlo. 

Los invito a dejar en un comentario, ¿A  cuál de las llamadas te sientes más invitado a vivir?

viernes, 3 de noviembre de 2017

El Instituto Marista y el Vaticano II


Foto de Andreas Tille - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Enlace


Creo que los últimos años, del Instituto y de la Iglesia, han estados marcados por el Concilio Vaticano II. Solo para recordar en 1962, se inaugura en Roma el Concilio Vaticano II. Convocado por el Papa Juan XXIII, este Concilio será el detonante de una serie de cambios o “puesta al día” de la Iglesia.
Hay un sacerdote Jesuita, Víctor Codina que lee el concilio en 4 claves. (1) Una nueva postura ante el mundo; (2) El redescubrimiento de la comunidad, la Iglesia misma es definida como una comunidad-Pueblo de Dios; (3) El retorno a las fuentes; y (4) el redescubrimiento del Espíritu Santo.
Estas mismas claves han influido en la vida marista.
Primero: Los maristas nos situamos de una manera nueva ante el mundo, el mundo ya no se ve de la manera dualista como encarnación del mal, sino como el terreno donde debemos cultivar el Reino de Dios, se ve como sacramento de Dios. Por tanto, las relaciones de desconfianza con la política y la ciencia cambiaron, creo que en nuestra educación ya superamos (espero) la etapa de la división entre ciencia y religión, por ejemplo, en el relato de la creación del mundo. Al mismo tiempo, se desarrolla el diálogo, como nos han mostrado los hermanos del XXII capítulo general. Esta misma postura nos lleva a valorar mejor la dignidad humana, a denunciar lo que va en contra de la dignidad como pecado que es y a luchar por un mundo más humano y justo. La misión no solo es enseñar el catecismo y las demás materias, evangelizar incluye la promoción humana de nuestros alumnos.
Segundo: Los maristas queremos visión de Iglesia como Pueblo de Dios, donde los laicos se sienten a la “misma mesa”, reconociéndonos hijos de un mismo Padre. Sabemos que Dios regala el carisma marista tanto a los religiosos-hermanos como a los laicos. Al mismo tiempo nos convertimos en promotores de un estilo comunitario basado en la fraternidad y la comunión. Con una visión diferente de la autoridad que se transforma en servicio.
Tercero: En un retorno a las fuentes. En una continuidad con los hermanos que nos han precedido, bebiendo de las fuentes de Marcelino Champagnat, queremos actualizar el carisma. Es por eso que se han renovado los documentos base, se han escrito documentos como Misión Educativa, Agua de la Roca, En torno a la misma mesa y los hermanos nos encontramos en la revisión de las constituciones.
Finalmente, reconocer que el carisma es obra del Espíritu Santo, él dirige y guía a la Iglesia y al Instituto y regala dones y carismas a sus hijos. Este mismo Espíritu que nos invita a discernir su voluntad y a realizarla. Que capacita tanto a laicos como hermanos para los puestos de autoridad-servicio.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Intervención del H.Miguel en la Reunión de Fraternidades de México.


Como ya les comentaba en una entrada anterior  el pasado octubre, participé en la Reunión de Fraternidades Maristas de México. El tema principal fue el XXII Capítulo General de los Hermanos Maristas. 

La primera intervención fue del Hermano Ernesto Sánchez, Superior General. La segunda Intervención fue del Hermano Miguel Ángel Santos. 

En el vídeo explica lo que es un Capítulo General, cuenta su vivencia, explica lo que significó participar para él, especialmente la oración contemplativa y la escucha contemplativa. Además toca algunos puntos del desarrollo de las sesiones y el trabajo de elección de Superior General, Consejeros y aprobación del proyecto de constituciones. 

Espero lo disfruten. 




martes, 31 de octubre de 2017

Intervención del H. Ernesto en la Reunión de Fraternidades de México.



El pasado 27 de octubre, tuvo lugar la reunión de Fraternidades Maristas de México, en la Ciudad de Guadalajara. 

Aprovechando la presencia del recién nombrado Hermano Superior General en la ciudad, se le invitó a estar algunos momentos en la reunión.  En el diálogo, habló sobre su experiencia del Capítulo General y su elección. 

Como mensaje, se enfatiza el Nuevo Lavalla, la Mesa de Lavalla. Retomando algunos puntos de su mensaje en el Capítulo nos dice que tenemos que poner la "mesa patas para arriba" (otra forma de decir, el "Armen Lío" del Papa Francisco). Con las 4 patas: Comprometernos en la búsqueda de Dios; El formar hogares vivos; Tomar en serio la opción de Champagnat y, finalmente, La Casa común. 

¿Qué de novedoso podemos vivir? 





Pronto tendremos las demás intervenciones donde los Hermanos Miguel Ángel Santos, José Sánchez, Jesús Hernández y Víctor Preciado, contaron su experiencia de Capítulo y comenzaron a transmitir el mensaje a los laicos de la Provincia. 









viernes, 15 de septiembre de 2017

Revisión de la Jornada a la manera de María

Hace tiempo publiqué un artículo sobre 5 hábitos espirituales maristas. (http://www.guillermovillarreal.mx/2017/01/habitos-espirituales-maristas.html) Ahí hablaba de la Revisión de la Jornada. Brevemente la describí como: "Repasando los acontecimientos de nuestra jornada, como los discípulos de Emaús. Podemos ver como Dios está presente en nuestro caminar. Nos abrimos a las invitaciones que Dios nos hace mediante las mociones de nuestra vida".

Hoy presentamos una de las maneras que utilizamos los hermanos Maristas para realizar la revisión de nuestra jornada.


*******

REVISIÓN DE LA JORNADA A LA MANERA DE MARÍA


a) Entra en tu habitación
b) Se le apareció un ángel
c) Llamada: Alégrate, María, el Señor está contigo
d) María se turbó mucho
e) Fruto: Concebirás y darás a luz... ¿Cómo puede ser esto?f) El Espíritu de Dios te cubrirá con su sombra
g) ¡Sí, Señor! Que se haga en mí lo que has dicho

En la evolución de la escena del anuncio del ángel a María se desarrollan los pasos de la revisión de la jornada. Siente que Ella está junto a ti y que se debate en tus mismas preguntas y experiencias.


a) Entra en tu habitación


Elige un momento para entrar en ti mismo. Recuerda que, aunque sea difícil rezar, es el Espíritu quien ora en ti. Olvida toda preocupación y sentimiento particular.


b) Se le apareció un ángel.


Dios está presente en toda tu jornada. Piensa en su fidelidad. Haz venir a tu espíritu los acontecimientos del día.
¿Ha habido momentos o lugares en los que has sentido especialmente la presencia de Dios? ¿Ha habido entre las personas con las que has convivido algún ángel que te ha desvelado la Palabra y el amor de Dios?


c) Llamada: Alégrate, María, el Señor está contigo


Dios te conoce como eres, te habla al corazón y te llama por tu nombre. Estás en el reino de la alegría porque él te ama infinitamente.
¿Cuáles han sido tus gozos en el día de hoy? ¿Y tus sufrimientos? ¿Has sentido alguna llamada especial de Dios a crecer?


d) María se turbó mucho

¿Cuál ha sido hoy tu sentimiento más profundo? ¿Has tratado de reprimir algún sentimiento?

Elige una palabra o imagen en que resumas tu día.

Y Dios ¿qué palabra elegiría para describir tu jornada? ¿Hay algo que te turba en la manera como Dios te invita a crecer? ¿Qué es lo que te da fuerzas?


e) Fruto: Concebirás y darás a luz... ¿Cómo puede ser esto?


Ahora que has reflexionado sobre tu jornada, sobre los acontecimientos, sobre las personas encontradas, sobre tus pensamientos y sentimientos: ¿cómo definirías tú la invitación que Dios te hace en este momento? ¿Qué te dice Dios de tu propia vida? Lo que te pide Dios, ¿está más claro para ti cada día?
¿Consideras su invitación como una llamada a un nuevo impulso, o como una llamada a morir, a abandonar una parte de ti mismo, o como una llamada a vivir un tiempo de gracia y plenitud?

Formula ante Dios tus preguntas y tus sentimientos ante la nueva vida a la que te invita.


f) El Espíritu de Dios te cubrirá con su sombra


Acuérdate de que Dios no sólo te llama, también te da la gracia para responder y orientar tu vida.
Pide a Dios que te bendiga y que te dé confianza; pide la ayuda de Jesús, de María, de Marcelino y de todos tus Hermanos. Dedica algunos minutos a la presencia de Dios y deja al Espíritu de Jesús que te llene con su fuerza.



g) ¡Sí, Señor! Que se haga en mí lo que has dicho

Este último momento de tu oración no ha de centrarse en tus propias fuerzas. Cultiva, más bien, una actitud como la de María y da un paso más hacia la donación total.
Pon de nuevo en Dios tu corazón, tu espíritu, todo tu ser. Recita unas palabras de confianza y abandono. Pídele que te ayude a vivir tu abandono en Él, tu "SÍ"' a la nueva llamada que te hace para el día de mañana.

imagen:De El Greco - [2], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=49773885


lunes, 11 de septiembre de 2017

La Familia Marista




El 12 de septiembre en la Iglesia se celebra una fiesta mariana, la fiesta del "Dulce Nombre de María". Y los maristas la hemos tomado por fiesta de la Familia Marista, puesto que llevamos su nombre. 
Hoy es un día para recordar que pertenecemos a una familia formada por la herencia de cuatro congregaciones religiosas:  Padres Maristas, Hermanos Maristas (o Hermanitos de María), Hermanas Maristas, Hermanas Misioneras de la Sociedad de María, además de muchos grupos de Laicos.
Los primeros maristas tomaban la imagen de un árbol de cuatro ramas. Cada una de las ramas maristas desarrolló su carácter propio, y la naturaleza y autonomía que adoptaron condujo a procesos separados en la respuesta a las diversas necesidades apostólicas y otros varios factores. Así que, actualmente, a pesar de que la familia religiosa marista tiene un origen común, cada una de las congregaciones tiene su propia y única historia:

Padres Maristas


Después de la promesa de Fourvière, en 1816, el recién ordenado Jean-Claude Colin fue nombrado párroco de Cerdon durante seis años. Durante este periodo, trabajó en el primer esquema de lo que se llama la “regla” de la congregación. El 29 de abril de 1836, tras ser aprobada la rama sacerdotal de la Sociedad, el P. Colin fue electo primer Superior General y se recibió como tierra de misión el Pacífico Occidental.

Durante los 18 años de su generalato, la Sociedad creció considerablemente. Fundó varias casas en Francia y envió muchos Maristas al campo de la misión en Oceanía. También dedicó mucho tiempo a escribir las Constituciones. Fue un momento de numerosos desafíos y grandes dificultades.

Los Padres Maristas buscan dar testimonio, al estilo de María, de la Iglesia de Jesucristo, una Iglesia humilde y servidora, que llega a todos, especialmente a los más abandonados. Ésta es su misión. Están en 37 países y su prioridad es anunciar el Evangelio a los jóvenes, especialmente aquellos con dificultades, y los no creyentes.

La autonomía de cada una de las ramas de la Sociedad de María aprobadas por Roma, les permitió desarrollar su propia espiritualidad con matices particulares como expresión del proyecto común: anunciar la salvación en Cristo para todos los hombres y todas las mujeres, bajo la protección y la mirada y el estilo de María.

En la espiritualidad de los Padres Maristas se destacan: la conciencia de ser gratuitamente elegidos y llamados por María; su vocación de ser apoyo para la Iglesia, como lo fue María; ser instrumentos de la misericordia divina en una forma discreta y; el deseo de hacer grandes cosas para Dios, pero de forma ignorada y como escondida en el mundo.

En la actualidad, la rama de los Padres Maristas está formada por más de 950 miembros, que viven en regiones administrativas llamadas Provincias y Distritos Misioneros.


Hermanas Maristas


Jeanne-María Chavoin nació en un pueblo francés llamado Coutouvre, al noroeste de Lyon, el 29 de agosto de 1786. Fue educada en la escuela del pueblo por sus padres y por un sacerdote a quien la familia Chavoin daba abrigo en aquel tiempo. Marie Jotillon, cuatro años más joven que ella, era su amiga íntima, con quien compartía semanalmente sus alegrías espirituales y las cuestiones de fe, compartiendo sobre la búsqueda de la voluntad de Dios en sus vidas.

Un día llegó una carta del P. Pierre Colin, quien había pasado cuatro años en Coutouvre y conocía a Jeanne-Marie. En la carta, les informó de que su hermano Jean-Claude estaba tratando de fundar una Sociedad en nombre de María y buscaba apoyo para la fundación de la rama femenina. Pierre la invitó a ir a Cerdon para servir como ama de llaves; ella lo pensó mucho y decidió intentarlo.

Fue a Cerdon en 1817, donde los hermanos Colin le compartieron muchas de sus ideas y planes, incentivándola a formar parte de su proyecto. Más tarde, en 1823 se estableció una nueva diócesis y el nuevo Obispo de Belley, Monseñor Devie, dio permiso para que la rama de la Sociedad de María comenzara, bajo la autoridad y dirección de los Padres Colin, párroco y vicario de la parroquia de Cerdon, llamada Congregación de las Hijas de María.

El 8 de diciembre de 1824, nueve jóvenes fueron recibidas en la Congregación de María y Jeanne-Marie fue elegida como su líder, recibiendo el nombre de Madre San José. Ellas se dedicaron a María, a quien consideraban como su Primera y Perpetua Superiora. Madre San José es la fundadora y el P. Jean-Claude Colin, que escribió su primera regla, se considera cofundador.

Con los años, la congregación continuó creciendo y se extendió a otras partes del mundo. Está presente en 15 países, con más de 400 Hermanas que trabajan en áreas de educación, trabajo social, salud, formación de agentes laicos en la Iglesia, y responden al llamado ahí donde las necesidades son mayores. Atienden a los demás, “como María”. Una presencia de María entre los Apóstoles que no dicta los contenidos o métodos utilizados para anunciar a Jesús, sino que inspira un espíritu de respeto para todos, de lo que el Espíritu hace en cada uno.


Hermanas Misioneras de la Sociedad de María


Las Hermanas Misioneras de la Sociedad de María (SMSM) no tienen un fundador o fundadora, sino un valiente grupo de 11 mujeres en los orígenes de su vocación, llamadas “pioneras”. Sin embargo, ninguna de ellas puede ser considerada la fundadora. Entre 1845 y 1860, el grupo dejó su tierra natal en Francia para ir a Oceanía, “extender el Reino de Jesucristo y dar a conocer a María hasta los confines de la tierra”. Cuando la Sociedad de María fue reconocida como congregación en 1836, asumió la responsabilidad de evangelizar las islas de Oceanía, junto con los grupos de Padres Maristas que salieron hacia el Pacífico, salio una mujer pertenecientes al laicado marista (Tercera Orden). Al subir a bordo de un buque mercante rumbo a las islas del Pacífico, Marie Francoise Perroton respondió al deseo de ser misionera, pertenecer a la Sociedad de María y abrazar la vida consagrada. Después de 12 años en Oceanía, otras mujeres llegaron de Francia. Esas Hermanas Pioneras, están en los orígenes de las Hermanas Misioneras de la Sociedad de María. Y aunque fueran Laicas, su deseo de ser misioneras, Maristas y religiosas consagradas nunca vaciló.

El 30 de diciembre de 1931, a ese grupo de la Sociedad de María le fue dado el nombre de Hermanas Misioneras de la Sociedad de María, reconocido como Instituto de Derecho Pontificio.

Abiertas a la misión universal de la Iglesia, responden a los llamados de la Iglesia, más allá del Pacífico: el Caribe, África, América Latina, Asia, Europa y Estados Unidos.

Con el lema “Para gloria de Dios y el honor de María” en comunidades internacionales, viven y oran juntas, para ser testigos de que el amor de Dios nos une. Su consagración se expresa a través de los tres votos: castidad, pobreza y obediencia.

Actualmente, las SMSM están comprometidas en el servicio misionero en 25 países y son más de 440 Hermanas de nacionalidades diferentes. Y se les envía a comunidades muy específicas. Consagradas a las misiones, ellas eligen ser el lazo de unión donde la violencia, la pobreza y el rechazo de los demás son el plato de cada día. A través de su entrega profesional o de beneficencia para los enfermos, las mujeres, los niños y los jóvenes, pero sobre todo por su vida cerca de las personas, ellas tratan de ser testigos de la ternura y la misericordia de Dios.


Hermanos Maristas o Hermanitos de María

Los Hermanos Maristas son hombres consagrados a Dios, que siguen a Jesús como María, viviendo en comunidad y dedicándose especialmente a la educación evangelizadora de niños y jóvenes, con especial atención a los más necesitados.

Para seguir profundizando puedes leer el artículo sobre el origen de la Sociedad de María

lunes, 14 de agosto de 2017

Buenos Cristianos y virtuosos ciudadanos.



Entre los lemas maristas, uno de los más conocidos es formar "Buenos Cristianos y virtuosos ciudadanos". Esta frase sintetiza dos elementos fundamentales en la pedagogía al estilo marista. Por un lado que los niños y jóvenes adquieran los conocimientos y habilidades que les permitan construir una sociedad más humana. Por el otro lado, se propone orientar a los niños y los jóvenes a la búsqueda incesante de lo espiritual.

Estos dos elementos, no se pueden separar, conforman las dos caras de una misma moneda. Quizá desde tiempos de la Revolución Francesa se ha vivido una dualidad entre la sociedad y la Iglesia, entre la cultura secular y la religiosa. No se puede seguir en esa dualidad. No podemos seguir dividiendo al hombre en carne y espíritu; entre cuerpo y alma; entre fe y razón. La formación de los niños y jóvenes debe constituirse desde una visión integral, que unifique al hombre en todas sus dimensiones. 

El proceso de enseñanza-aprendizaje no puede reducirse a la orientación de contenidos y conocimientos científicos exclusivamente; la tarea más esencial de la escuela maristas es presentar el misterio cristianos revelado en Jesús como el fin último de toda vida, individual y social. Dios se ha revelado en Jesús y sigue siendo para nosotros maristas el centro de toda acción pedagógica y fin del instituto.

Al mismo tiempo, se hacen necesarias  transmitir a  los niños y jóvenes un horizonte de sentido ante la realidad que viven.  Se necesita una educación que haga a las personas íntegras y cualificadas en todos los aspectos de su vida. 

martes, 1 de agosto de 2017

Encuentro de Red de Espiritualidad Marista



Del 5 al 10 de Julio, participé en el encuentro de la Red de Espiritualidad Apostólica Marista. El encuentro se desarrolló en la Quinta Soledad (Casa Provincial de la Provincia de México Central).  El lema del encuentro fue “espiritualidad para un nuevo comienzo”.

Como seguramente conocen, los encuentros de la Red de Espiritualidad Apostólica son organizados cada dos años por la subcomisión interamericana de Espiritualidad.


En este encuentro se trabajaron 4 vías para el encuentro con Dios. Según el trabajo reflexionado, podemos encontrarnos con Dios releyendo nuestra vida y nuestra historia. También podemos encontrarnos con Dios en la historia, en todo lo que nos rodea, en nuestras calles y entre nuestra gente. Otro lugar para encontrarnos con Dios es en la oración. Además, podemos encontrarnos con Dios al salir de nosotros mismos. 

Abajo les dejo el link al sitio de la red para quien quiera profundizar en este tema. 







viernes, 24 de marzo de 2017

La herencia que recibimos los maristas.



Los Laicos y Hermanos Maristas hemos recibido una valiosa herencia tanto de nuestro fundador como de los hermanos y laicos que nos han precedido. Hoy somos herederos de este carisma que es un regalo para la Iglesia y el Mundo. Profundizar esta herencia pasa por el conocimiento de la vida y experiencia espiritual que vivió Marcelino Champagnat. Un símbolo que puede ayudarnos a recordarlo es L’Hermitage, la casa que construyeron Marcelino y los primeros hermanos.

La casa de L’Hermitage, nuestra herencia, nos viene junto con una misión. La misión de la educación cristiana de los niños y jóvenes. Los maristas continuamos un proceso surgido en la Iglesia desde antiguo, primero como catequesis, luego como preparación de sus sacerdotes y religiosos. Poco a poco, a lo largo de los siglos, van surgiendo congregaciones dedicadas a la formación de los niños y jóvenes. Marcelino Champagnat se sitúa en este proceso. Ve una necesidad: la formación de los niños y jóvenes del campo. En este tiempo, los niños de las grandes ciudades de Francia eran atendidos por los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Sallistas) con ellos resurgen las comunidades de Hermanos, es decir, de cristianos no sacerdotes consagrados a Dios.

Los tiempos de la fundación de los maristas, se sitúan en un contexto político nuevo, la Revolución Francesa. Dicha revolución tuvo un carácter anti-religioso. Marcelino, junto con otros fundadores de su tiempo, sentirá la necesidad de trabajar por la reevangelización de su país (restauración) y por la evangelización del mundo recién descubierto (Islas de Oceanía). Un tiempo de la construcción de un modelo nuevo.

De forma general, los fundadores de congregaciones de este tiempo tendrán una visión de una sociedad corrompida, una visión de una serie de catástrofes apocalípticas que comenzaron en la reforma protestante, continuaron en el siglo de las Luces y seguían durante la revolución francesa y propondrán, como respuesta, un nuevo tipo de religiosos, de tradición misionera cuyo prototipo fue la Sociedad de Jesús (Jesuitas) (Lanfrey 2015: 136).

Marcelino, en el seminario conoce a dos compañeros Courveille y Colin, con ellos y algunos más, formará un grupo de seminaristas piadosos que el terminar su formación se comprometerán en el santuario de Fourvière a la fundación de una sociedad dedicada a María. Ellos lo veían como una respuesta de Dios a esos últimos tiempos que estaban viviendo y se encargarían de la evangelización, para ello realizarían misiones y fundarían escuelas.

Marcelino aporta una idea nueva, un grupo de “hermanos” que se dediquen fuertemente a la parte educativa. Es difícil saber con precisión a qué se refería con Hermanos, podría ser un grupo de laicos piadosos formados como maestros cristianos, especialistas en la catequesis, o podría ser, un grupo de Hermanos, miembros de una congregación religiosa. Este último será la evolución histórica que tomará forma en L´Hermitage. En el prospecto de 1824 dirá:

“Para superar ese inconveniente [dificultades en la educación de las zonas rurales], se ha formado un establecimiento de maestros, bajo el nombre de Hermanitos de María; y en este momento, se construye una casa de ese instituto en el Hermitage de Notre-Dame-sur-Saint- Chamond, departamento de Loire.” (Citado por Lanfrey 2015: 266)

Marcelino Champagnat vio la educación cristiana como una forma de evangelizar. Como un ministerio catequético. En los estatutos de 1836, en el primer artículo dirá:

“Los Hermanitos de María tienen por objeto principal la instrucción primaria; ellos enseñan el catecismo, la lectura, la escritura, el cálculo, los principios de la gramática, el canto de la iglesia y la historia santa. En su enseñanza, siguen el método de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.” (Citado por Lanfrey 2015: 305)

Marcelino pensó en educadores cristianos. Una visión diferente a la de los maestros de la época, y con bases diferentes a las propuestas por la universidad post-revolucionaria. Los Hermanos Educadores debían ser apasionados por Dios, creyentes piadosos (en el lenguaje del Siglo XIX); dedicados a tiempo completo a la formación de la juventud, por lo cual no quería que se involucraran en otras funciones ya sea eclesiásticas (como sacristanes, cantores, lectores, campaneros…) o civiles (como secretarios de los ayuntamientos).

Un aspecto importante es que Marcelino consideraba la educación de niños y jóvenes como una vocación completa. Veía ésta vocación como un apostolado laical. Con esta concepción Marcelino fue punta de lanza en la doctrina de vocación laical y de apostolado de los laicos. Prueba de esto son las cartas de Marcelino al Hermano Bartolomé, por ejemplo, la carta 14:

Sé también que tienen gran número de niños, o sea, que tendrán un gran número de imitadores de sus virtudes, porque sus niños se formarán según sean ustedes, según sean sus ejemplos así ajustarán ellos su conducta. ¡Qué importante es su trabajo y qué sublime! Están continuamente con aquéllos de los que Jesús hacía sus delicias, ya que prohibía expresamente a sus discípulos impedir a los niños acercarse a él. … ¡Oh!, qué bien recibidos serán por este divino maestro, este maestro gene-roso. . . Digan a sus niños que Jesús y María los quieren mucho a todos: a los que son buenos por que se parecen a Jesús Cristo, que es infinitamente bueno, a los que aún no lo son, porque llegarán a serlo. (PS014)

Marcelino reivindicará la vocación de hermanos laicos, autónomos, aunque bajo la dirección de sacerdotes. Marcelino no verá al Hermano como un doméstico sino como un Apóstol-catequista, aunque esto le traerá problemas principalmente con el P. Colin, ya que en ese momento la Iglesia no tenía definido este estado religioso.

Marcelino veía a los jóvenes necesitados de catequistas y educadores por eso forma hermanos, que puedan orientarlos en este tiempo de crisis, que los salven del peligro de los maestros-mercenarios (los maestros de la revolución), que no buscan su desarrollo y salvación, sino que los desorientan tanto con sus palabras como con su forma de vida. El Hermano Juan Bautista, su biógrafo escribirá:

“Si tan sólo se tratase de enseñar la ciencia profana a los niños, no harían falta los hermanos; bastarían los maestros para esa labor. Si sólo pretendiéramos darles instrucción religiosa, nos limitaríamos a ser simples catequistas, reuniéndolos una hora diaria para hacerles recitar la doctrina. Pero nuestra meta es muy superior: queremos educarlos, es decir, darles a conocer sus deberes, enseñarles a cumplirlos, infundirles espíritu, sentimientos y hábitos religiosos, y hacerles adquirir las virtudes de un caballero cristiano. No lo podemos conseguir sin ser pedagogos, sin vivir con los niños, sin que ellos están mucho tiempo con nosotros” (Furet 1989: 547).

Marcelino veía la educación cristiana no solamente como enseñanza del catecismo, quería preparar a los jóvenes para la vida, no solo enseñarles a leer, escribir y contar sino para que lleven una vida íntegra y sean gente de bien. Para hacerlo pedía que los hermanos imitaran a los hermanos de las Escuelas Cristianas, que eduquen a los niños y jóvenes con el método que ellos utilizaban. Tuvo una especial preocupación por los pobres, para llegar a ellos pedía a los hermanos que vivan de forma sencilla.

Con respecto a los maestros que daban clases, revolucionarios y más tarde enviados por la universidad dirá: “no se puede ser un auténtico maestro de enseñanza primaria sin dar prioridad a la educación cristiana” (Lanfrey 2015:337). Por eso daba gran importancia al ejemplo, más tarde afirmará: la principal lección es el ejemplo.

Para llevar a la práctica estas ideas, Marcelino tendrá que superar muchas dificultades. Ya se ha hablado del problema de la identidad de los hermanos y del conflicto con el P. Colin. Además, se tendrá que preocupar de la formación de los hermanos y de la aceptación por el gobierno.

Para formación de los hermanos, Marcelino tiene el doble reto de formarlos como religiosos y como maestros. Para hacerlo construirá la casa de L’Hermitage, que mucho tiempo funcionará como casa central y noviciado, aquí los novicios maristas aprendían a orar, el catecismo y los principios de la vida cristiana, además, aprendían a leer y escribir bien. El hermano Sylvestre, formado L´Hermitage en 1831, describe el noviciado de su tiempo:

En cuanto al personal, se componía de una veintena de hermanos ancianos, empleados en diversos talleres o en otras cosas, y una decena de hermanos jóvenes o novicios, a quienes se daba durante dos horas al día, lecciones de lectura, ortografía, cálculo y sobre todo de catecismo y escritura elemental (Sylvestre 1992: 299, citado por Lanfrey, 2016: 402).

También, en L’Hermitage reunirá a todos los hermanos, en los tiempos de vacaciones, para un retiro espiritual y tiempos de estudio. Esta formación será completada con la vida del día a día en las comunidades, donde, los directores de las escuelas (y al mismo tiempo superiores de la comunidad) tenía el deber de enseñar en la práctica a los hermanos, volverlos maestros y religiosos, apoyados en un horario de estudio y en la práctica diaria. Esta práctica será reflejada en el reglamento de 1837:

[Después de levantarse a las cuatro y de las oraciones,] a las cinco y media se escribe o se hacen algunos modelos [de escritura] si no hay suficientes. A las seis y media, el lunes, martes y miércoles, los hermanos estudian Gramática o preparan el dictado. El viernes y sábado se emplea esta media hora en la Aritmética o en la lectura de manuscritos. Si es necesario, se puede dedicar al estudio de estas materias la media hora de tiempo libre que precede al oficio de la tarde (Règle,1837, p. 16 citado por Lanfrey 2016:400).

Estos ejercicios son presididos por el Director que debe formar en la ciencia a los que están a su cargo. No cabe duda que Marcelino daba importancia a la formación de sus hermanos, logrando que jóvenes hijos de campesinos se volvieran, en pocos años, experimentados evangelizadores y maestros.

Varias cualidades nos deja Marcelino como parte de su herencia. Entre ellas quiero destacar la solución a los problemas prácticos. Marcelino era una persona que experimentaba las dificultades y encontraba la mejor manera de solucionarlas, no se enredaba en teorías, descubrió la necesidad de los niños y jóvenes sin educación y sin catequesis y la resolvió fundando a los maristas. Ante la dificultad de la aprobación civil sabe solucionar las principales adversidades de no contar con ella. Ante la necesidad de una casa más grande, construye.

Marcelino se compromete en la evangelización, se apasiona por Dios y quiere transmitirlo a los demás, hoy que queremos vivir un nuevo comienzo es tiempo de volver a apasionarnos por Dios.

Marcelino sabe confiar en su gente y delega las decisiones en el nivel que corresponde como las necesidades de formación en los directores. De igual manera se preocupa por la formación tanto inicial como permanente, para que responda a las necesidades que existen.

Finalmente creo que Marcelino sabe ver soluciones donde otros ven problemas, quizá esto lo aprendí en L’Hermitage. Creo que es muy conocida la anécdota, cuando en tiempos de Marcelino, los obreros que estaban construyendo L’Hermitage se cansan y le dicen al Padre Champagnat que no se puede cortar la roca, y que el mismo se pone a cortarla con fuerza. Para unos un gran problema, un pequeño valle con una colina de rocas que estorbaba. Pero desde otro punto de vista, seguramente Marcelino consiguió ese terreno por que tenía materia prima para la construcción. La roca para Marcelino en vez de ser un obstáculo era algo con lo cual podría construir. Así construyó L’Hermitage. Construcción que queda como símbolo de la herencia que hemos recibido. Ojalá que nosotros, como Marcelino sepamos ser dignos herederos y donde otros ven problemas nosotros veamos la materia prima para la solución.





Furet, Juan Bautista (1989). VIDA DE JOSÉ BENITO MARCELINO CHAMPAGNAT. Edición del Bicentenario. Roma: Casa General de los Hermanos Maristas.

Lanfrey, André (2015). MARCELINO CHAMPAGNAT Y LOS PRIMEROS HERMANOS MARISTAS 1789-1840: Tradición educativa, espiritualidad misionera y congregación. Carisma y principios educativos maristas, Vol. 1. Curitiba (PR): Editora Universitária Champagnat



RAYMOND, Borne; SESTER, Paul. CRÓNICAS MARISTAS VI: cartas del P. Champagnat – 2. Biografías y topónimos. Roma: Luis Vives, 1987. Consultado en Internet en: https://sites.google.com/site/cepamlbcartasde/02-ch111000-conjuntos-de-cartas-activas/CartasdeMarcelino.doc?attredirects=0&d=1 en noviembre de 2016


* Este texto se presentó inicialmente como trabajo en la materia de "Origenes de la Tradición Pedagogica Marista" tomada en el 2016 en la maestría en Carisma y Misión Marista en la PUCPR-Curitiba

viernes, 24 de febrero de 2017

Origen de la Educación Marista.



Los maristas fuimos fundados en 1817 por Marcelino Champagnat, un sacerdote francés. Desde entonces nos dedicamos a la educación cristiana de niños y jóvenes.

Marcelino Champagnat supo ver las dificultades que los jóvenes y niños tenían para acceder a una educación cristiana de calidad. En su tiempo, apenas terminada la Revolución Francesa, la educación pública quedó seriamente lastimada, los pocos profesores que impartían clases eran contrarios a la religión y poco competentes. De igual manera, la labor educativa de la Iglesia se encontraba disminuida, la persecución religiosa y la carencia de religioso crearon una importante necesidad de educadores cristianos.

Marcelino funda un grupo de educadores que poco a poco se irá transformando de una asociación o cofradía parroquial de maestros, que el mismo formaba, a una congregación religiosa. Enviará a su “Hermanos” a los pobres de la parroquia primeramente y luego a los pobres de poblaciones cercanas.

Los “Hermanos” maristas, adoptarán el método de los Hermanos de las Escuelas Cristianas fundados por San Juan Bautista De La Salle. Además, promoverá un espíritu apostólico similar al de dichos hermanos. Dicho de otra manera, Marcelino querrá imitar la labor que los Hermanos Lasallistas realizan en las ciudades, pero adaptada a las necesidades de las parroquias pequeñas y del campo.

El método de los Hermanos de las Escuelas se conocerá como método simultáneo. Políticamente la adopción de este método lo sitúa civilmente contrarío a los liberales (que promueven la enseñanza mutua) y contrarío, eclesialmente, a los que quieren regresar al Antiguo Régimen (que promueven la enseñanza individual)

Los hermanos brindarán una educación cristiana, que incluye tanto la enseñanza del catecismo como las ciencias profanas, logrando una profesionalización y laicización de la escuela, puesto que no eran sacerdotes. (Para entender el concepto de laico: http://www.guillermovillarreal.mx/2017/02/quien-es-un-laico.html)

Uno de los logros de Marcelino fue ofrecer hermanos educadores que puedan educar a los niños y jóvenes del campo, de manera integral, con tanto éxito que los hermanos serán llamados a ejercer su apostolado tanto por párrocos como por alcaldes, todos ellos preocupados por la educación de los jóvenes, por beneficiar a la sociedad.


Fuente: Lanfrey, André. (2015). MARCELINO CHAMPAGNAT Y LOS PRIMEROS HERMANOS MARISTAS 1789-1840: Tradición educativa, espiritualidad misionera y congregación. Carisma y principios educativos maristas, Vol. 1. Curitiba (PR): Editora Universitária Champagnat

* Este texto se presentó inicialmente como trabajo en la materia de "Origenes de la Tradición Pedagogica Marista" tomada en el 2016 en la maestría en Carisma y Misión Marista en la PUCPR-Curitiba

viernes, 17 de febrero de 2017

Laicos Maristas



La presente entrada quiere ser una continuación en la reflexión del blog sobre el Carisma Marista, de los estados de vida y de la vida laical. Aclaro desde el principio que escribo como parte del Equipo de Vida Religiosa y Laical de la provincia, pero que mi propio estado es la vida religiosa, espero un día invitar a algunos laicos a abordar este mismo tema. 

¿Quiénes son los laicos maristas? Los laicos maristas son personas (profesores, padres y madres de familia, jóvenes, exalumnos, administrativos, auxiliares) que después de un camino personal de discernimiento deciden vivir su vocación cristiana desde la espiritualidad y la misión marista, es decir, al estilo de María, siguiendo la intuición de Marcelino Champagnat.

Como cristianos y cristianas, los laicos maristas, han escuchado en su vida la llamada de Dios a vivir el carisma de Champagnat y, desde el estado de vida laical, responden a ella. Son personas cristianas que sienten el llamado de Dios a vivir con profundidad su vocación cristiana en la escuela espiritual de Marcelino Champagnat. Enriquecen el carisma marista. Debemos recordar que la vida marista, como lo entendemos actualmente, no es sólo propiedad de los hermanos. Hay una manera laical de vivirla.

Esta visión parte, fundamentalmente, de la reflexión del Concilio Vaticano II. Actualmente hay un desarrollo significativo en la comprensión de la vocación laical. Tenemos que partir de un cambio en el significado en el modelo de Iglesia y en la manera de entender la vocación, hoy se entiende más que como un llamado exclusivo para un estado de vida, como una manera  para llegar a la plenitud según el plan particular que Dios tiene para esa persona concreta. Cuando le agregamos el adjetivo marista, nos referimos a los que se sienten llamados por Dios a moldear sus vidas con los rasgos del carisma marista.

Los laicos, no son religiosos chiquitos, son fieles cristianos que viven en familia y que están inmersos en las actividades del mundo. Incorporados a Cristo mediante el bautismo, y unidos con los que viven en otros estados de vida (religiosos o sacerdotes) formamos el Pueblo de Dios.

Como bautizados participan de la función profética sacerdotal y real de Jesucristo. Por tanto, están llamados a anunciar con alegría y esperanza la buena nueva del Reino, denunciar las situaciones de pecado e injusticias que existen en el mundo de hoy.

Un laico llega a ser Marista cuando se compromete y asume el modelo de María, según el camino de Champagnat. La vocación laical marista no brota de un momento de empatía o de entusiasmo, sino que requiere de procesos internos, tiempos y contrastes.

Para poder llegar, como dice el documento de "En torno a la misma mesa": a vivir nuestra adhesión al proyecto de Jesús, al estilo de María: desde la sencillez del trabajo cotidiano, desde la escucha, la fraternidad y la oración; A ser testigos de la ternura de Dios a todas las personas, de modo especial damos testimonio de este amor entre los niños, los jóvenes y los necesitados; A descubrir en la Comunidad Marista una manera diferente de vivir, descubrimos un dinamismo que nos humaniza y nos potencia; A evangelizar, a servir, a construir relaciones fraternas, solidarias y cálidas y a celebrar la fe.

Para terminar creo necesario recordar que las vocaciones de Hermano y de laico marista se complementan. No nacen para sustituirse sino para apoyarse mutuamente. Juntos debemos descubrir cómo vivir el seguimiento de Jesús al estilo de Champagnat, y juntos nos animamos en nuestra entrega en la misión, en la espiritualidad y en nuestra vida en común.

viernes, 10 de febrero de 2017

¿Quién es un laico?



En nuestro contexto mexicano, hay veces que resulta complicado definir lo que es un laico. Sin embargo, este paso es necesario para profundizar en el laicado marista.

En la escuela primaria, todos debimos aprender que México es un estado laico, es decir que hay una separación entre la Iglesia y el Estado y que el estado no apoya ni rechaza ninguna religión. El ejemplo que más se cita es la educación, donde el estado está obligado a dar educación, pero no se enseña ninguna doctrina religiosa. Esta es una de las acepciones de la palabra “laico”, pero no es la que utilizamos cuando hablamos de laico marista en la Iglesia.

En el contexto religioso católico, Laico, se utiliza con otro significado. Históricamente laico se ha definido de manera negativa: Todos los Bautizados que no forman parte del Orden Sacerdotal. Por extensión este término se ha extendido a los miembros de Ordenes y congregaciones religiosas, sean masculinas o femeninas. Esta definición empezó a cambiar a raíz del Concilio Vaticano II. Durante el concilio se discutió ampliamente la Misión de la Iglesia y en ella el papel del Laico. Especialmente significativo es el documento de Lumen Gentium. En este documento el laico es aquel cristiano que busca transformar el mundo según el designio de Dios.

El cambio que pide esta definición es pasar de ser fieles pasivos a convertirse en miembros activos de la Iglesia. Los protagonistas en la Iglesia no son los sacerdotes ni los religiosos, somos todos los bautizados. Hablar del laicado actualmente es hablar de aquellos bautizados que buscan una participación más activa y comprometida.

Hace un año (el 26 de Abril de 2016) el Papá dirigió una carta al Cardenal Marc Ouellet, en ella describe al laico como: “Nuestros hermanos, inmersos en esas luchas [diarias], con sus familias, intentando no solo sobrevivir, sino que en medio de las contradicciones e injusticias, buscan al Señor y quieren testimoniarlo.”

Entre esos laicos, activos y comprometidos que quieren testimoniar a Cristo, hay quienes se sienten atraídos por el carisma y la espiritualidad de las familias religiosas, como son la espiritualidad Ignaciana, franciscana, carmelita... A aquellos que se sienten atraídos por el carisma marista y se comprometen a compartir la vida y misión desde la espiritualidad de San Marcelino Champagnat, son a los que llamamos laicos Maristas. Es decir, laico marista es todo cristiano que busca transformar el mundo, siguiendo activamente a Jesús como lo hizo María.

viernes, 3 de febrero de 2017

Con el nombre de María




Las constituciones de los Hermanos Maristas hablan sobre el origen del nombre de Maristas:
"El Padre Champagnat quiso darnos el nombre de María para que viviéramos de su espíritu. Convencido de que ella lo ha hecho todo entre nosotros, la llamaba Recurso Ordinario y Primera Superiora. Contemplamos la vida de nuestra Madre y Modelo para impregnarnos de su espíritu. Sus actitudes de discípula perfecta de Cristo inspiran y configuran nuestro ser y nuestro actuar. Dios entregó su Hijo al mundo por medio de María. Por eso, nosotros queremos hacerla conocer y amar como camino para ir a Jesús. Actualizamos así nuestro lema: Todo a Jesús por María, todo a María para Jesús." (Artículo 4)

El origen del nombre de Maristas va más allá de la historia de los hermanos, tiene que ver con el orígen de la Sociedad de María. Marcelino, desde seminarista (1813-1816),  perteneció aun grupo de jóvenes, dirigidos por Juan Claudio Courveille, que se comprometieron a trabajar con todas sus fuerzas a fundar la Sociedad de María. Esta institución contaría con varias ramas: padres, hermanas, hermanos y seglares. La sociedad estaría totalmente dedicada a María sus miembros se llamarían “maristas”. Ellos serían la presencia de María en las misiones extranjeras y en las populares, en los liceos, en las escuelas, entre la gente sencilla de la parroquia, en las oficinas,... y por todos lados.

Courveille aportará el nombre, según contó, recibido por inspiración en el Santuario de Nuestra Señora de Le Puy. 

Tiempo más tarde Marcelino escribirá al Rey Luis Felipe para solicitar la autorización de los Hermanos:“Elevado al sacerdocio en 1816, aun antes de dejar el seminario de Lyon, pensé seriamente en crear una sociedad de maestros que creí deber consagrar a la Madre de Dios, persuadido de que el solo nombre de María atraería muchos candidatos. Fui colocado como vicario en una parroquia rural; lo que vi con mis propios ojos me hizo sentir todavía más vivamente la importancia de poner sin más en ejecución el proyecto que meditaba hacía tiempo. Comencé, pues, a formar algunos maestros. Les di el nombre de Hermanitos de María [Petits Frères de Marie]. Un rápido éxito en pocos años justificó mis conjeturas y superó mis expectativas.” (Carta al Rey, PS34, 1834).

Un año más tarde escribirá a Colin, compañero suyo en el seminario: “Si el postulante pide consejo acerca del Instituto que debe abrazar, hay que proponerle uno distinto al nuestro que le merezca mayor confianza. Sin embargo, si muestra predilección por la Sociedad de María en atención, sobre todo, de nuestra Patrona [María], hay que acogerlo con gusto haciéndole ver lo bien que sabe colocar su confianza al ponerla en la Madre de Dios.” (Carta a Colin, PS55, 1835).

Los maristas llevamos grabado el nombre de María. María es nuestro modelo de vida, como ella queremos seguir a Jesús, dar a conocer el amor de Dios y servir a nuestros hermanos. Dos rasgos pueden caracterizar nuestro actuar, la pasión por Dios y la compasión por los hermanos. 

El Hermano Sergio Cacéres ha compuesto una canción recordándonos que Marcelino quiso darnos el nombre de María.



Más música del Hermano Sergio: En Soundcolud 


viernes, 20 de enero de 2017

Estados de Vida


Se agradece a Ricardo Romo por su autorización para publicar su dibujo. 

Hace tiempo publiqué una entrada de Blog que trataba sobre el Carisma Marista. En esa entrada expresaba que todo carisma tiene un espíritu, una espiritualidad, una misión y un estado de vida.

Poco después, realicé una entrada sobre la misión marista, hoy quiero retomar el tema del carisma marista desde los estados de vida. Aclaro desde el principio que escribo como Religioso-hermano que soy.

Al hablar de estados de vida, nos situamos en el contexto de la vocación personal. Podemos decir que un estado de vida es el modo específico de realizar la vocación. Otra forma de decirlo sería el modo de ser persona, una situación permanente y duradera (“estado” = se está), que funda y justifica aspectos específicos de su vida y actividad. El término se relaciona con la condición jurídica en el derecho canónico de la persona.

El concilio Vaticano II, en el documento Lumen Gentium considera la Iglesia como cuerpo que articula a los sacerdotes, los laicos y los religiosos. Así tenemos los ministros ordenados en un primer grupo, a todos los que han recibido el orden sacerdotal en cualquiera de sus grados, ya sean obispos, presbíteros o diáconos. En un segundo grupo a los laicos, todos los bautizados que viven su consagración en el mundo y, finalmente, los religiosos, que se caracterizan por un seguimiento radical de Jesús siguiendo los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.

Por casi siglo y medio, el carisma marista de Champagnat se vivió por los Hermanos Maristas, religiosos-hermanos, o religiosos laicos como antiguamente nos llamaban.

Hoy reconocemos que el carisma marista es un regalo para toda la Iglesia y puede ser vivido desde cualquiera de los estados de vida. Así lo indica el documento de En torno a la misma mesa en su número 4: “Así ha sido también entre nosotros, los maristas. El carisma de San Marcelino Champagnat, presente en el Instituto de los hermanos, ha arraigado entre los laicos. A algunos de nosotros [laicos], Dios nos ha tocado y nos ha dado un corazón marista. Ciertamente, más que decisión nuestra, ha sido iniciativa de Dios. No podemos vivir de otra manera, somos maristas”.

lunes, 16 de enero de 2017

Viva Jesús, María y José.

V. J. M. J. 


Existe un saludo tradicional, con el que empezaba sus cartas Marcelino y que muchos hermanos continuaron: Viva Jesús, María y José. En mis tiempos de primaria también se utilizaba en cada uno de los trabajos, al inicio de la hoja se tenía que escribir “V. J. Ma. J. Ch.” que significa: Viva Jesús, María, José, Champagnat. No recuerdo si eso se quitó cuando estaba en cuarto o quinto de primaria. Curiosamente hablando un día hablando con una exalumna de otro país, la pregunta que utilizaban para identificar a los exalumnos maristas era precisamente qué significa “V. J. M. J. Ch.”.

Este saludo aparece en la mayor parte de la correspondencia de Marcelino y por mucho tiempo, abajo del escudo marista, en la parte inferior del monograma mariano y las tres violetas aparecían las 4 letras. “V. J. M. J.”

Según un escrito del “Boletín del Instituto” de octubre 1938 (Número 114), estas 4 letras indican la triple devoción, el triple amor, y el triple conocimiento qué cultivar, por los discípulos de Marcelino. Un programa de vida condensado 4 signos. El programa sería: “Conocer, amar y servir más y mejor a Jesús, María, José; para darlos a conocer, amar y servir mejor”. Supongo que fue mucho más tarde cuando se agregó a Champagnat.

Conocer a Jesús y darlo a conocer, no es solamente el conocimiento de su vida, sus hechos y milagros, tampoco es solamente el conocimiento de la doctrina y los dogmas de la Iglesia. El conocimiento de Jesús es un conocimiento interno, conocer lo que lo mueve, lo que le apasiona y lo que busca realizar, un encuentro personal con él, que solo se puede dar a través de la oración diaria, el contacto con su Palabra y la oración en silencio.

Amar a Jesús y que sea amado. Es consecuencia del conocerlo, el conocimiento de una persona nos lleva al amor. Al conocer a Dios descubrimos que somos profundamente amados y ese amor despierta en nosotros el amor profundo. Es un amor-ágape que nos invita a vivir en comunión, en sinergia. Este amor nos revela nuestra verdadera identidad y nos permite liberarnos de nuestro egoísmo, de nuestro falso yo. Así, siguiendo su ejemplo podemos empezar a amar verdaderamente a los demás.

El conocer y amar, nos lleva al servicio. El amor al estilo de Jesús reclama entrega. El amor como ama Jesús se transforma en seguir su ejemplo de entrega. Este servicio se transforma en un doble movimiento, en “pasión por Dios y compasión por el hermano”. Al vivir la pasión por Dios comienzo a quitar todo lo que estorba en la relación con él y a buscar todo los que nos permite realizar su sueño, su voluntad, a vivir como Jesús vivió. Al vivir la compasión por el hermano, comenzamos a ver el mundo, la sociedad y a cada persona con las que nos encontramos como Jesús las ve. El ver la vida como Jesús reclama nuestra acción y se transforma en compromiso concreto con la justicia, en servicio al necesitado y en lo que tradicionalmente se ha conocido como “obras de misericordia”.

Que el saludo marista: “V. J. M. J.” nos recuerde el ideal marista y nos comprometa profundamente a Conocer, Amar y Servir a Jesús. Yo, personalmente comenzaré a utilizarlo en mis escritos, porque es un hábito que nos recuerda el sentido de lo que hacemos.

sábado, 14 de enero de 2017

Recomendaciones de la semana (2)

Esta sección quiere compartir los mejores artículos que encuentre en internet en la semana. Junto con alguna breve explicación. La mayor parte de los artículos serán sobre el tema de este blog, es decir sobre educación y sobre espiritualidad, pero quizá alguna semana encuentren algo diferente que me haya interesado. 

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[url=https://flic.kr/p/9oAUGY][img]https://c1.staticflickr.com/6/5212/5506628168_63a505f3a9_z.jpg[/img][/url][url=https://flic.kr/p/9oAUGY]Leer[/url] by [url=https://www.flickr.com/photos/antoniomarinsegovia/]Antonio Marín Segovia[/url], en Flickr

Maristas en Nuevo Comienzo:

Diálogo Contemplativo. [En Inglés]

De la mano de la experiencia de Santa Teresa, el Hermano John McMahon, citando a Fr. Greg Burke, hace una comparación entre nuestra vida y el camino espiritual de las moradas de Santa Teresa para invitarnos a renovar esfuerzos en la búsqueda del "Nuevo Comienzo".

Greg nos invita a no dar conferencias a los jóvenes, sino a escucharlos atentamente. No debemos preocuparnos por el futuro, porque el Señor nos tiene a nosotros y a todo el cosmos en sus manos. Mientras tanto, caminamos juntos con humilde confianza en la fe, la esperanza y el amor.

http://www.johnmcmahon.id.au/john-mcmahon-home/2017/1/9/contemplative-dialogue


What did Marcellin Champagnat have in mind on that January day in 1817 (Reflection of Br Seán Sammon) [En Inglés]

Interesante reflexión del Hno. Seán en torno al Bicentenario. No es momento para agredecer es momento para planear el futuro. ¿es cada institución que lleva nuestro nombre o es administrada por los laicos maristas o hermanos aquí en los Estados Unidos, primero y ante todo, un centro de evangelización, un lugar donde la fe es atestiguada y promovida?

Los aniversarios no son un momento para mirar hacia atrás, sino un momento para planificar el futuro. Ellos nos brindan la oportunidad también de redescubrir el sueño que estaba allí desde el principio.

Que descubramos el mismo fuego que descubrió Marcelino. Que el Espíritu de Dios ilumine en cada uno de nosotros el fuego de la renovación, que nos dé el coraje de ser tan atrevidos, atrevidos y enamorados de Dios como lo fue Marcelino. Que nosotros, como él, seamos fuego sobre esta tierra haciendo que Jesús sea conocido y amado entre los niños y jóvenes pobres.

http://www.champagnat.org/400.php?a=173a&id=182


Sobre interioridad

Recuperar el corazón. La interioridad como cuestión hoy, de María José Marino cm

Un excelente artículo sobre la interioridad. Aborda el término interioridad, su historia y resurgimiento reciente, su necesidad en una "Sociedad Líquida" (Vamos a extrañar a Baumann, QEPD), los peligros de las imagenes de interioridad. Además recupera el camino de interioridad desde San Agustín, comenta brevemente la experiencia de Etty Hillesum. El artículo recupera la visión cristiana de la interioridad y nos invita a asomarnos en el Corazón de Dios para ahí descubrir el amor.

Me gusta por que sitúa perfectamente la interioridad cristiana frente a las propuestas de interioridad más cercanas al New Age, da criterios para distinguirlos. Me recuerdamucho el camino de Etty Hillesum quien comenzó con un proceso de encuentro consigo misma, con su verdad, y proceso de sanación, para llegar al descubrimiento del Dios que la habita. De manera que queda transfigurada su existencia entera, y le posibilita mirar la realidad dramática del Holocausto con sentido y gratitud, desde la conciencia de solidaridad y misión personal.

Hay un punto que me llama la atención de la experiencia de Etty Hillesum, ella tuvo que "aprender a arrodillarse" para llegar a vivir un "diálogo ininterrumpido contigo, Dios mío". Esta experiencia en Marista significa vivir en la continua presencia de Dios.

http://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/2374articulo.pdf


En educación.

5 ideas de Zygmunt Bauman que retratan a la sociedad moderna

El 9 de enero murió Zygmunt Bauman, un gran filósofo de nuestro tiempo. En hipertextual nos presentan 5 ideas que propuso este autor, incluyendo la educación para una sociedad líquida.
https://hipertextual.com/2017/01/5-ideas-bauman


Joaquín Asenjo Pérez hace una síntesis en 10 puntos de la visión educativa de Tony Wagner.

http://redesib.formacionib.org/blog/10-puntos-de-la-vision-educativa-de-tony-wagner-uno-de-los-expert

Sergio Rojo, nos presenta 20 ideas (llaves) para desarrollar el pensamiento crítico y creativo en el aula.

https://cuadernodelmaestro.blogspot.mx/2017/01/como-desarrollar-el-pensamiento-critico.html


Iglesia


"Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional"

Les comparto el Documento Preparatorio a la XV Asamblea General de los Obispos. Hay tareas para cada región del mundo. Que la reflexión junto con toda la Iglesia de los contextos juveniles nos permita un mejor apostolado y una renovada pastoral.