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viernes, 16 de marzo de 2018

Actitudes de los Hermanos Marista ante los Laicos.



El contexto actual de relación entre los laicos y los hermanos, surgido ante la espiritualidad de comunión del Vaticano II y reforzado en la carta Vite Consecrata (No. 54) cuando dice: “el carisma de un Instituto de Vida Consagrada puede ser compartido con los laicos”, nos lleva a pensar en los esquemas de relación que se han tenido.

Siguiendo a Green (2014) desde el Capítulo general de 1993, se han visto en el Instituto Marista varias maneras de pensar esta relación. Son fácilmente identificables tres maneras de relación.

La primera entiende la vida marista como la vida de los Hermanos maristas. Por lo tanto, no hay lugar para el laicado. Simplemente no hay un espacio para la relación. Una vez que mueran los hermanos terminará la vida marista en este contexto.

Una segunda manera consiste en ofrecer un movimiento “global y estructurado para ofrecer oportunidades de formación maristas para los laicos, y para los hermanos y laicos juntos, y para fomentar lo que llegó a ser interpretado como la vocación de vida de los laicos maristas” (Green 2014:20). De esta manera se ofrece una relación, donde se considera la existencia del laicado marista y se forma a los laicos en la espiritualidad. La participación del laico, en este contexto puede ser variada, dependiendo de la apertura de cada provincia o comunidad.  Esta participación puede ir desde una ayuda puntual, en una actividad dirigida por los hermanos hasta la coresponsabilidad y compartir la vida, donde laicos y hermanos comparten en igualdad la responsabilidad, la espiritualidad y la misión.

Hay además un tercer grupo, presente sobre todo en países no occidentales. Donde hay un crecimiento de las vocaciones y un contexto cultural que dificulta que los laicos accedan a posiciones de responsabilidad o liderazgo de la Iglesia.

Ya en el XXI Capítulo General, hablaba de una nueva relación, basada en la comunión. El año pasado (2017), el XXII Capítulo General nos habla de formar un nuevo parentesco, de reconocernos como Familia carismática global, faro de esperanza en este mundo turbulento.  Esta nueva relación nos habla de avanzar paso a paso en la construcción de una relación donde tanto Laicos como Hermanos se sientan parte de una misma familia carismática, compartiendo una espiritualidad, en misión compartida de forma coresponsable.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Retos para los laicos del Capítulo General.


Les comparto la conferencia que dio Nohemy Pinto sobre los retos a los que lanza el XXII Capítulo General de los Hermanos Maristas para los Laicos. 


Durante su presentación compartió su experiencia del capítulo, los documentos sobre laicado aprobados (Ser laico marista y el Nuevo Proyecto de Vida)

Desde su punto de vista el Capítulo General presenta tres desafíos para los laicos maristas: Primero, Reconocernos como familia carismática, lo  que significa que el centro  es el carisma, nuestro punto de  encuentro es vivir el carisma como un signo de vida para la Iglesia y para el mundo. Segundo, revitalizar el Movimiento Champagnat de la Familia Marista, en este punto hizo énfasis en el liderazgo laical, como propuesta de vivir desde nuestra propia vocación. Finalmente mencionó el liderazgo laical sólido y bien formado, crear un liderazgo que implica vivir experiencias y propicie espacios en donde crezca la consciencia de vocaciones, crear condiciones necesarias (recursos, programas, experiencias, personas) para promover los procesos de formación laical.

Nohemí terminó su presentación con una frase del Hno. Emili Turu “tanto hermanos como laicos tenemos muchos fantasmas y suposiciones en nuestras mentes, y la experiencia nos dice que éstos se evaporan cuando nos sentamos a compartir vida y fe”. Por tanto la invitación fundamental es, a sentarnos en la misma mesa y dialogar como hermanos con nuestras diferencias, todos a vivir el don de la fraternidad, es el signo de vida, es en la mesa donde se rehacen las fuerzas, donde nos aceptamos diferentes pero complementarios.

Y a tí, ¿A qué te reta el Capítulo General? 

viernes, 10 de noviembre de 2017

Las llamadas del XXII Capítulo General. Conferencia del H. Pepe Sánchez

Continuando con el tema del XXII Capítulo General, y siguiendo los temas de la Reunión de Fraternidades Maristas de México, les comparto la intervención del Hermano José Sánchez Bravo, provincial de México Central. 

El Hermano Pepe (como le decimos) nos compartió las cinco llamadas del Capítulo, explicando cada una así como los íconos respectivos. 




Si toda vía no han visto los videos del Hermano Ernesto Sánchez, Superior General y del Hermano Miguel Ángel Santos que contextualizan el Capítulo General, no dejen de hacerlo. 

Los invito a dejar en un comentario, ¿A  cuál de las llamadas te sientes más invitado a vivir?

jueves, 2 de noviembre de 2017

Intervención del H.Miguel en la Reunión de Fraternidades de México.


Como ya les comentaba en una entrada anterior  el pasado octubre, participé en la Reunión de Fraternidades Maristas de México. El tema principal fue el XXII Capítulo General de los Hermanos Maristas. 

La primera intervención fue del Hermano Ernesto Sánchez, Superior General. La segunda Intervención fue del Hermano Miguel Ángel Santos. 

En el vídeo explica lo que es un Capítulo General, cuenta su vivencia, explica lo que significó participar para él, especialmente la oración contemplativa y la escucha contemplativa. Además toca algunos puntos del desarrollo de las sesiones y el trabajo de elección de Superior General, Consejeros y aprobación del proyecto de constituciones. 

Espero lo disfruten. 




martes, 31 de octubre de 2017

Intervención del H. Ernesto en la Reunión de Fraternidades de México.



El pasado 27 de octubre, tuvo lugar la reunión de Fraternidades Maristas de México, en la Ciudad de Guadalajara. 

Aprovechando la presencia del recién nombrado Hermano Superior General en la ciudad, se le invitó a estar algunos momentos en la reunión.  En el diálogo, habló sobre su experiencia del Capítulo General y su elección. 

Como mensaje, se enfatiza el Nuevo Lavalla, la Mesa de Lavalla. Retomando algunos puntos de su mensaje en el Capítulo nos dice que tenemos que poner la "mesa patas para arriba" (otra forma de decir, el "Armen Lío" del Papa Francisco). Con las 4 patas: Comprometernos en la búsqueda de Dios; El formar hogares vivos; Tomar en serio la opción de Champagnat y, finalmente, La Casa común. 

¿Qué de novedoso podemos vivir? 





Pronto tendremos las demás intervenciones donde los Hermanos Miguel Ángel Santos, José Sánchez, Jesús Hernández y Víctor Preciado, contaron su experiencia de Capítulo y comenzaron a transmitir el mensaje a los laicos de la Provincia. 









viernes, 2 de junio de 2017

Liderazgo y Gestión Marista.


Durante el mes pasado, del 18 al 20 de mayo (2017) participé en el encuentro de Directivos de obra de la Provincia Marista de México Occidental. Entre las actividades del encuentro, la Dra. Celina Torres presentó algunos elementos de su investigación sobre el liderazgo educativo y sobre el papel del directivo escolar como líder de su institución. Hay algunos elementos que considero importante para seguir profundizando y apoyar la formación de los maristas (laicos y hermanos) que les toca realizar esta función. La Dra. Celina mencionó como las principales características del líder: Muestra respeto, buen trato a los profesores, promueve la democracia, comprometido, ético, honesto, optimista por las mejoras, fomenta clima de confianza, muestra voluntad para cambiar, promueve el orgullo por la escuela, favorece el bienestar y éxito, alienta,  supervisa los estándares. Siguió en su ponencia profundizando en el desempeño de los líderes educativos, desde su investigación, en México los mejores líderes educativos coinciden en tener algunas cualidades, competencias y prácticas. Las cualidades son: humano, empático, comprometido y congruente. Las competencias de líder efectivo son la comunicación y la motivación, la resolución de problemas, el ser negociador-facilitador y estar orientado a la mejora. En cuanto a las mejores prácticas se encuentran la escucha activa, la toma de decisiones participativa, el sistema de evaluación, el sistema de reconocimientos y la formalización de objetivos y expectativas. 

Me gustó mucho la reflexión ya que creo que gran parte de lo mencionado en la conferencia se encuentra presente en el liderazgo de Marcelino Champagnat y en la tradición espiritual marista. Desde el comienzo los maristas hemos visto el trabajo educativo y el trabajo del director como una vocación de servicio. Recordemos que Marcelino veía el trabajo educativo como una vocación completa y un gran servicio a la Iglesia. De igual manera, desde el comienzo del Instituto se habla de lo que la Dra. Celina llama congruencia. Los primeros hermanos decían que había que educar con el ejemplo. Que nuestra vida constituya un modelo para nuestros alumnos. Algo que me llama fuertemente la atención es que el Instituto, no surge desde una idea o concepto (al igual que la práctica educativa), sino desde una situación concreta a la que Marcelino busca darle una respuesta. Marcelino ve un problema, la educación cristiana en la situación de su parroquia y busca una solución creativa, los Hermanos de las Escuelas Cristianas no pueden llegar ya que los municipios no pueden pagarlos. Marcelino busca la manera de dar educación cristiana y encuentra maneras de realizarla con creatividad.

Ojalá que pronto los maristas, laicos y hermanos, podamos abrirnos a nuevos estilos de liderazgo, más parecidos a lo que el Hno. Emili ha llamado "liderazgo con rostro mariano". Que sea un liderazgo horizontal, donde laicos y hermanos nos podamos sentar en la misma mesa, dialogar o como mencionaba el encuentro de Nairobi: "alrededor del fuego". Más que un liderazgo para controlar el poder, creo que necesitamos un liderazgo que pueda  acompañar, comprender y confrontar de manera fraterna. Un estilo de liderazgo horizontal, corresponsable, con presencia y participación de todos que permita crear espacios para el diálogo fraterno, para la interioridad, y un ritmo de vida equilibrado, en la vida cotidiana y especialmente en las reuniones y convivencias. 


Invito a los que quieran a comentar a recordar anécdotas de Hermanos o Laicos maristas donde se muestre el liderazgo con rostro mariano al que se invita. 

miércoles, 22 de marzo de 2017

Vivir el carisma marista según el estado de vida.


Quiero continuar la reflexión sobre el laicado marista, ya antes a aprecido el tema en este blog, cuando se habló del carisma marista, lo mismo cuando se habló de los estados de vida, de quién es un laico y sobre el laicado marista.

¿Qué aporta cada estado de vida al carisma marista? Recordemos que el carisma marista según San Marcelino Champagnat, inicialmente se cristalizó como un instituto de vida consagrada laical, lo que hoy llamamos de religiosos hermanos. A partir del Vaticano II se da la apertura a los laicos y se descubre que Dios sucita vocaciones maristas entre los laicos. Esta idea queda reafimada por el Papa Juan Pablo II, cuando en el documento Vita Consecrata afirma: "Debido a las nuevas situaciones, no pocos institutos han llegado a la convicción de que su carisma puede ser compartido con los laicos. Estos son invitados a participar de manera más intesna en la espiritualidad y la misión del instituto mismo. En continuidad con las experiencias históricas de las diversas órdenes seculares o terceras Órdenes se puede decir que ha comenzado un nuevo capítulo, rico en esperanzas, en la historia de las relaciones entre las personas consagradas y el laicado" (VC 54) .

Esta nueva relación sucita todavía desconfianza en algunos hermanos (cuando menos en mi provincia) y confusión en algunos laicos que da la impresión, quieren vivir como religiosos. Esta vida y misión compartida tiene que surgir desde la identidad de cada uno y pasa por el reconocimiento de los propio de cada estado de vida. Solo desde ahí las vocaciones del hermano y del laico podrán ser verdaderamente complementarias. 


¿Qué aporta el hermano marista?

Siguiendo el documento de "En torno a la misma mesa" la vida de los hermanos es: "En respuesta a una llamada de Dios, los hermanos son personas que optan por un estado de vida reconocido en la Iglesia como vida religiosa o vida consagrada. Ellos nos aportan su testimonio del seguimiento de Jesús a través de sus compromisos públicos. (ETMM 18)... Los hermanos nos ofrecen su forma propia de cultivar la espiritualidad, que nos anima a crecer juntos en la fe. El estado de vida del hermano es un signo profético especial para el mundo y los demás cristianos, que nos recuerda nuestra propia llamada a la radicalidad y pasión por Cristo."(ETMM 20)

Por tanto, los hermanos maristas aportan al carisma lo específico de su vocación. El seguimiento radical de Cristo. Su testimonio de la pobreza evangélica, de la castidad y de obediencia enriquece el carisma marista. Además, la vivencia de las bienaventuranzas (Mt. 5) de Jesús, su testimonio de oración y de fraternidad, su libertad para ser enviados testimonia la entrega alegre y generosa en el carisma marista.

Son muchos los religiosos que han vivido el carisma marista. El conocer la vida de los hermanos actuales, junto con la vida de los que ya descansan en el Señor nos permite descubrir la belleza de una vida entregada al Señor.

¿Qué aportan los laicos al carisma?

Nuevamente el documento de "En torno a la misma mesa", nos da pistas importantes: "Los laicos aportamos nuestra forma específica de vivir el carisma marista. Nuestra identidad no se reduce a ser colaboradores de los hermanos (ETMM 21)... El compromiso con las realidades del mundo nos hace signos de Dios en los diferentes ambientes sociales, económicos y políticos en que nos movemos, a la vez que nos capacita para descubrir, con una mirada propia, las llamadas de Dios en esas situaciones. (ETMM 23).

Las laicas y los laicos maristas aportan al carisma lo específico de su vocación. Los laicos siguen a Cristo desde su propio estado de Vida. Es importante resaltar que los laicos se encuentran llamados, igual que los que viven otros estados de vida, a la santidad dentro de la Iglesia. Hoy se encuentran también invitados a participar de una manera plena en la misión y espiritualidad maristas.

Una novedad que la nueva relación entre laicos y hermanos nos aporta es la visión desde el horizonte de la mujer. Dentro del carisma de Champagnat nos ayuda a descubrir nuevos aspectos hasta ahora inexplorados.

Muchos laicos se han comprometido y viven el carisma marista. Es importante que cada uno discierna el nivel de adhesión que quiere tener con el carisma y si es el caso el compromiso que asumirá.

Foto: Diego Torres: Tomada de:  https://pixabay.com/es/playa-océano-gaviotas-para-caminar-1937491/

viernes, 17 de febrero de 2017

Laicos Maristas



La presente entrada quiere ser una continuación en la reflexión del blog sobre el Carisma Marista, de los estados de vida y de la vida laical. Aclaro desde el principio que escribo como parte del Equipo de Vida Religiosa y Laical de la provincia, pero que mi propio estado es la vida religiosa, espero un día invitar a algunos laicos a abordar este mismo tema. 

¿Quiénes son los laicos maristas? Los laicos maristas son personas (profesores, padres y madres de familia, jóvenes, exalumnos, administrativos, auxiliares) que después de un camino personal de discernimiento deciden vivir su vocación cristiana desde la espiritualidad y la misión marista, es decir, al estilo de María, siguiendo la intuición de Marcelino Champagnat.

Como cristianos y cristianas, los laicos maristas, han escuchado en su vida la llamada de Dios a vivir el carisma de Champagnat y, desde el estado de vida laical, responden a ella. Son personas cristianas que sienten el llamado de Dios a vivir con profundidad su vocación cristiana en la escuela espiritual de Marcelino Champagnat. Enriquecen el carisma marista. Debemos recordar que la vida marista, como lo entendemos actualmente, no es sólo propiedad de los hermanos. Hay una manera laical de vivirla.

Esta visión parte, fundamentalmente, de la reflexión del Concilio Vaticano II. Actualmente hay un desarrollo significativo en la comprensión de la vocación laical. Tenemos que partir de un cambio en el significado en el modelo de Iglesia y en la manera de entender la vocación, hoy se entiende más que como un llamado exclusivo para un estado de vida, como una manera  para llegar a la plenitud según el plan particular que Dios tiene para esa persona concreta. Cuando le agregamos el adjetivo marista, nos referimos a los que se sienten llamados por Dios a moldear sus vidas con los rasgos del carisma marista.

Los laicos, no son religiosos chiquitos, son fieles cristianos que viven en familia y que están inmersos en las actividades del mundo. Incorporados a Cristo mediante el bautismo, y unidos con los que viven en otros estados de vida (religiosos o sacerdotes) formamos el Pueblo de Dios.

Como bautizados participan de la función profética sacerdotal y real de Jesucristo. Por tanto, están llamados a anunciar con alegría y esperanza la buena nueva del Reino, denunciar las situaciones de pecado e injusticias que existen en el mundo de hoy.

Un laico llega a ser Marista cuando se compromete y asume el modelo de María, según el camino de Champagnat. La vocación laical marista no brota de un momento de empatía o de entusiasmo, sino que requiere de procesos internos, tiempos y contrastes.

Para poder llegar, como dice el documento de "En torno a la misma mesa": a vivir nuestra adhesión al proyecto de Jesús, al estilo de María: desde la sencillez del trabajo cotidiano, desde la escucha, la fraternidad y la oración; A ser testigos de la ternura de Dios a todas las personas, de modo especial damos testimonio de este amor entre los niños, los jóvenes y los necesitados; A descubrir en la Comunidad Marista una manera diferente de vivir, descubrimos un dinamismo que nos humaniza y nos potencia; A evangelizar, a servir, a construir relaciones fraternas, solidarias y cálidas y a celebrar la fe.

Para terminar creo necesario recordar que las vocaciones de Hermano y de laico marista se complementan. No nacen para sustituirse sino para apoyarse mutuamente. Juntos debemos descubrir cómo vivir el seguimiento de Jesús al estilo de Champagnat, y juntos nos animamos en nuestra entrega en la misión, en la espiritualidad y en nuestra vida en común.

viernes, 10 de febrero de 2017

¿Quién es un laico?



En nuestro contexto mexicano, hay veces que resulta complicado definir lo que es un laico. Sin embargo, este paso es necesario para profundizar en el laicado marista.

En la escuela primaria, todos debimos aprender que México es un estado laico, es decir que hay una separación entre la Iglesia y el Estado y que el estado no apoya ni rechaza ninguna religión. El ejemplo que más se cita es la educación, donde el estado está obligado a dar educación, pero no se enseña ninguna doctrina religiosa. Esta es una de las acepciones de la palabra “laico”, pero no es la que utilizamos cuando hablamos de laico marista en la Iglesia.

En el contexto religioso católico, Laico, se utiliza con otro significado. Históricamente laico se ha definido de manera negativa: Todos los Bautizados que no forman parte del Orden Sacerdotal. Por extensión este término se ha extendido a los miembros de Ordenes y congregaciones religiosas, sean masculinas o femeninas. Esta definición empezó a cambiar a raíz del Concilio Vaticano II. Durante el concilio se discutió ampliamente la Misión de la Iglesia y en ella el papel del Laico. Especialmente significativo es el documento de Lumen Gentium. En este documento el laico es aquel cristiano que busca transformar el mundo según el designio de Dios.

El cambio que pide esta definición es pasar de ser fieles pasivos a convertirse en miembros activos de la Iglesia. Los protagonistas en la Iglesia no son los sacerdotes ni los religiosos, somos todos los bautizados. Hablar del laicado actualmente es hablar de aquellos bautizados que buscan una participación más activa y comprometida.

Hace un año (el 26 de Abril de 2016) el Papá dirigió una carta al Cardenal Marc Ouellet, en ella describe al laico como: “Nuestros hermanos, inmersos en esas luchas [diarias], con sus familias, intentando no solo sobrevivir, sino que en medio de las contradicciones e injusticias, buscan al Señor y quieren testimoniarlo.”

Entre esos laicos, activos y comprometidos que quieren testimoniar a Cristo, hay quienes se sienten atraídos por el carisma y la espiritualidad de las familias religiosas, como son la espiritualidad Ignaciana, franciscana, carmelita... A aquellos que se sienten atraídos por el carisma marista y se comprometen a compartir la vida y misión desde la espiritualidad de San Marcelino Champagnat, son a los que llamamos laicos Maristas. Es decir, laico marista es todo cristiano que busca transformar el mundo, siguiendo activamente a Jesús como lo hizo María.

viernes, 20 de enero de 2017

Estados de Vida


Se agradece a Ricardo Romo por su autorización para publicar su dibujo. 

Hace tiempo publiqué una entrada de Blog que trataba sobre el Carisma Marista. En esa entrada expresaba que todo carisma tiene un espíritu, una espiritualidad, una misión y un estado de vida.

Poco después, realicé una entrada sobre la misión marista, hoy quiero retomar el tema del carisma marista desde los estados de vida. Aclaro desde el principio que escribo como Religioso-hermano que soy.

Al hablar de estados de vida, nos situamos en el contexto de la vocación personal. Podemos decir que un estado de vida es el modo específico de realizar la vocación. Otra forma de decirlo sería el modo de ser persona, una situación permanente y duradera (“estado” = se está), que funda y justifica aspectos específicos de su vida y actividad. El término se relaciona con la condición jurídica en el derecho canónico de la persona.

El concilio Vaticano II, en el documento Lumen Gentium considera la Iglesia como cuerpo que articula a los sacerdotes, los laicos y los religiosos. Así tenemos los ministros ordenados en un primer grupo, a todos los que han recibido el orden sacerdotal en cualquiera de sus grados, ya sean obispos, presbíteros o diáconos. En un segundo grupo a los laicos, todos los bautizados que viven su consagración en el mundo y, finalmente, los religiosos, que se caracterizan por un seguimiento radical de Jesús siguiendo los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.

Por casi siglo y medio, el carisma marista de Champagnat se vivió por los Hermanos Maristas, religiosos-hermanos, o religiosos laicos como antiguamente nos llamaban.

Hoy reconocemos que el carisma marista es un regalo para toda la Iglesia y puede ser vivido desde cualquiera de los estados de vida. Así lo indica el documento de En torno a la misma mesa en su número 4: “Así ha sido también entre nosotros, los maristas. El carisma de San Marcelino Champagnat, presente en el Instituto de los hermanos, ha arraigado entre los laicos. A algunos de nosotros [laicos], Dios nos ha tocado y nos ha dado un corazón marista. Ciertamente, más que decisión nuestra, ha sido iniciativa de Dios. No podemos vivir de otra manera, somos maristas”.

lunes, 5 de diciembre de 2016

El Papa Francisco: La dirección espiritual es un carisma de laicos.



Sí, como lo dice el título, se buscan directores espirituales (o acompañantes espirituales, si les gustá más el término). Hermanos y laicos, y especialmente laicas, que puedan acompañar procesos de busqueda y encuentro con Dios. Porque como dijo el Papa Francisco en su encuentro con la religiosas, el carisma de la dirección espiritual es dado, no solo a los sacerdotes, sino también a los laicos. Se buscan personas con experiencia de Dios, que sepan escuchar y que puedan ayudar a discernir. Los necesitamos urgentemente como Iglesia. Y, además, los necesitamos urgentemente como Maristas.

Les dejo el texto del Papa Francisco
(Inicio de Cita)
Ahora pasemos a la pregunta: la vida consagrada es un don, un don de Dios a la Iglesia. Es verdad. Es un don de Dios. Vosotros habláis de la profecía: es un don de profecía. Es Dios presente, Dios que quiere hacerse presente con un don: elige hombres y mujeres, pero es un don, un don gratuito. También la vocación es un don, no es un reclutamiento de gente que quiere seguir ese camino. No, es el don al corazón de una persona; el don a una congregación; y también esa congregación es un don. No siempre, sin embargo, este don es apreciado y valorado en su identidad y en su especificidad. Esto es verdad. Existe la tentación de homologar a los consagrados, como si fuesen todos la misma cosa. En el Vaticano II se hizo una propuesta de ese tipo, de homologar a los consagrados. No, es un don con una identidad especial, que llega a través del don carismático que Dios hace a un hombre o a una mujer para formar una familia religiosa.

Y luego un problema: la cuestión de cómo se acompaña a los religiosos. A menudo las comunidades, sobre todo femeninas, en nuestra Iglesia local tienen inconvenientes para encontrar serios acompañantes, formadores, padres espirituales y confesores. O porque no comprenden lo que es la vida consagrada, o porque quieren entremeterse en el carisma y dar interpretaciones que hacen mal al corazón de la religiosa... Estamos hablando de las religiosas que encuentran este inconveniente, pero también los hombres los tienen. Y no es fácil acompañar. No es fácil encontrar un confesor, un padre espiritual. No es fácil encontrar un hombre con rectitud de intención; y que la dirección espiritual, la confesión, no sea una conversación entre amigos pero sin profundidad; o encontrar a los rígidos, que no comprenden bien dónde está el problema, porque no entienden la vida religiosa... Yo, en la otra diócesis que tenía, aconsejaba siempre a las religiosas que venían a pedir consejo: «Dime, en tu comunidad o en tu congregación, ¿no hay una hermana sabia, una hermana que viva bien el carisma, una buena religiosa con experiencia? Haz la dirección espiritual con ella» —«Pero es mujer»—. «Es un carisma de los laicos». La dirección espiritual no es un carisma exclusivo de los presbíteros: es un carisma de los laicos. En el monacato primitivo los laicos eran los grandes directores. Ahora estoy leyendo la doctrina, precisamente sobre la obediencia, de san Silvano, un monje del Monte Athos. Era un carpintero, su profesión era carpintero, luego fue ecónomo, pero no era ni siquiera diácono; era un gran director espiritual. Es un carisma de los laicos. Y los superiores, cuando ven que un hombre o una mujer en la congregación o en la provincia tiene el carisma de padre espiritual, se debe tratar de ayudar a que se forme, para prestar ese servicio. No es fácil. Una cosa es el director espiritual y otra es el confesor. Al confesor voy, le digo mis pecados, escucho el bastonazo; luego me perdona todo y sigo adelante. Pero al director espiritual le tengo que decir lo que sucede en mi corazón. El examen de conciencia no es el mismo para la confesión y para la dirección espiritual. Para la confesión, debes buscar dónde has faltado, si has perdido la paciencia, si has tenido codicia: esas cosas, cosas concretas, que son pecaminosas. Pero para la dirección espiritual debes hacer un examen acerca de lo que ha sucedido en el corazón; qué moción del espíritu, si tuve desolación, si tuve consolación, si estoy cansado, por qué estoy triste: estas son las cosas que debo hablar con el director o la directora espiritual. Estas son las cosas. Los superiores tienen la responsabilidad de buscar quién, en la comunidad, en la congregación, en la provincia tiene este carisma, dar esta misión y formarlos, ayudarles en esto. Acompañar en el camino es ir paso a paso con el hermano o con la hermana consagrada. Creo que en esto aún somos inmaduros. No somos maduros en esto, porque la dirección espiritual viene del discernimiento. Pero cuando te encuentras ante hombres y mujeres consagrados que no saben discernir lo que sucede en su corazón, que no saben discernir una decisión, es una falta de dirección espiritual. Y esto sólo un hombre sabio, una mujer sabia puede hacerlo. Pero también formados. Hoy no se puede ir sólo con la buena voluntad: hoy el mundo es muy complejo y también las ciencias humanas nos ayudan, sin caer en el psicologismo, pero nos ayudan a ver el camino. Formarlos con la lectura de los grandes, de los grandes directores y directoras espirituales, sobre todo del monacato. No sé si tenéis contacto con las obras del monacato primitivo: ¡cuánta sabiduría de dirección espiritual había allí! Es importante formarlos con esto. ¿Cómo redescubrir esta riqueza? La vida consagrada para el 80% tiene un rostro femenino: es verdad, hay más mujeres consagradas que hombres. ¿Cómo es posible valorar la presencia de la mujer, y en especial de la mujer consagrada, en la Iglesia? Me repito un poco en lo que estoy por decir: dar a la mujer consagrada también esta función que muchos creen que es sólo de los sacerdotes; y también hacer concreto el hecho de que la mujer consagrada es el rostro de la Madre Iglesia y de la Madre María, es decir, seguir adelante por el camino de la maternidad, y maternidad no es sólo tener hijos. La maternidad es acompañar en el crecimiento; la maternidad es pasar las horas junto a un enfermo, al hijo enfermo, al hermano enfermo; es entregar la vida en el amor, con el amor de ternura y de maternidad. Por este camino encontraremos aún más el papel de la mujer en la Iglesia.

 (Fin de Cita) 

Fuente. 

domingo, 20 de noviembre de 2016

Historia de la Formación de Laicos en la Provincia Marista de México Occidental.

El tema del Laicado no es ajeno al Instituto de Hermanos Maristas, ni a la sociedad de María en su conjunto, es más, se encuentran presentes desde el proyecto original de la sociedad de María. Prueba de esta presencia es el Proyecto de fundación que el P. Colin presenta en Roma para buscar la aprobación de la Sociedad de María en 1833 en la que menciona: “Después de haber superado con paciencia muchas dificultades y obtenido el consentimiento del Ordinario del lugar, comenzaron a formar, con la ayuda de Dios, 1o. una sociedad de sacerdotes en la diócesis de Belley y de Lyon, participar en misiones de ejercicios principalmente con la gente de la compañía y también aceptó la dirección del seminario menor de Belley; 2o. Una sociedad de hermanos laicos, que ya tienen dos noviciados y funcionan varias escuelas en las parroquias; 3o. una comunidad de religiosas, cuya casa principal se encuentra en la ciudad de Belley; 4o. una fraternidad de laicos que viven en el mundo quienes, asociados a la acción de la Sociedad en los bienes espirituales de toda la Sociedad, la fraternidad ya ha comenzado a existir en la diócesis de Belley.” (Girard 1992: 24).

Este proyecto no fue aprobado por Roma, sino separando las diversas ramas, Padres, Hermanos, Hermanas y Laicado. El laicado Marista se desarrollará bajo el cuidado de los Padres Maristas y posteriormente de las Hermanas (SM).

A nivel mundial

La preocupación por el laicado resurgió en el Instituto de Hermanos en la segunda mitad del siglo XX. Hasta este momento la mayor parte del personal en las obras eran hermanos. Los laicos, poco a poco, fueron integrándose en la misión marista.

Anaya y Fornel (2009) relatan que entre 1970 y 1980 se empezaron a impartir cursos de espiritualidad y misión marista para los laicos que trabajan en las obras como a padres de familia y exalumnos que simpatizan con el carisma.

Para las personas que se sintieron atraídos a vivir la espiritualidad e implicarse en la misión marista, más allá de un contrato laboral o de la participación temporal de sus hijos en las obras educativas, surgió el Movimiento Champagnat de la Familia Marista (MCFM), aprobado por el 18º Capítulo General (1985).

En 1991, el superior General Charles Howard recoge la inquietud por que los laicos participen del carisma marista y da lineamiento para el Movimiento Champagnat en una circular.

Más tarde, en 1993 se invitará a participar a 14 laicos en el 19º Capítulo general (1993), con 14 laicos. En el XX Capítulo general participaron 17 laicos, este capítulo recomendó al Consejo general que estudie las diferentes formas de pertenencia al Instituto y que, en diálogo con los provinciales y sus consejos, permita a los laicos vivir (ad experimentum) diversas formas de compromiso marista. A partir de estas experiencias, el Consejo general clarificará los tipos de vinculación jurídica que posibiliten, eventualmente, tomar una decisión en el 21º Capítulo general.
En la reunión sobre a Misión Marista en Mendes, Brasil, durante 2007, se vuelve a tomar el tema. No se habló sólo de una pertenencia al Instituto, sino de nuevas formas de vinculación al carisma marista.
Los laicos maristas han tenido participación en la elaboración de los últimos documentos maristas como son Misión Educativa, Agua de la Roca y En torno a la misma mesa.

En la provincia de México Occidental.



No se cuentan con datos exactos, sobre la fecha en que los seglares comienzan a trabajar en las obras de los hermanos. Se sabe que a principio de los años 70, el Hno. Humberto Alvarez Haces supervisó la formación de los seglares, desde Guadalajara. Después se encargó el Hno. Manuel Hernández Gaona, se organizaron algunos cursos de verano en Guadalajara.

A finales de 1974 se tiene datos que sólo el 25% de los catequistas de primaria son hermanos, el 70% de los catequistas de secundaria y el 85% de los catequistas de preparatoria. Ese mismo año se proponen “Cursos de Actualización Apostólica” que pretenden: “Proporcionar tiempo y medios para que los Hermanos se sientan con cierta seguridad en el terreno apostólico, así como en el de la oración personal y comunitaria” (Informe sobre la situación de la provincia, 1974).

En 1972 trabajaban en las obras de la provincia 83 hermanos y 237 seglares en Primaria; 68 Hermanos y 142 seglares en secundaria y 23 hermanos y 104 seglares en Preparatoria. Dando un total de 174 hermanos y 483 seglares. Los siguientes dos años los podemos ver en la siguiente tabla: (Transcrita del: Informe sobre la situación de la provincia, 1974).


1972
1972
1972
1972
1973
1973
1973
1973
1974
1974
1974
1974

Prim.
Sec.
Bach.
Total
Prim.
Sec.
Bach.
Total
Prim.
Sec.
Bach.
Total
Alumnos
11634
4359
1868
17861
11665
4256
1993
17914
11526
4347
1894
17767
Hermanos
83
68
23
174
77
65
27
179
70
59
23
152
Seglares
237
142
104
483
261
129
138
528
233
157
115
505
Tabla 1: Personal docente y alumnado, 1972-1974

Cursos de Dinamización

En 1974, cuando era Provincial el Hno. Aureliano Brambila se creó la llamada Comisión de Visitadores Escolares. Esta comisión estuvo integrada por los Hermanos: Carlos Toral Gutiérrez, Manuel Hernández Gaona, José Guadalupe Romero Torres y Humberto Alvarez Ruesga. “La Comisión se dedicó a dar pláticas y orientaciones sobre temas catequéticos y pedagógicos, envió documentos para estimular su estudio, entrevistó personalmente al elemento seglar, organizó jornadas de reflexión catequística, elaboró textos de catecismo tanto para primaria como para secundaria, asesoró convivencias y retiros de alumnos, dirigió los cursos de dinamización y los retiros regionales para maestros seglares.” (Informe del Hno. Aureliano Brambila).

La labor de la comisión era visitar los colegios, supervisar a los maestros, escuchar a los maestros, supervisar lo pedagógico, académico y lo pastoral. A los laicos, se les dio oportunidad de hablar personalmente con un hermano consejero provincial. En un año se entrevistó a la mayor parte del personal.

A raíz del intercambio con el personal surgieron los cursos de “dinamización” que se organizaron con el esquema de las 4 relaciones de la persona humana. Bajo un esquema en que el director de cada obra enviaba al curso un grupo de maestros. Estos cursos duraban una semana y tenían como sede Guadalajara o algún punto cercano a dicha ciudad.

Según el Hno. Guadalupe Romero, cada verano se completaban grupos de 70 personas. Él dirigió los cursos del 74 al 83. Con el tiempo, se empezaron a dar otros cursos de una semana como: Sacramentos, Mariología, Cristología… para quienes ya habían tomado dinamización. Luego para los que ya habían tomado varios cursos se abrió un curso de Oración. El curso de oración se basaba en la Lectio Divina.

Durante el trienio de 1977 a 1980: Se realizaron dos cursos de dinamización por año. Según el informe a la provincia: Se está dando un primer cursillo de iniciación al que asistieron en dos años 125 maestros; y un segundo curso con temas de profundización: Puebla, Sacramentos, Biblia, que han sido estudiados en estos tres años, con una asistencia total de 208 maestros.” (Informe Provincial 77-80, Hno. Rigoberto Limón) Según las tablas anexas a dicho informe había 549 maestros seglares trabajando en las escuelas, acompañadas por 14 religiosas y unos 153 hermanos maristas.

En 1982, la comisión de visitadores escolares dejó de prestar el servicio de entrevista a los maestros, ya que la comisión pasó de tres a dos miembros debido a la necesidad de suplencia y después por la creación de la comisión de grupos apostólicos. “Mención especial en el trabajo de la Comisión merece la continuidad que han tenido los “Cursos de Dinamización Apostólica” para los maestros. No siempre ha sido fácil su organización, ni encontrar el tiempo más oportuno, pero estoy convencido de que los sacrificios hechos por parte de los hermanos, de varios HH. Directores para interesar a sus maestros, de parte de los maestros mismos para asistir, reditúan buenos frutos para éstos, en primer lugar y para la labor del colegio que puede contar con elementos mejor motivados para aportar sus servicios a la educación cristiana. Dos tipos de cursos se han mantenido: uno de iniciación para maestros nuevos, y otro de profundización para quienes ya hicieron el primero. Al primero asistieron en los dos años que se impartió 110 maestros; al segundo que fue impartido los tres años asistieron 164 maestros”. (Informe al sexto capítulo provincial y a la provincia sobre el trienio 1981-1983, H. Rigoberto Limón).

Los cursos continuaron con el siguiente provincial: “Durante este tiempo (1984-1985) se llevaron a cabo tres Cursos de Dinamización de nuestros Maestros Seglares, con la participación de 150 de ellos. Es de notar que esta experiencia ha sido muy valiosa en el mejor arraigo de nuestros colaboradores, así como en el crecimiento de ellos en la pedagogía y mística marista de la educación. Su compromiso apostólico ha ido en evidente auge” (Informe Provincial del periodo 1984-1985, Manuel Menchaca)

En el primer trienio como provincial del Hno. Guadalupe Romero se toma la formación de laico como una prioridad, se encarga a la comisión de pastoral. En su informe se lee: “2.7.10 Los tiempos y circunstancias en que vivimos, reafirman nuestra obligación y necesidad de comprometernos mayormente en una esmerada y cuidadosa formación a los seglares. En nuestro caso, por justicia social y por necesidad de contar con seglares que vivan su profesión como vocación y como un apostolado, garantizando así un mejor logro de nuestro carisma en su dimensión educativa”. (Informe del trienio 1986-1988, Hno. José Guadalupe Romero Torres) En 1986, se encuentra la primera referencia a un taller de llamado “Encuentro de oración”, dicho curso de oración se basaba en la Lectio Divina.

En el segundo trienio continúan el “acompañamiento a los seglares” y los cursos de dinamización. “En relación a los maestros el servicio prioritario que se les ofreció fue la entrevista, especialmente a aquellos que habían tomado los cursos de Dinamización, o son titulares o responsables de algún departamento. Siempre se tuvo con ellos una reunión de estudio, reflexión y orientación. Los principales temas fueron: “Presencia de la Iglesia en el Mundo de la Educación en México” (CEM) “La Escuela que sí educa” folleto con el perfil de la escuela marista a partir de las constituciones. También se dio una “clase práctica” como guía didáctica.” (Informe del Trienio 1988-1991, Hno. José Guadalupe Romero).

“Los cursos de Dinamización se han continuado. Por 16 años consecutivos se ha beneficiado personal y espiritualmente a buen número de maestros y de personal administrativo. En este trienio se dieron cuatro en cada año, con asistencia promedio de 250 por año. Temas de estos cursos: El introductorio; Primero y Avanzado de Oración; Biblia; Cristología; Eclesiología y Moral I y II. Para estos cursos colaboraron el H. Provincial, Viceprovincial y unos diez hermanos más. Creo que vale la pena continuarlos.” (Informe del Trienio 1988-1991, Hno. José Guadalupe Romero). Según las tablas del informe en el ciclo 91-92 el “personal seglar de la provincia” eran 639 personas.

Entre 1990 y 1999 los cursos continúan a cargo de la comisión de pastoral educativa, se dieron diversos cursos. En esa década pasaron por los cursos de “Dinamización” 687 personas diferentes, con uno o varios cursos. Entre los cursos ofrecidos se tiene: Dinamización (Cosmovisión), Biblia, Oración, Moral, Sacramentos, Cristología, Documento de Santo Domingo e “Identidad del Laico Marista”

Una de las dificultades de estos cursos fue la cobertura, se volvieron “elitistas” ya que había personas que no eran invitadas por sus directores, y querían asistir, y personas que asistían año con año. Además los cursos se impartían en Guadalajara o sus cercanías lo que dificultaba a los maestros de lugares alejados de Jalisco asistir.

Proyecto de Formación para el laico marista.

En el año 2000, en el provincialato de Enrique Escobar, se modifica el esquema. Se busca una formación más formal -dependiente de la universidad-, y con una mayor cobertura, pues hasta ese momento dependía que el director enviara a la persona. Se ideó el Programa de formación del laico, que buscaba formar a todo laico que laborara en las obras maristas. El organismo encargado de coordinar dicha formación se denominó CELMAR (Centro de Laico Marista), en el seno de la Universidad La Salle Guadalajara.

Inicialmente el Proyecto contemplaba tres niveles: 1) Un programa de inducción para el laico marista (PLIM), un Diplomado en Educación Marista (DEM) y una Especialización que nunca se realizó.

El PLIM se realizó de abril del 2000 a diciembre de 2006, se pretendía que los colaboradores de las Instituciones Educativas Maristas se identifiquen con la Misión de las mismas en su pensar y actuar y continúen su crecimiento personal. Consistió en 10 jornadas de trabajo con las siguientes temáticas:

Primera etapa: Sistema Marista:
1) Sistema Marista: Introducción y administración. (1 jornada).

Segunda etapa: Integración Personal:
2) Relación conmigo mismo. El yo. (1 jornada).
3) Relación con los demás. Los otros. (1 jornada).
4) Relación con el entorno. La naturaleza. (1 jornada).
5) Relación con Dios. El Trascendente. (1 jornada).

Tercera etapa: Dinámica Social y Apostólica:
6) Oración: diálogo y presencia. (1 jornada).
7) Autoestima y desempeño profesional. (1 jornada).
8) Marcelino: un encuentro vivencial. (1 jornada).
9) Misión Educativa Marista: vivencia de un estilo. (1 jornada).
10) Dinámica Social y Apostólica: realidad social, proyección apostólica y ecología social. (1 jornada).
Nota: una jornada equivale a 8 horas de trabajo como mínimo.

En el plan pastoral provincial (2000-2003) integró este programa como parte del tercer apartado: Nuevo Dinamismo en la Misión, en la táctica 3.1: Formación Marista de nuestros colaboradores: “Hemos optado por CELMAR para instrumentar esta formación. 451 personas han concluido el programa de inducción (68%)” [SIC].

Logros: Mayor conocimiento de la obra marista entre nuestros colaboradores, promoción de un clima de integración en las escuelas participantes, oportunidad para la propia vivencia personal de la fe y la invitación a responder ante la pobreza de nuestro entorno de manera más decidida. Retos: Diseñar estrategias múltiples de continuidad en la inducción y definir la finalidad e implementar el diplomado, es el segundo nivel.” (Informe a nuestra provincia, 2000-2003, Enrique Escobar). El mismo informe presenta una tabla con la distribución del personal, dando un total de 1726)

Entre los logros obtenidos por el PILM se encuentran:

1) Satisfacer la demanda de cursos de las instituciones que se solicitaron.
2) Resultados obtenidos en 4 años de trabajo logrando un avance del 73% (se anunció en mayo del 2004, sin tomar en cuenta los cursos que se impartirían en el verano y que significaban el cierre del programa en la mayoría de esos lugares) de las obras a quienes se les brindó el servicio.
3) Alto porcentaje de avance del Programa de Inducción del Laico Marista en las obras de la Provincia.
4) Dinámica de los cursos fuera de las instalaciones del colegio favoreció la convivencia, el aprovechamiento de contenidos, el trabajo en equipo, entre otros.

En total, el Programa de Inducción del laico Marista se realizó de junio del 2000 a julio de 2006. Se impartieron 176 cursos y se atendieron 6,351 colaboradores (que por lo menos han tomado alguno de los cursos). Terminaron el programa 927 colaboradores es decir el 49.44% del personal. (1875 personal en total) (1,885 según informe provincial, 2006)

El programa se abandonó en el 2006, entre algunas de las razones se encuentran:
1) Se consideró que después de 6 años de implementación, se tenía ya una cobertura importante al respecto de los colaboradores que terminaron el programa y no se tenía una propuesta nueva que diera continuidad a la formación que ya habían recibido.
2) Propuesta “onerosa”
3) Al implementar una segunda fase de formación marista (DEM), ya no era posible continuar impartiendo los cursos del programa de inducción con la misma dinámica de la propuesta original, por lo cual se solicitó la elaboración de un curso de inducción marista general que se llevará a cabo en cada localidad al inicio del ciclo escolar y sólo para los nuevos colaboradores.

Ese mismo año se anota en el informe provincial que de una muestra de 462 titulares, sólo el 37% cuentan con alguna formación en catequesis.
A partir del año 2003, se comienza a pedir en la planeación escolar un apartado dedicado a la formación y capacitación. Que debía incluir los avances en el PILM y el DEM que se pensaba implementar, así como los medios para lograr que el 100% de los maristas (laicos y hermanos) contarán con los títulos necesarios para su labor.

El Diplomado par el Educador Marista (DEM) se impartió de abril del 2007 a la actualidad (2014). Su objetivo fue que el colaborador marista siga desarrollándose en lo humano, en lo religioso, en lo profesional y en la vivencia de los valores propios de la Misión Educativa Marista para insertarse en la realidad cambiante que se vive en la institución.

Desde el diseño del curso se diferenciaron tres públicos con distinta duración: Personal Académico y de Formación (256 horas); Personal Administrativo y de Apoyo (224 horas); y, personal de Servicio (120 horas).

Programa:
Formación Humana:
1) Desarrollo Personal.
2) Promoción de ambientes de fraternidad.
3) Naturaleza.

Formación Religiosa:
1) Tras las Huellas de Marcelino: Espiritualidad y Misión.
2) Oración y vida.
3) Valores a través del servicio.
4) María, la Buena Madre.
5) Encuentro con Jesucristo y Solidaridad.

Formación Profesional:
1) Eficacia Profesional.
2) Integración Pastoral.
3) Comunidad Educativa y Colaboración.
4) Filosofía y desempeño laboral.
5) Nuevas Propuestas Educativas.
6) El Maestro Titular de Grupo.
7) Gestión Laboral y Planeación de vida y trabajo.
8) Tradición Educativa Marista
9) Elaboración de un Proyecto de Mejora Continua.

Dificultades detectadas durante su implementación fueron:
1) Uno de los problemas es que fue obligatorio, lo cual contrastaba con el espíritu de los cursos de dinamización que eran voluntarios. Los cursos se masificaron y se volvieron una lista de Cursos con un Check-in.
2) Al paso de los años, se perdió la “uniformidad” en los contenidos impartidos en cada uno de los cursos, ya que, a diferencia de la no actualización que ocurrió en el PILM, en los cursos del DEM cada facilitador introdujo sus propios materiales y cambió contenidos, de acuerdo a lo que pensó que le abonaría al objetivo planteado en cada curso.
3) Se hicieron versiones “light” de los cursos, debido a las dificultades para calendarizar y dedicar tiempo a las jornadas propuestas; incluso hubo cursos de 4 horas presenciales y se dio el tema por visto.
4) El ritmo de avance a nivel provincial fue muy diverso, ya que la programación de cursos dependía únicamente de cada colegio, lo cual prolongó el tiempo en que lo implementaron y esto se tradujo en que se perdió el sentido de Diplomado o de interrelación de los contenidos; se comenzó con la visión de que eran cursos aislados, sin un objetivo común.
5) Siendo un programa a implementarse en varios años, la gran rotación de personal afectó la cobertura de todos los temas para todos los colaboradores de cada colegio.

Otros cursos dirigidos a la Formación de Laicos.

En la provincia, se han ofrecido cursos de Patrimonio Marista para Laicos y Hermanos, bajo la dirección del Hno. Aureliano Brambila. Lo instituyó oficialmente, el H. José Guadalupe Romero Torres, Provincial, con el nombre de CEPAM (Centro de Estudios del Patrimonio Marista), en abril de 1989, en la ciudad de Morelia. En 1994 se trasladó a la Ciudad de Guadalajara.

Los cursos de CEPAM están abiertos a Laicos y Hermanos de todas las provincias del Instituto. Hasta diciembre del 2013 han pasado por sus aulas: 227 Maristas (hermanos y laicos). De la provincia, han seguido cursos en CEPAM 34 hermanos y 10 laicos.

Entre 1995 y 2005, la comisión de Pastoral, especialmente el Hno. Carlos Toral (Dn. Charly), organizó y dirigió el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica, el curso consistió en una serie de cuestionarios para ser contestados después de leer un apartado de dicho catecismo. Los cuestionarios eran revisados y regresados al maestro. No se cuenta con registro del número de personas que iniciaron dicho estudio, ni de las personas que lo terminaron.