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viernes, 10 de marzo de 2017

Inspiradores del pensamiento educativo de Marcelino


Imagen de Devalei, tomada de: https://pixabay.com/es/lienzo-acrílico-digitales-diseño-1905722/

La obra educativa de Marcelino Champagnat continúa hasta nuestros días y como suele decir el Hno. Emili Turú, actual superior general, se encuentra en tiempo de “Un nuevo comienzo”. Este comienzo no se da en un “ambiente estéril”, como de un laboratorio, sino que se da en el contexto tanto histórico como social. Igual en tiempos de Marcelino, dentro de su contexto histórico y social va a elaborar un método pedagógico-educativo, basado en los elementos que encontraba dentro del contexto. En el presente documento nos acercaremos a esas influencias en el pensamiento de Marcelino.

Siguiendo a Lanfrey (2015), podemos ver que Marcelino tuvo al menos 4 grandes influencias en su pensamiento educativo: Los Jesuitas, el cardenal La Luzerne, Los Suplicianos y los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

La influencia Jesuita le llega por dos autores que leía, Alonso Rodríguez y Jean Batiste Saint-Jure. De Rodríguez tomó la idea de la finalidad del Instituto que se basa en el equilibrio entre la perfección personal y la salvación del prójimo. Además, tomando las ideas de Rodríguez, las transformará para afirmar que “no se puede ser un auténtico maestro de enseñanza primaria sin dar prioridad a la educación cristiana” (Lanfrey 2015:337). Dirá en una de sus cartas al Hno. Bartimeo: “¡Qué desgracia es, hijos míos, que no lo conozcamos bien, sobre todo aquellos de entre ustedes que aprenden el catecismo con tanta desgana!” (PS024)[1]

De igual manera transformará la idea de ministerio, que Rodríguez aplica al sacerdote, pero Marcelino aplicará a los hermanos. Así Marcelino reivindicará la vocación de hermanos laicos, autónomos, aunque bajo la dirección de sacerdotes.

Esta misma idea la tomará de Saint-Jure, Marcelino no verá al Hermano como un doméstico sino como un apóstol-catequista, aunque esto le traerá problemas ya que en ese momento la Iglesia no tenía definido este estado religioso. Además de este autor tomará recomendaciones sobre la santidad de vida, la oración, la humildad y el catecismo.

Del Cardenal Luzerne, a pesar de no ser un pedagogo, Marcelino tomará ideas que ira desarrollando. Un ejemplo será la toma de partido por el método de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, es decir el método simultáneo, rechazando el método mutuo. De igual manera tomará su esquema antropológico, para Luzerne la educación tenía que velar por cuidar tres ejes: La educación el cuerpo, del espíritu y del corazón, en este último fundamentará la educación moral y religiosa. Al mismo tiempo tomará las ideas sobre la importancia del ejemplo (“la principal lección es el ejemplo”), sobre la correcta vigilancia y sobre la “corrección paternal”. Con respecto a la importancia del ejemplo, se puede ver por ejemplo en la Carta al Hno. Bartolomé del 21 de enero de 1830, un texto que dice: “tendrán un gran número de imitadores de sus virtudes, porque sus niños se formarán según sean ustedes, según sean sus ejemplos así ajustarán ellos su conducta” (PS 014). Otra idea importante que tomará de este autor será la importancia de la atención a la infancia: la infancia es el tiempo más favorable para hacer conocer, adoptar, amar y practicar santas normas. Esta idea también aparece en la carta al Hno. Bartolomé de 1830, cuando Marcelino expresa: “¡Cuánto me gustaría tener la dicha de enseñar, de consagrar de una manera más directa mis desvelos en formar a estos tiernos niños!” (PS014). Para Luzerne la idea del Sacerdote-catequista será fundamental, en Marcelino pasará a ser el hermano catequista. Marcelino lo expresara al Hno. Bartolomé en 1831 cuando le dice: “Grandes santos y grandes hombres se felicitaban por un trabajo tan valioso ante Jesús y María.” (PS019)

De los suplicianos, especialmente de Faillon, Marcelino retomará el modelo de cómo hacer el catecismo y qué conducta adoptar. Marcelino conoció el método de catequesis de los suplicianos en el seminario, y lo práctico como seminarista y como joven sacerdote. De este método tomará el ideal de catequista que incluye no hacer acepción de personas, ser constante, fuerte y generoso. Como método catequético, adopta los tres tiempos: Interrogación, instrucción y comentarios. Además, es de Faillon donde aprende que las explicaciones deben ser breves y claras.

Según Lanfrey (2015), paradójicamente la influencia de San Juan Bautista de la Salle, fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas será menor. Le llegará sobre todo por un escrito del Hno. Agathon. Tomará las doce virtudes del buen maestro: la formalidad, el silencio, la humildad, la prudencia, la sabiduría, la paciencia, la reserva, la dulzura, el celo la vigilancia, la piedad y la generosidad. Además, tomará elementos de la Conduite, el libro que sintetiza el método lasallista.

Estas cuatro influencias modelarán inicialmente el pensamiento pedagógico de Marcelino Champagnat y le ayudarán a construir su propia visión educativa. Son ideas tomadas de su entorno, pero reconstruidas por Marcelino para adaptarlas a su contexto particular.


Fuente: Lanfrey, André. (2015). MARCELINO CHAMPAGNAT Y LOS PRIMEROS HERMANOS MARISTAS 1789-1840: Tradición educativa, espiritualidad misionera y congregación. Carisma y principios educativos maristas, Vol. 1. Curitiba (PR): Editora Universitária Champagnat

* Este texto se presentó inicialmente como trabajo en la materia de "Origenes de la Tradición Pedagogica Marista" tomada en el 2016 en la maestría en Carisma y Misión Marista en la PUCPR-Curitiba



[1] Se citan las cartas de Marcelino siguiendo la Numeración del Hno. Sester, se indica PS (Paul Sester) y el número de carta

jueves, 27 de octubre de 2016