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viernes, 3 de noviembre de 2017

El Instituto Marista y el Vaticano II


Foto de Andreas Tille - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Enlace


Creo que los últimos años, del Instituto y de la Iglesia, han estados marcados por el Concilio Vaticano II. Solo para recordar en 1962, se inaugura en Roma el Concilio Vaticano II. Convocado por el Papa Juan XXIII, este Concilio será el detonante de una serie de cambios o “puesta al día” de la Iglesia.
Hay un sacerdote Jesuita, Víctor Codina que lee el concilio en 4 claves. (1) Una nueva postura ante el mundo; (2) El redescubrimiento de la comunidad, la Iglesia misma es definida como una comunidad-Pueblo de Dios; (3) El retorno a las fuentes; y (4) el redescubrimiento del Espíritu Santo.
Estas mismas claves han influido en la vida marista.
Primero: Los maristas nos situamos de una manera nueva ante el mundo, el mundo ya no se ve de la manera dualista como encarnación del mal, sino como el terreno donde debemos cultivar el Reino de Dios, se ve como sacramento de Dios. Por tanto, las relaciones de desconfianza con la política y la ciencia cambiaron, creo que en nuestra educación ya superamos (espero) la etapa de la división entre ciencia y religión, por ejemplo, en el relato de la creación del mundo. Al mismo tiempo, se desarrolla el diálogo, como nos han mostrado los hermanos del XXII capítulo general. Esta misma postura nos lleva a valorar mejor la dignidad humana, a denunciar lo que va en contra de la dignidad como pecado que es y a luchar por un mundo más humano y justo. La misión no solo es enseñar el catecismo y las demás materias, evangelizar incluye la promoción humana de nuestros alumnos.
Segundo: Los maristas queremos visión de Iglesia como Pueblo de Dios, donde los laicos se sienten a la “misma mesa”, reconociéndonos hijos de un mismo Padre. Sabemos que Dios regala el carisma marista tanto a los religiosos-hermanos como a los laicos. Al mismo tiempo nos convertimos en promotores de un estilo comunitario basado en la fraternidad y la comunión. Con una visión diferente de la autoridad que se transforma en servicio.
Tercero: En un retorno a las fuentes. En una continuidad con los hermanos que nos han precedido, bebiendo de las fuentes de Marcelino Champagnat, queremos actualizar el carisma. Es por eso que se han renovado los documentos base, se han escrito documentos como Misión Educativa, Agua de la Roca, En torno a la misma mesa y los hermanos nos encontramos en la revisión de las constituciones.
Finalmente, reconocer que el carisma es obra del Espíritu Santo, él dirige y guía a la Iglesia y al Instituto y regala dones y carismas a sus hijos. Este mismo Espíritu que nos invita a discernir su voluntad y a realizarla. Que capacita tanto a laicos como hermanos para los puestos de autoridad-servicio.

lunes, 7 de agosto de 2017

Fuentes de la Pedagogía Marista




Los maristas celebramos este año 200 años de fundación, considero este tiempo como un regalo de Dios tanto para el Instituto como para las personas que formamos parte de él. Es importante que reflexionemos sobre nuestros orígenes y, los que somos educadores, sobre la forma de llevarla a cabo hoy.


En el presente documento se presentan las fuentes maristas y las cualidades de la escuela marista.


Siguiendo al Hno. Juan Jesús Moral Barrio (2015) se puede afirmar que, al estudiar la pedagogía marista, sobre todo de los orígenes, tenemos cuatro fuentes o como las llama este autor “corrientes de agua viva” (p. 18).


1) La persona del fundador: El carácter y personalidad de Marcelino Champagnat, sus luchas y sus decisiones constituyen una de las fuentes de la pedagogía marista.


2) Las escuelas que promovió. La obra que dejó Marcelino Champagnat, tanto sus usos y costumbres como en la persona de los hermanos que formó.


3) La herencia de las escuelas parroquiales. Marcelino no inventó todo, recibe una herencia de personas que han promovido la educación católica, en este caso hay dos personajes importantes Charles Démia y San Juan Bautista de La Salle.


4) La unión de varias congregaciones, dos congregaciones se unen al poco tiempo de la muerte de Marcelino, los Hermanos de Saint-Paul-Trois-Châteaux y los Hermanos de Viviers, que aportarán sus propias tradiciones.


Existen varias síntesis del estilo educativo marista, que enuncian diversas características. 
Por ejemplo, el Hno. Alves(2002) presenta una síntesis en cinco aspectos: La educación integral: humanizar y personalizar; La educación cristiana (formación de la conciencia); El desarrollo cognitivo (formación de la inteligencia); Las cualidades y espíritu de una buena disciplina (formación de la voluntad); Y, la solidaridad y la participación.

Por su parte el Hno. Bergeret (1993), propone una síntesis en tres aspectos: La pedagogía de la presencia, La pedagogía del equipo y de la comunidad educativa y, la pedagogía de la creatividad y del proyecto.

El Hno. Balko (1990), presenta seis características: La Sencillez en la educación; una educación al servicio de la vida; amor tierno a los niños; Amor al trabajo; Sentido de la persona y la confianza en los jóvenes; y una actitud de no conformismo.


El Hno. Moral (2015) presenta una serie de principios y características de las escuelas fundadas por Marcelino. Como características propias de la educación y que se basan en la Primera Fuente es decir en la persona de Marcelino podemos encontrar:
a) El método de lectura, basado en la nueva pronunciación y la pronunciación de consonantes.
b) Las cualidades de una buena disciplina, sin castigos físicos y basados en la autoridad moral.
c) La importancia que dio a la catequesis.
d) La enseñanza del canto.
e) La formación pedagógica de los hermanos jóvenes.
Estos cinco puntos serían los originales del Fundador y se ven reflejados en su obra.


Además de estas cinco características, tenemos 3 características que se basan en la práctica de los primeros hermanos: (1) La pedagogía del sentido práctico y de la competencia profesional; (2) La pedagogía de la identidad clara, de la vocación y de la donación y, (3) una pedagogía sensible a las necesidades de los niños y jóvenes.


En cuanto a la pedagogía del sentido práctico y competencia profesional, tenemos que tanto Marcelino, como los primeros hermanos, se esforzaban por su actualización y reciclaje. Marcelino (fuente 1) organizará curso de formación en las vacaciones, organizará concursos de caligrafía y lectura entre los alumnos. Los hermanos participarán en esta formación. Además, Los hermanos (fuente 2) adaptarán la enseñanza a las necesidades que van encontrando, tanto en el contexto de Francia como en otros países. Su sentido práctico les permitirá encontrar nuevas estrategias educativas y en su día a día, desarrollarán una serie de soluciones que permitan hacer avanzar a los alumnos, tanto en su conocimiento de Jesús, como de las demás materias escolares. Marcelino no inventará todo, tomará lo mejor de los modelos de educación católica anteriores (fuente 3) como el manual de la Conduite de los Hermanos de La Salle (cfr. Carta 34), y conseguirá que un maestro versado en su método de clases a los primeros hermanos (cfr. Furet 1989, p. 60). El encuentro que se da con el Sr. Mazelier (fuente 4), se da en un contexto práctico, Marcelino busca salvar a sus hermanos del servicio militar obligatorio. Los maristas aprendimos de Marcelino ese sentido educativo-práctico.


De igual manera, para Marcelino (fuente 1), la vocación del hermano educador es una vocación completa. (Cfr. Carta 14). Marcelino luchará frente a los párrocos y otras autoridades para que sus hermanos solamente se ocupen en la educación de los niños y jóvenes, llegando a prohibir otras ocupaciones como las de cantor o sacristán. Estas ocupaciones pueden ser buenas en sí mismas pero restaban tiempo y dedicación a la enseñanza. Esto les permitirá a los hermanos (fuente 2), crecer en los rasgos propios de su vocación y desarrollar una pedagogía propia, basada en la sencillez, la presencia, la vida de familia y la constancia (trabajo). Su vocación según propuso Démia y el Sr. De La Salle (fuente 3), será una vida dedicada a la enseñanza.
En tercer lugar, Marcelino (fuente 1) aportará una pedagogía de la sensibilidad. La educación no es meramente intelectual ni pragmática. Marcelino define la educación en términos afectivos: “Para educar educar a los niños hay que amarlos y amarlos a todos por igual…” (Furet, 1989, Capítulo 23). Es sensible a los niños marginados, a los que no pueden acceder a la educación cristiana que ya dan los Hermanos Lasallistas en las ciudades (cfr. Carta 59). Es sensible al abandono de los niños por parte de los padres, a los niños en las misiones y a los que tienen alguna limitación. Los hermanos (fuente 2) entenderán y seguirán esta sensibilidad, y la transformarán en parte de la disciplina escolar, llegarán a entender que el niño aprende más con los ojos que con los oídos, lo cual significa que el hermano deberá ser modelo del estilo de vida que propone a sus alumnos. Esta para ser visto.


Poco a poco, y en combinación de las fuentes los maristas van descubriendo y construyendo el estilo propio que nos caracteriza en un tejer colectivo sobre la base de las necesidades que van encontrando. 


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[1] Moral Barrio, Juan Jesús (2015). La vitalidad del paradigma educativo marista (1840-1993), Colección Carisma y Principios educativos maristas núm 2. Curitiba: Editora Universitária Champagnat.
junio de 1990. Roma: Casa Generalizia Fratelli Maristi.


[2] Alves, Manoel (2000) A la suite du Fundateur Champagnat. En Cuadernos Maristas no. 18,
marzo de 2000, Roma: Insituto dei Fratelli Maristi.
[3] Bergeret, Maurice (1993). La tradición pedagógica marista. Citado por Villarreal, Guillermo (2013) Representaciones Sociales sobre Derechos de los Niños en los docentes del Instituto del Carmen. Tesis de Doctorado en Educación. Guadalajara: Universidad Marista de Guadajara.
[4] Balko, Alexandre (1990) Marcelino Champagnat Educador. En Cuadernos Maristas. No.l,

* La base del presente texto se presentó como un trabajo de la materia de Tradición Pedagógica Marista y su desenvolvimiento histórico de la Especialidad en Carisma y Principios educativos Maristas de la PUCPR

viernes, 19 de mayo de 2017

Testamento Espiritual de Marcelino Champagnat



El 18 de mayo de 1840, Marcelino Champagnat hizo leer ante la comunidad de L’Hermitage su testamento espiritual. El original se encuentra en los archivos de los Padres Maristas. Es un texto de gran importancia para conocer la espiritualidad y misión marista. Marcelino realiza un compendio de sus enseñanzas y las expresa en un lenguaje lleno de afecto.

Para realizarlo, Marcelino, enfermo en cama, platica con el H. Luis María y con el H. Francisco, les dicta sus pensamientos y los hermanos los ponen por escrito. La escritura (grafía) pertenece al H. Francisco. Este testamento fue leído en presencia de la comunidad, en el cuarto del Fundador. Al terminar la lectura Marcelino agregó algunas ideas. Son los dos párrafos finales.

En algunas reproducciones estos últimos dos párrafos han sido colocados en un sitio más adecuado, por ejemplo, en el texto reproducido en las constituciones de los Hermanos.

El texto que aquí se reproduce esta tomado de los archivos de CEPAM y la traducción la realizó el Hermano Aureliano Brambila, lamentablemente actualmente no se encuentra disponible en línea.

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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Aquí, en presencia de Dios y bajo el amparo de la Santísima Virgen y de san José, resuelto a transmitir a todos los Hermanos de María la expresión de mis postreras y más encarecidas voluntades, reasumo todas mis energías para redactar mi testamento espiritual , según creo más conforme a la voluntad de Dios y al bien de la Sociedad.

Deseo que reine siempre entre los Hermanos de María una obediencia total y perfecta; que los súbditos, viendo en los superiores la persona de Jesucristo, los obedezcan de corazón y espíritu y renuncien siempre, si fuere necesario, a su voluntad y sus propios juicios. Recuerden que el religioso obediente cantará victoria y que la obediencia es, sobre todo, el cimiento y soporte de la comunidad. Animados de este espíritu, sométanse ciegamente los Hermanitos de María no sólo a los superiores mayores, sino a cuantos estarán encargados de dirigirlos y guiarlos. Penétrense bien de esta verdad de fe: el superior representa a Jesucristo y, cuando manda, debe ser obedecido como si mandara el mismo Cristo.

Les ruego también, muy queridos Hermanos, con todo el cariño de mi alma y por el que ustedes me profesan, que se comporten de tal modo que la caridad reine siempre entre ustedes. Ámense unos a otros como Cristo les ha amado. No haya entre ustedes sino un solo corazón y un mismo espíritu. Ojalá se pueda afirmar de los Hermanitos de María lo que se decía de los primeros cristianos: ¡Miren como se aman!... Es el deseo más vivo de mi corazón en estos últimos instantes de mi vida. Si, queridos Hermanos míos, escuchen las últimas palabras de su Padre, que son aquellas de nuestro amadísimo Salvador: “Ámense unos a otros”.

Deseo, queridísimos Hermanos míos, que esta caridad, que debe unirles a todos juntos como miembros de un mismo cuerpo, se extienda también a las demás congregaciones. ¡Ah! les ruego por la caridad sin límites de Jesucristo, que no envidien jamás a nadie, y menos aún a quienes el buen Dios llama al estado religioso para trabajar, como ustedes, en la educación de la juventud. Sean los primeros en alegrarse de sus éxitos y apenarse de sus desgracias. Encomiéndenlos a menudo al buen Dios y a la divina María. Denles con gusto la preferencia. Jamás presten oídos a los comentarios que pudieran perjudicarlos. Que la sola gloria de Dios y el honor de María sean su único fin y toda su ambición.

Del mismo modo que su voluntad debe coincidir con la de los Padres de la Sociedad de María en la obediencia a un Superior General único, es mi deseo que sus corazones y sentimientos se fusionen siempre en Jesús y María. Que sus intereses sean los de ellos; constituya un placer para ustedes volar en su ayuda siempre que se lo pidan. Que un mismo espíritu, un idéntico amor les unan a ellos como las ramas a un mismo tronco y como los hijos de una sola familia unidos a una buena Madre, la divina María. El Superior general de los Padres, siéndolo también de la rama de los Hermanos, ha de ser el centro de unión de unos y otros. Como sólo he tenido motivos de felicitarme por la sumisión y obediencia que siempre me han mostrado los Hermanos de María, deseo y espero que el Superior General encuentre siempre la misma obediencia y sumisión. Su espíritu es el mío, su voluntad la mía. Considero que esta perfecta armonía y esta sumisión total constituyen la base y soporte de la Sociedad de los Hermanos de María.

Pido también al buen Dios y deseo con todo el afecto de mi alma que perseveren fielmente en el santo ejercicio de la presencia de Dios, alma de la oración, de la meditación y de todas las virtudes. Que la humildad y la sencillez sean siempre la característica de los Hermanitos de María. Que una tierna y filial devoción a nuestra buena Madre les anime en todo tiempo y circunstancia. Háganla amar por todos cuanto les sea posible. Es ella quien es la primera Superiora de toda la Sociedad. A la devoción a María junten la devoción al glorioso san José, su dignísimo esposo. Ustedes saben que es uno de sus primeros patronos. Desempeñan el oficio de ángeles custodios junto a los niños que les están confiados: tributen también a estos espíritus puros un culto particular de amor, respeto y confianza.

Hermanos míos muy queridos: sean fieles a su vocación: ámenla y perseveren en ella con entereza. Manténganse en un gran espíritu de pobreza y desprendimiento. Que la observancia diaria de sus santas Reglas les preserve de faltar jamás al voto sagrado que les une a la más bella y delicada de las virtudes. Cuesta vivir como buen religioso, pero la gracia lo suaviza todo. Jesús y María les ayudarán; además la vida es muy breve y la eternidad no tendrá fin. ¡Ah! qué consolador resulta, cuando se va a comparecer delante de Dios, recordar que se ha vivido bajo el amparo de María y en su santa Sociedad. Dígnese esta buena Madre conservarles, multiplicarles y santificarles. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunicación del Espíritu Santo estén siempre con ustedes. Los dejo a todos, confiadamente en los santos Corazones de Jesús y de María, hasta que tengamos la dicha de reunirnos juntos en la eterna bienaventuranza.

Esta es mi última y expresa voluntad, para gloria de Jesús y de María

El presente testamento espiritual será entregado al Padre Colin , Superior General de la Sociedad de María.

Hecho en Notre-Dame de l’Hermitage, el dieciocho de mayo de mil ochocientos cuarenta, en presencia de los testigos que firman abajo .

El Superior y Fundador de los Hermanitos de María,

José Benito Marcelino Champagnat, presbítero.



Suplico humildemente a quienes de alguna manera haya podido ofender o escandalizar, si bien no recuerdo haber disgustado a nadie voluntariamente, que tengan a bien perdonarme por la caridad infinita de Nuestro Señor Jesucristo, y unir sus plegarias a las mías para alcanzar del buen Dios que se digne olvidar los pecados de mi vida pasada y acoger mi alma en su infinita misericordia.

Muero lleno de respeto, gratitud y sumisión al Superior General de la Sociedad de María y animado por los sentimientos de la unión más perfecta con todos los miembros que la componen, especialmente con los Hermanos que el buen Dios hubo confiado a mis desvelos y que siempre han sido tan queridos a mi corazón.

CHAMPAGNAT.



H. Francisco , H. Luis María , H. Juan María , H. Luis , H. Estanislao , H. Buenaventura.




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Existe un canto del grupo Kairoi que se basa en el Testamento Espiritual de Marcelino.





Imagen tomada de: http://www.champagnat.org/410.php?a=10c&cat=5Fines_LA#

lunes, 15 de mayo de 2017

Dos ideas de Hermanos en la Sociedad de María.



Al leer el origen de la Sociedad de María, podemos ver los avatares y motivos de una organización. No parece ser una historia lineal y llena de grandeza, sino una historia con sus sostenidos y bemoles, con avances y retrocesos. 

Recordemos en 1812, un joven aspirante al sacerdocio, de apellido Courveille, recibe una inspiración, fundar una sociedad misionera dedicada a María. Al estar en el seminario mayor, comenta esta inspiración y se funda una pequeña sociedad. A ella pertenecían Juan Claudio Colin y Marcelino Champagnat. Marcelino insistió en que en el proyecto se incluyeran “Hermanos” pensando posiblemente en maestros-catequistas. Al ser ordenados sacerdotes se comprometieron ante la imagen de Nuestra Señora de Fourvière a llevar a cabo este proyecto.

Al llegar a sus destinos tanto Courveille, como Colin y Marcelino comenzaron a llevarlo a cabo, Courveille fundando Hermanos y Hermanas, Colin reuniendo a su hermano y llamando a Chavoin para la fundación de las hermanas y Champagnat reuniendo un grupo de jóvenes para enseñarles a ser maestros-catequistas. Pero la división de la diócesis los separará, dificultando la comunicación y la fundación.

Colin redactará las reglas, conseguirá la aprobación de los sacerdotes de Roma y será el primer superior. Champagnat mientras tanto reunirá un grupo de sacerdotes que atenderán a los Hermanos que envía a evangelizar por medio de la educación.

Colin dirá con verdad que el proyecto de hermanos que él mismo se propone y el de Marcelino son radicalmente diversos. En la carta 183 pasiva escribe: “Usted nunca ha acabado de entender este orden y este objetivo de la Sociedad.”.

¿Cuál es el conflicto? Poco antes lo expresa en la carta 183. Colin ve a los Hermanos como domésticos de los Padres y encargados de las “preocupaciones temporales”. Marcelino los ve como agentes pastorales con vocación propia, llamados a evangelizar Francia y el mundo mediante la educación y catequesis. El conflicto era más que anunciado, se trata de dos eclesiologías y dos prácticas evangelizadoras diferentes.

¿Cuáles son las intuiciones de Marcelino? Considero que hay tres que resaltar. Primero, el papel de los laicos, hablando aquí de no-ministros ordenados, Marcelino valora la vocación y misión de sus Hermanos. Los ve vocacionados, llamados por Dios para colaborar en la salvación de los niños y jóvenes para evangelizar, no desde el púlpito, confesionario o altar, sino desde la silla de docente y catequista. Segundo, una Iglesia más amplia, formada no por la jerarquía sin con la participación de los laicos y los religiosos no-sacerdotes. Es una manera diferente, más horizontal y más igualitaria, sin clericalismos, donde casi se puede afirmar que los sacerdotes que viven en el Hermitage están al servicio de los hermanos y no los hermanos al servicio de los sacerdotes. Tercero, Marcelino ve en la educación un medio de evangelización poderoso, más poderoso que el simple catecismo y en la educación católica un apostolado fructífero. Por encima de preferir el trabajo parroquial o las prédicas, Marcelino ve como importante en la re-evangelización la catequesis.

* Este trabajo se presentó inicialmente como conclusión de un trabajo de estudio de CEPAM, reflexiones sobre la misma carta puede ser consultado en la web de CEPAM ( https://sites.google.com/site/cepamespiritualidadmarista/comentarios-cartas-pasivas) 

viernes, 12 de mayo de 2017

La Familia Marista, la Sociedad de María.


Los Hermanos Maristas, pertenecen a una gran familia, la “Familia Marista”, herencia de una amplia variedad de grupos, a partir de las cuatro congregaciones religiosas que la conforman: Padres Maristas, Hermanos Maristas (o Hermanitos de María), Hermanas Maristas, Hermanas Misioneras de la Sociedad de María, además de muchos grupos de Laicos.

Los primeros Maristas, llamaban a esta familia “la Obra de María”. Esta expresión, contiene una riqueza de contenido, basado en el deseo de María: “les daré mi nombre y ustedes llevarán a cabo mi obra”. Otra imagen muy especial de los Maristas, es el “árbol con muchas ramas”.

Originalmente, la Familia Marista, fue concebida como un proyecto único, con muchas ramas, incluyendo hombres, mujeres, Laicos, Hermanos, Hermanas y Padres, todos trabajando bajo un mismo espíritu.

En el centro de la espiritualidad Marista, como en toda espiritualidad cristiana, está Jesús, su Palabra, su vida, su muerte y su resurrección. María, para nosotros y para toda la Iglesia, es el modelo de discípula de Jesús. Seguir a Jesús, como María, es una forma privilegiada, de vivir en plenitud el cristianismo y ésta, es la espiritualidad, que mueve la Familia Marista, en su compromiso, con la construcción del Reino de Dios.

Como cualquier familia, la Familia Marista, tiene su historia. Se desarrolla, poco después de la Revolución Francesa, un momento muy difícil para la sociedad y para la Iglesia. En 1812, un joven, llamado Jean Claude Courveille, fue en peregrinación, a la Basílica de Le Puy, para dar las gracias, por la sorprendente curación de su vista. Mientras oraba ante la imagen de la Virgen, tuvo una experiencia espiritual muy intensa. Escuchó, no físicamente, pero con los oídos del corazón, en su interior, muy claramente: “he aquí lo que quiero […] y también es el deseo de mi Hijo amado, que en esta era de maldición e incredulidad, haya una sociedad dedicada a mí, que tenga mi nombre y que se llame la Sociedad de María y sus miembros, llamados Maristas, luchen contra el mal”.

En el Seminario, en Lyon, donde estudió Teología, Courveille compartió su experiencia con los estudiantes. Esa revelación, les causó un impacto intenso; se quedaron profundamente impresionados y respondieron con entusiasmo y sinceridad. Estaban decididos, a dedicarse a este proyecto. Durante el año académico 1815-1816, 15 seminaristas, ya participaban en el proyecto. Los nombres de los cuatro que perseveraron hasta el fin, en la Sociedad de María, son bien conocidos: Etienne Declas, Etienne Terraillon, Marcelino Champagnat y Jean Claude Colin. Para consolidar este proyecto, firmaron una promesa. Solemnemente, se comprometieron a hacer todo lo posible, para fundar la Congregación de los Maristas: prometen poner sus vidas y todo lo que tienen, “por todos los medios posibles”, para la salvación de las almas. Aunque no se mencione, explícitamente en el juramento, el proyecto constaría de cuatro ramas: Padres, Hermanos, Hermanas y Laicos.

En la mañana del 23 de julio de 1816, un día después de su ordenación, los 12 Maristas cruzaron el Río Saona y subieron la colina, unos 800 metros hasta Fourvière, donde se encuentra la pequeña capilla de la Virgen, a un costado de la gran Basílica construida más tarde. Durante la celebración, colocaron en el altar, la promesa y al final de la Misa, la leyeron en voz alta. Este evento es considerado, por los Maristas, como el acto fundacional de la Sociedad de María.

Desde entonces, durante casi 200 años, toda la Familia Marista, trata de hacer presente a María, en la Iglesia y en el mundo, llevar a cabo su misión, ama a Dios y al prójimo, en actitud de servicio, diálogo y humildad; con una opción preferencial, por la educación de los niños y los jóvenes, los pobres y para todas las personas que sufren el abandono y la exclusión social.

Hablar de Familia Marista es hablar de algo íntimamente relacionado con el proyecto original de la Sociedad de María. La fiesta de la FAMILIA MARISTA se celebra el 12 de septiembre, día en que antiguamente se recordaba el Dulce Nombre de María.

Cada una de las ramas maristas, que emergieron de allí, desarrolló su carácter propio y la naturaleza y autonomía que adoptaron, condujo a procesos separados, en la respuesta a las diversas necesidades apostólicas y otros varios factores. Así que, actualmente, a pesar de que la Familia Religiosa Marista, tiene un origen común, cada una de las congregaciones tiene su propia y única historia.

Basado en el cuaderno de Inducción de la Provincia de México Occidental, 2015
Imagen tomada de: http://champagnat.fms.it/img/caricate/news/news_2091.jpg 

lunes, 8 de mayo de 2017

Personajes contemporáneos a Marcelino Champagnat




Marcelino vive la época de cambio marcada por la Revolución Francesa. Nace entre el antiguo régimen y la modernidad. Su vida (1789-1840) transcurre entre la revolución francesa y la época napoleónica. Al mismo tiempo que se da la revolución industrial y las guerras de independencia americanas.

En su tiempo se desarrolla el pensamiento de la ilustración. Pensadores como Voltaire y Montesquieu propondrán un nuevo sistema político. Ante el racionalismo, Kant planteará el papel que toman las personas en el acto de conocer, que más tarde retomará Hegel.

El mundo estará marcado por el enfrentamiento social entre los defensores del Antiguo régimen como Luis XVI o Federico Guillermo III de Prusia y los defensores de los ideales democráticos y republicanos como Napoleón Bonaparte.

En América es el tiempo de las independencias. Personajes como Thomas Jefferson en Norteamérica o Simón Bolívar en Sudamérica, lucharán por la libertad de sus pueblos.

En las artes, este tiempo será el cambio del clasicismo, marcado por la armonía y el equilibrio, el orden racional y la proporción, al Romanticismo, marcado por la emoción, el sentimiento y la intuición. Como principales representantes de la música tenemos a Mozart y a Beethoven. En literatura, el francés, Víctor Hugo,
se compromete en la reivindicación de derechos y fuera de Francia, Goethe realiza una crítica social al escribir Fausto. En pintura resalta la obra de Eugène Delacroix, autor de La Libertad guiando al pueblo y, Théodore Géricault cuya obra más conocida es La balsa de la Medusa.


viernes, 5 de mayo de 2017

Dos proyectos maristas iniciales.



La construcción del Hermitage para Marcelino Champagnat supone el inicio de la Sociedad de María como él la concebía. El proyecto de Marcelino, quizá más cercano a la idea del Padre Courveille con quien compartirá algunos años en esta casa (1824 a 1826), aunque con algunos puntos en discusión, y diferente al concebido por el Padre Juan Claudio Colin.

Recordemos Marcelino, hasta 1824, se había mantenido como vicario de La Valla, y había dejado la casa cural para vivir con los hermanos. En ese momento Colin ha iniciado contactos para lograr la aprobación de la sociedad de María (1822), luego la diócesis de Lyon ha sido dividida, dejando separados a los que firmaron la promesa de Fourvière (1823). Así tenemos dos polos de desarrollo de la Sociedad de María: L’Hermitage y Belley, cada una con características propias que Lanfrey (2015:282) califica como “más monástica y laica en el Hermitage; misionera y sacerdotal en Belley”.

L’Hermitage marcará la realización de la idea de Marcelino Champagnat, un grupo de sacerdotes con espíritu misionero, junto con un grupo de laicos-educadores que poco a poco se perfilarán como Religiosos-Hermanos al estilo de los Hermanos de San Juan Bautista de la Salle. Todos preocupados por la reevangelización de Francia y el mundo, pero con énfasis en la educación cristiana de los niños y jóvenes de parroquias pobres.

Dos diferencias fundamentales distinguirán el proyecto del Hermitage del de Belley, la autoridad centralizada y la igualdad vocacional de los miembros. En Hermitage la autoridad y jerarquía será igualitaria y los hermanos son todos iguales. En Belley se propone que los hermanos dependen jerárquicamente de los sacerdotes. Un conflicto que continuará durante toda la relación entre Champagnat y Colin y que se verá reflejado en el Testamento E
spiritual de Marcelino.

Así tenemos cuando menos tres maneras de entender el proyecto de Sociedad de María. La de Courveille, inspirador de la idea; la de Colin, redactor de las constituciones y gestor de la aprobación de los sacerdotes; y la de Champagnat que incluye la rama de los Hermanos Enseñantes.

lunes, 13 de febrero de 2017

EL “ACORDAOS” EN LA NIEVE


Según el calendario marista el 15 de febrero de 1823 sucedió el acontecimiento que se ha recordado como “El acordaos en la nieve”.



Siguiendo al Hno. Pierre Zind, Marcelino se encuentra en un contexto delicado: Después de la creación de la diócesis de Belley, el proyecto de la Sociedad de María se encuentra dividido y Marcelino ya no tenía esperanzas de poder juntarse con los dos hermanos Colin. en Cerdon (Ain), como lo había pensado en determinado momento. De igual manera Marcelino ha estado meditando partir como “Misionero” a América del Norte (Nueva Orleans, Luisiana), junto con Luis-Guillermo Dubourg quién fue el obispo que lo ordenó. Y la Congregación estaba expuesta a desaparecer en forma inmediata en caso de una muerte accidental de su Fundador.

En el naciente Instituto, El Hno. Juan María Granjon había sido reemplazado en Bourg-Argental, para el año escolar de 1822-1823, por el Hno. Luis (J. B. Audras), a quien le acompañaba el joven Hno. Juan Bautista (Furet). Este había había entrado oficialmente (Toma de Hábito) el 25 de octubre anterior, junto con el Hno. Estanislao (Claudio Fayolle) y algunos más.

En febrero de 1823, pleno invierno en la región, el paisaje cubierto de nieve. el Hno. Juan Bautista (1807-1872), que aún no tenía quince años y medio, cayó gravemente enfermo, todo indicaba que en pocos días moriría. En cuanto el Padre Champagnat se enteró de la triste noticia, partió inmediatamente, acompañado por el Hno. Estanislao (1800-1853) para llevar una última bendición al joven Hermanito antes de su encuentro con Dios.

Según el Hno. Pierre Zind, por los atajos, a través de los montes Pilat (1.434 m.), la distancia entre La Valla y Bourg-Argental era de por lo menos 16 km. y más de cinco horas de camino, a causa de la del relieve y de la nieve. El trayecto se hizo sin mayores problemas, pues era de día; los dos viajeros tenían buena salud: El P. Champagnat tenía 34 años el P. Champagnat y 23 su compañero. Habiendo encontrado al Hno. Juan Bautista ya fuera de peligro y confiando en sus fuerzas, decidieron regresar a La Valla esa misma tarde, a pesar de que había vuelto a nevar y a pesar de las insistencias de los Hermanos y amigos para que se quedaran en Bourg-Argental a pasar la noche.

Salieron al atardecer de Bourg-Argental y poco después los sorprendió una violenta tormenta de nieve. La nieve helada se arremolinaba, azotaba sus rostros, se iba amontonando, borrando el camino, disminuyendo el paso y provocando caídas. Después de haber andado unos 4 km., toda pista había desaparecido y faltaba aún otro tanto para cruzar las montañas entre dos cumbres de 1.336 m. y 1.307 m. Penetraron en el bosque; el viento helado silbaba entre las ramas; reinaba en todas partes una profunda oscuridad. Ateridos por el frío, seguían una marcha cada vez más lenta, sin lograr avanzar: desde hacía varias horas vagaban errantes en medio de la tempestad invernal de la montaña, de la soledad de la noche y de los bosques.

El Hno. Estanislao se sentía desfallecer y tuvo que ser sostenido por el Padre Champagnat. Pero muy pronto él también, vencido por el frío y sofocado por la ventisca, sintió que sus fuerzas le abandonaban. Dirigiéndose entonces al Hermano, le dijo: Amigo, si la Virgen no nos socorre, estamos perdidos; acudamos a Ella y supliquémosle que nos saque del peligro en que nos encontramos de perder la vida en medio de estos bosques y de la nieve”. Pero el Hno. Estanislao ya no le oía y cayó desvanecido en la ladera nevada.

El Padre Marcelino Champagnat se arrodilló entonces al lado del Hermano tendido en la nieve y rezó con fervor la oración atribuida a San Bernardo: “Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que ninguno de cuantos han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado por Vos…” Levantó luego al Hno. Estanislao, lo arrastró unos diez pasos, y de improviso vio brillar una luz que se movía: ¡estaban salvados!

La luz venía de la casa de Sr. José Donnet. Su granja se encontraba un poco apartada de la comuna de Graix, a unos 5 km. al norte de Bourg-Argental. En 1823 tenía en el piso bajo un solo cuarto, que servía de cocina y de dormitorio, y al lado, el establo; sobre ellos, el granero y el desván. Una puerta interior comunicaba con el establo, sin necesidad de salir a la intemperie.

Esa noche, después de cenar, José Donnet, queriendo echar un último vistazo a sus animales, encendió un farol, y sin ninguna razón aparente, movido por una fuerza misteriosa y a pesar del violento temporal de nieve, salió al exterior, sin aprovechar la comunicación interna, tan cómoda, que tenía. Fue precisamente la luz divisada un instante por los dos viajeros perdidos. Juntando las fuerzas que les quedaban, se arrastraron hasta la granja.  Les dieron hospedaje y alimentos con los que pudieron reparar sus fuerzas. A la mañana siguiente, muy temprano, los viajeros reanudaron su viaje a La Valla.

Se cuenta entre los hermanos que, al salir de la casa, al cabo de algunos pasos, el Hno. Estanislao, volvió la mirada para ver la casa de su salvación; “no vio otra cosa más que nieve”. Llegados a la cima del macizo del Pilat, cerca de Palais, se desviaron hacia Tarentaise para llevar al Hno. Lorenzo (Audras) noticias de su hermano: el Hno. Luis (J. B. Audras). Allí contaron la aventura de la víspera al párroco Sr. Préher, quien quedó muy intrigado, pues afirmaba “que no existe ninguna granja al oeste de Graix”.


Bastó eso para que el Hno. Estanislao dedujera que habían sido recibidos por la Sagrada Familia de Nazaret, José, María y el Niño Jesús y que la casa inexistente era un milagro. Y así lo creyó hasta su muerte en 1853.

Marcelino interpretará este suceso de otra manera, lo atribuye a la ayuda de María y de la providencia de Dios, estaba persuadido que la Buena Madre los había protegido milagrosamente y que, sin esta protección maternal, con toda certeza hubieran perecido en la nieve. María quiere su obra y es capaz de intervenir para proteger salvar de la muerte a los que ha elegido para llevarla a cabo. Esto lo animará a seguir con la fundación de los maristas.

El Señor José Donnet vivió hasta los 91 años. Su casa, reparada, ampliada y modernizada existe siempre en lo que fue el “caserío de la Chaperie” en Graix y una placa recuerda a los viajeros y peregrinos la “salvación milagrosa” obrada en esos parajes, tras invocar a la Buena Madre del cielo.


Fotos del Lugar, en la página del Instituto: http://www.champagnat.org/410.php?a=2&id=726&cat=LugaresMaristas

Fuente Principal: Pierre Zind, Acordaos en la Nieve.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Historia de la Formación de Laicos en la Provincia Marista de México Occidental.

El tema del Laicado no es ajeno al Instituto de Hermanos Maristas, ni a la sociedad de María en su conjunto, es más, se encuentran presentes desde el proyecto original de la sociedad de María. Prueba de esta presencia es el Proyecto de fundación que el P. Colin presenta en Roma para buscar la aprobación de la Sociedad de María en 1833 en la que menciona: “Después de haber superado con paciencia muchas dificultades y obtenido el consentimiento del Ordinario del lugar, comenzaron a formar, con la ayuda de Dios, 1o. una sociedad de sacerdotes en la diócesis de Belley y de Lyon, participar en misiones de ejercicios principalmente con la gente de la compañía y también aceptó la dirección del seminario menor de Belley; 2o. Una sociedad de hermanos laicos, que ya tienen dos noviciados y funcionan varias escuelas en las parroquias; 3o. una comunidad de religiosas, cuya casa principal se encuentra en la ciudad de Belley; 4o. una fraternidad de laicos que viven en el mundo quienes, asociados a la acción de la Sociedad en los bienes espirituales de toda la Sociedad, la fraternidad ya ha comenzado a existir en la diócesis de Belley.” (Girard 1992: 24).

Este proyecto no fue aprobado por Roma, sino separando las diversas ramas, Padres, Hermanos, Hermanas y Laicado. El laicado Marista se desarrollará bajo el cuidado de los Padres Maristas y posteriormente de las Hermanas (SM).

A nivel mundial

La preocupación por el laicado resurgió en el Instituto de Hermanos en la segunda mitad del siglo XX. Hasta este momento la mayor parte del personal en las obras eran hermanos. Los laicos, poco a poco, fueron integrándose en la misión marista.

Anaya y Fornel (2009) relatan que entre 1970 y 1980 se empezaron a impartir cursos de espiritualidad y misión marista para los laicos que trabajan en las obras como a padres de familia y exalumnos que simpatizan con el carisma.

Para las personas que se sintieron atraídos a vivir la espiritualidad e implicarse en la misión marista, más allá de un contrato laboral o de la participación temporal de sus hijos en las obras educativas, surgió el Movimiento Champagnat de la Familia Marista (MCFM), aprobado por el 18º Capítulo General (1985).

En 1991, el superior General Charles Howard recoge la inquietud por que los laicos participen del carisma marista y da lineamiento para el Movimiento Champagnat en una circular.

Más tarde, en 1993 se invitará a participar a 14 laicos en el 19º Capítulo general (1993), con 14 laicos. En el XX Capítulo general participaron 17 laicos, este capítulo recomendó al Consejo general que estudie las diferentes formas de pertenencia al Instituto y que, en diálogo con los provinciales y sus consejos, permita a los laicos vivir (ad experimentum) diversas formas de compromiso marista. A partir de estas experiencias, el Consejo general clarificará los tipos de vinculación jurídica que posibiliten, eventualmente, tomar una decisión en el 21º Capítulo general.
En la reunión sobre a Misión Marista en Mendes, Brasil, durante 2007, se vuelve a tomar el tema. No se habló sólo de una pertenencia al Instituto, sino de nuevas formas de vinculación al carisma marista.
Los laicos maristas han tenido participación en la elaboración de los últimos documentos maristas como son Misión Educativa, Agua de la Roca y En torno a la misma mesa.

En la provincia de México Occidental.



No se cuentan con datos exactos, sobre la fecha en que los seglares comienzan a trabajar en las obras de los hermanos. Se sabe que a principio de los años 70, el Hno. Humberto Alvarez Haces supervisó la formación de los seglares, desde Guadalajara. Después se encargó el Hno. Manuel Hernández Gaona, se organizaron algunos cursos de verano en Guadalajara.

A finales de 1974 se tiene datos que sólo el 25% de los catequistas de primaria son hermanos, el 70% de los catequistas de secundaria y el 85% de los catequistas de preparatoria. Ese mismo año se proponen “Cursos de Actualización Apostólica” que pretenden: “Proporcionar tiempo y medios para que los Hermanos se sientan con cierta seguridad en el terreno apostólico, así como en el de la oración personal y comunitaria” (Informe sobre la situación de la provincia, 1974).

En 1972 trabajaban en las obras de la provincia 83 hermanos y 237 seglares en Primaria; 68 Hermanos y 142 seglares en secundaria y 23 hermanos y 104 seglares en Preparatoria. Dando un total de 174 hermanos y 483 seglares. Los siguientes dos años los podemos ver en la siguiente tabla: (Transcrita del: Informe sobre la situación de la provincia, 1974).


1972
1972
1972
1972
1973
1973
1973
1973
1974
1974
1974
1974

Prim.
Sec.
Bach.
Total
Prim.
Sec.
Bach.
Total
Prim.
Sec.
Bach.
Total
Alumnos
11634
4359
1868
17861
11665
4256
1993
17914
11526
4347
1894
17767
Hermanos
83
68
23
174
77
65
27
179
70
59
23
152
Seglares
237
142
104
483
261
129
138
528
233
157
115
505
Tabla 1: Personal docente y alumnado, 1972-1974

Cursos de Dinamización

En 1974, cuando era Provincial el Hno. Aureliano Brambila se creó la llamada Comisión de Visitadores Escolares. Esta comisión estuvo integrada por los Hermanos: Carlos Toral Gutiérrez, Manuel Hernández Gaona, José Guadalupe Romero Torres y Humberto Alvarez Ruesga. “La Comisión se dedicó a dar pláticas y orientaciones sobre temas catequéticos y pedagógicos, envió documentos para estimular su estudio, entrevistó personalmente al elemento seglar, organizó jornadas de reflexión catequística, elaboró textos de catecismo tanto para primaria como para secundaria, asesoró convivencias y retiros de alumnos, dirigió los cursos de dinamización y los retiros regionales para maestros seglares.” (Informe del Hno. Aureliano Brambila).

La labor de la comisión era visitar los colegios, supervisar a los maestros, escuchar a los maestros, supervisar lo pedagógico, académico y lo pastoral. A los laicos, se les dio oportunidad de hablar personalmente con un hermano consejero provincial. En un año se entrevistó a la mayor parte del personal.

A raíz del intercambio con el personal surgieron los cursos de “dinamización” que se organizaron con el esquema de las 4 relaciones de la persona humana. Bajo un esquema en que el director de cada obra enviaba al curso un grupo de maestros. Estos cursos duraban una semana y tenían como sede Guadalajara o algún punto cercano a dicha ciudad.

Según el Hno. Guadalupe Romero, cada verano se completaban grupos de 70 personas. Él dirigió los cursos del 74 al 83. Con el tiempo, se empezaron a dar otros cursos de una semana como: Sacramentos, Mariología, Cristología… para quienes ya habían tomado dinamización. Luego para los que ya habían tomado varios cursos se abrió un curso de Oración. El curso de oración se basaba en la Lectio Divina.

Durante el trienio de 1977 a 1980: Se realizaron dos cursos de dinamización por año. Según el informe a la provincia: Se está dando un primer cursillo de iniciación al que asistieron en dos años 125 maestros; y un segundo curso con temas de profundización: Puebla, Sacramentos, Biblia, que han sido estudiados en estos tres años, con una asistencia total de 208 maestros.” (Informe Provincial 77-80, Hno. Rigoberto Limón) Según las tablas anexas a dicho informe había 549 maestros seglares trabajando en las escuelas, acompañadas por 14 religiosas y unos 153 hermanos maristas.

En 1982, la comisión de visitadores escolares dejó de prestar el servicio de entrevista a los maestros, ya que la comisión pasó de tres a dos miembros debido a la necesidad de suplencia y después por la creación de la comisión de grupos apostólicos. “Mención especial en el trabajo de la Comisión merece la continuidad que han tenido los “Cursos de Dinamización Apostólica” para los maestros. No siempre ha sido fácil su organización, ni encontrar el tiempo más oportuno, pero estoy convencido de que los sacrificios hechos por parte de los hermanos, de varios HH. Directores para interesar a sus maestros, de parte de los maestros mismos para asistir, reditúan buenos frutos para éstos, en primer lugar y para la labor del colegio que puede contar con elementos mejor motivados para aportar sus servicios a la educación cristiana. Dos tipos de cursos se han mantenido: uno de iniciación para maestros nuevos, y otro de profundización para quienes ya hicieron el primero. Al primero asistieron en los dos años que se impartió 110 maestros; al segundo que fue impartido los tres años asistieron 164 maestros”. (Informe al sexto capítulo provincial y a la provincia sobre el trienio 1981-1983, H. Rigoberto Limón).

Los cursos continuaron con el siguiente provincial: “Durante este tiempo (1984-1985) se llevaron a cabo tres Cursos de Dinamización de nuestros Maestros Seglares, con la participación de 150 de ellos. Es de notar que esta experiencia ha sido muy valiosa en el mejor arraigo de nuestros colaboradores, así como en el crecimiento de ellos en la pedagogía y mística marista de la educación. Su compromiso apostólico ha ido en evidente auge” (Informe Provincial del periodo 1984-1985, Manuel Menchaca)

En el primer trienio como provincial del Hno. Guadalupe Romero se toma la formación de laico como una prioridad, se encarga a la comisión de pastoral. En su informe se lee: “2.7.10 Los tiempos y circunstancias en que vivimos, reafirman nuestra obligación y necesidad de comprometernos mayormente en una esmerada y cuidadosa formación a los seglares. En nuestro caso, por justicia social y por necesidad de contar con seglares que vivan su profesión como vocación y como un apostolado, garantizando así un mejor logro de nuestro carisma en su dimensión educativa”. (Informe del trienio 1986-1988, Hno. José Guadalupe Romero Torres) En 1986, se encuentra la primera referencia a un taller de llamado “Encuentro de oración”, dicho curso de oración se basaba en la Lectio Divina.

En el segundo trienio continúan el “acompañamiento a los seglares” y los cursos de dinamización. “En relación a los maestros el servicio prioritario que se les ofreció fue la entrevista, especialmente a aquellos que habían tomado los cursos de Dinamización, o son titulares o responsables de algún departamento. Siempre se tuvo con ellos una reunión de estudio, reflexión y orientación. Los principales temas fueron: “Presencia de la Iglesia en el Mundo de la Educación en México” (CEM) “La Escuela que sí educa” folleto con el perfil de la escuela marista a partir de las constituciones. También se dio una “clase práctica” como guía didáctica.” (Informe del Trienio 1988-1991, Hno. José Guadalupe Romero).

“Los cursos de Dinamización se han continuado. Por 16 años consecutivos se ha beneficiado personal y espiritualmente a buen número de maestros y de personal administrativo. En este trienio se dieron cuatro en cada año, con asistencia promedio de 250 por año. Temas de estos cursos: El introductorio; Primero y Avanzado de Oración; Biblia; Cristología; Eclesiología y Moral I y II. Para estos cursos colaboraron el H. Provincial, Viceprovincial y unos diez hermanos más. Creo que vale la pena continuarlos.” (Informe del Trienio 1988-1991, Hno. José Guadalupe Romero). Según las tablas del informe en el ciclo 91-92 el “personal seglar de la provincia” eran 639 personas.

Entre 1990 y 1999 los cursos continúan a cargo de la comisión de pastoral educativa, se dieron diversos cursos. En esa década pasaron por los cursos de “Dinamización” 687 personas diferentes, con uno o varios cursos. Entre los cursos ofrecidos se tiene: Dinamización (Cosmovisión), Biblia, Oración, Moral, Sacramentos, Cristología, Documento de Santo Domingo e “Identidad del Laico Marista”

Una de las dificultades de estos cursos fue la cobertura, se volvieron “elitistas” ya que había personas que no eran invitadas por sus directores, y querían asistir, y personas que asistían año con año. Además los cursos se impartían en Guadalajara o sus cercanías lo que dificultaba a los maestros de lugares alejados de Jalisco asistir.

Proyecto de Formación para el laico marista.

En el año 2000, en el provincialato de Enrique Escobar, se modifica el esquema. Se busca una formación más formal -dependiente de la universidad-, y con una mayor cobertura, pues hasta ese momento dependía que el director enviara a la persona. Se ideó el Programa de formación del laico, que buscaba formar a todo laico que laborara en las obras maristas. El organismo encargado de coordinar dicha formación se denominó CELMAR (Centro de Laico Marista), en el seno de la Universidad La Salle Guadalajara.

Inicialmente el Proyecto contemplaba tres niveles: 1) Un programa de inducción para el laico marista (PLIM), un Diplomado en Educación Marista (DEM) y una Especialización que nunca se realizó.

El PLIM se realizó de abril del 2000 a diciembre de 2006, se pretendía que los colaboradores de las Instituciones Educativas Maristas se identifiquen con la Misión de las mismas en su pensar y actuar y continúen su crecimiento personal. Consistió en 10 jornadas de trabajo con las siguientes temáticas:

Primera etapa: Sistema Marista:
1) Sistema Marista: Introducción y administración. (1 jornada).

Segunda etapa: Integración Personal:
2) Relación conmigo mismo. El yo. (1 jornada).
3) Relación con los demás. Los otros. (1 jornada).
4) Relación con el entorno. La naturaleza. (1 jornada).
5) Relación con Dios. El Trascendente. (1 jornada).

Tercera etapa: Dinámica Social y Apostólica:
6) Oración: diálogo y presencia. (1 jornada).
7) Autoestima y desempeño profesional. (1 jornada).
8) Marcelino: un encuentro vivencial. (1 jornada).
9) Misión Educativa Marista: vivencia de un estilo. (1 jornada).
10) Dinámica Social y Apostólica: realidad social, proyección apostólica y ecología social. (1 jornada).
Nota: una jornada equivale a 8 horas de trabajo como mínimo.

En el plan pastoral provincial (2000-2003) integró este programa como parte del tercer apartado: Nuevo Dinamismo en la Misión, en la táctica 3.1: Formación Marista de nuestros colaboradores: “Hemos optado por CELMAR para instrumentar esta formación. 451 personas han concluido el programa de inducción (68%)” [SIC].

Logros: Mayor conocimiento de la obra marista entre nuestros colaboradores, promoción de un clima de integración en las escuelas participantes, oportunidad para la propia vivencia personal de la fe y la invitación a responder ante la pobreza de nuestro entorno de manera más decidida. Retos: Diseñar estrategias múltiples de continuidad en la inducción y definir la finalidad e implementar el diplomado, es el segundo nivel.” (Informe a nuestra provincia, 2000-2003, Enrique Escobar). El mismo informe presenta una tabla con la distribución del personal, dando un total de 1726)

Entre los logros obtenidos por el PILM se encuentran:

1) Satisfacer la demanda de cursos de las instituciones que se solicitaron.
2) Resultados obtenidos en 4 años de trabajo logrando un avance del 73% (se anunció en mayo del 2004, sin tomar en cuenta los cursos que se impartirían en el verano y que significaban el cierre del programa en la mayoría de esos lugares) de las obras a quienes se les brindó el servicio.
3) Alto porcentaje de avance del Programa de Inducción del Laico Marista en las obras de la Provincia.
4) Dinámica de los cursos fuera de las instalaciones del colegio favoreció la convivencia, el aprovechamiento de contenidos, el trabajo en equipo, entre otros.

En total, el Programa de Inducción del laico Marista se realizó de junio del 2000 a julio de 2006. Se impartieron 176 cursos y se atendieron 6,351 colaboradores (que por lo menos han tomado alguno de los cursos). Terminaron el programa 927 colaboradores es decir el 49.44% del personal. (1875 personal en total) (1,885 según informe provincial, 2006)

El programa se abandonó en el 2006, entre algunas de las razones se encuentran:
1) Se consideró que después de 6 años de implementación, se tenía ya una cobertura importante al respecto de los colaboradores que terminaron el programa y no se tenía una propuesta nueva que diera continuidad a la formación que ya habían recibido.
2) Propuesta “onerosa”
3) Al implementar una segunda fase de formación marista (DEM), ya no era posible continuar impartiendo los cursos del programa de inducción con la misma dinámica de la propuesta original, por lo cual se solicitó la elaboración de un curso de inducción marista general que se llevará a cabo en cada localidad al inicio del ciclo escolar y sólo para los nuevos colaboradores.

Ese mismo año se anota en el informe provincial que de una muestra de 462 titulares, sólo el 37% cuentan con alguna formación en catequesis.
A partir del año 2003, se comienza a pedir en la planeación escolar un apartado dedicado a la formación y capacitación. Que debía incluir los avances en el PILM y el DEM que se pensaba implementar, así como los medios para lograr que el 100% de los maristas (laicos y hermanos) contarán con los títulos necesarios para su labor.

El Diplomado par el Educador Marista (DEM) se impartió de abril del 2007 a la actualidad (2014). Su objetivo fue que el colaborador marista siga desarrollándose en lo humano, en lo religioso, en lo profesional y en la vivencia de los valores propios de la Misión Educativa Marista para insertarse en la realidad cambiante que se vive en la institución.

Desde el diseño del curso se diferenciaron tres públicos con distinta duración: Personal Académico y de Formación (256 horas); Personal Administrativo y de Apoyo (224 horas); y, personal de Servicio (120 horas).

Programa:
Formación Humana:
1) Desarrollo Personal.
2) Promoción de ambientes de fraternidad.
3) Naturaleza.

Formación Religiosa:
1) Tras las Huellas de Marcelino: Espiritualidad y Misión.
2) Oración y vida.
3) Valores a través del servicio.
4) María, la Buena Madre.
5) Encuentro con Jesucristo y Solidaridad.

Formación Profesional:
1) Eficacia Profesional.
2) Integración Pastoral.
3) Comunidad Educativa y Colaboración.
4) Filosofía y desempeño laboral.
5) Nuevas Propuestas Educativas.
6) El Maestro Titular de Grupo.
7) Gestión Laboral y Planeación de vida y trabajo.
8) Tradición Educativa Marista
9) Elaboración de un Proyecto de Mejora Continua.

Dificultades detectadas durante su implementación fueron:
1) Uno de los problemas es que fue obligatorio, lo cual contrastaba con el espíritu de los cursos de dinamización que eran voluntarios. Los cursos se masificaron y se volvieron una lista de Cursos con un Check-in.
2) Al paso de los años, se perdió la “uniformidad” en los contenidos impartidos en cada uno de los cursos, ya que, a diferencia de la no actualización que ocurrió en el PILM, en los cursos del DEM cada facilitador introdujo sus propios materiales y cambió contenidos, de acuerdo a lo que pensó que le abonaría al objetivo planteado en cada curso.
3) Se hicieron versiones “light” de los cursos, debido a las dificultades para calendarizar y dedicar tiempo a las jornadas propuestas; incluso hubo cursos de 4 horas presenciales y se dio el tema por visto.
4) El ritmo de avance a nivel provincial fue muy diverso, ya que la programación de cursos dependía únicamente de cada colegio, lo cual prolongó el tiempo en que lo implementaron y esto se tradujo en que se perdió el sentido de Diplomado o de interrelación de los contenidos; se comenzó con la visión de que eran cursos aislados, sin un objetivo común.
5) Siendo un programa a implementarse en varios años, la gran rotación de personal afectó la cobertura de todos los temas para todos los colaboradores de cada colegio.

Otros cursos dirigidos a la Formación de Laicos.

En la provincia, se han ofrecido cursos de Patrimonio Marista para Laicos y Hermanos, bajo la dirección del Hno. Aureliano Brambila. Lo instituyó oficialmente, el H. José Guadalupe Romero Torres, Provincial, con el nombre de CEPAM (Centro de Estudios del Patrimonio Marista), en abril de 1989, en la ciudad de Morelia. En 1994 se trasladó a la Ciudad de Guadalajara.

Los cursos de CEPAM están abiertos a Laicos y Hermanos de todas las provincias del Instituto. Hasta diciembre del 2013 han pasado por sus aulas: 227 Maristas (hermanos y laicos). De la provincia, han seguido cursos en CEPAM 34 hermanos y 10 laicos.

Entre 1995 y 2005, la comisión de Pastoral, especialmente el Hno. Carlos Toral (Dn. Charly), organizó y dirigió el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica, el curso consistió en una serie de cuestionarios para ser contestados después de leer un apartado de dicho catecismo. Los cuestionarios eran revisados y regresados al maestro. No se cuenta con registro del número de personas que iniciaron dicho estudio, ni de las personas que lo terminaron.