lunes, 13 de marzo de 2017

La devoción marista a San José.



Marcelino Champagant era devoto de San José. Lo podemos ver claramente en dos testimonios. En la carta 238, para agradecer a sus hermanos las felicitaciones por el año nuevo, expresa: “¿Quién podrá, después de María, expresar mejor todo lo que sentimos, que San José, ¡ese gran santo! ¡ese hombre seráfico!”. De igual manera en el Testamento Espiritual expresará: “En presencia de Dios y bajo el amparo de la Santísima Virgen y de san José…” y más tarde recomienda a los hermanos: “A la devoción a María juntad la del glorioso san José, su dignísimo esposo; ya sabéis que es uno de nuestros primeros patronos…” Ante estos testimonios surge la pregunta: ¿Qué veía Marcelino en San José para que lo propusiera como Modelo de Vida de los Maristas?

Considero que mínimamente Marcelino vería 6 rasgos importantes para la vida de los Maristas a contemplar a San José. Estos puntos constituyen algunos de los rasgos presentes en su espiritualidad y que los veía reflejados en la vida de este santo. Estos son: El amor a Jesús, el amor a María, el amor al trabajo, la Humildad y vida oculta, el ser educador cristiano y el cumplimiento de la voluntad de Dios.

San José fue el padre de Jesús. Sabemos que en la Iglesia ha habido discusiones sobre el significado de paternidad en San José, sobre todo para enfatizar la filiación divina de Jesús, no quiero entrar en dichas discusiones. Lo que sí sabemos es que San José después de un momento de duda que nos narra el evangelio, acepta ser padre legal de Jesús y darle su nombre (en la actualidad diríamos apellido). Es por José que Jesús pasa a pertenecer al pueblo judío y a la familia de David. Marcelino seguramente veía en este hecho el amor que tenía a Jesús, un amor que experimenta él mismo y que quiere transmitir a sus discípulos. San José es símbolo del amor a Jesús.

San José, además, fue esposo de María. Nuevamente no veo pertinente entrar en la discusión sobre el matrimonio entre José y María y su vida íntima. La iglesia ha enseñado la virginidad de María, para enfatizar la divinidad de Jesús. Pero el mismo evangelio llama a María esposa de José. Marcelino seguramente al contemplar a San José vería a la persona que ama profundamente a María. Que es capaz de aceptar incluso lo inaceptable y a perder su nombre por el amor que le profesa. Y Marcelino también amaba profundamente a María, tanto que nos quiso dar su nombre a los Maristas. San José, también será el símbolo de la persona que ama profundamente a María.

Otro de los rasgos que seguro Marcelino vería en José es el amor al trabajo. Seguro que Marcelino se identificaría con el carpintero de Nazaret, aquel artesano experto de la construcción. Me imagino a Marcelino pensando que José seguramente armaba andamios, preparaba mezcla y trabajaba como él lo hacía en ese momento en el Hermitage. Marcelino seguramente aprendió junto a José los hábitos de orden y limpieza, de trabajo bien hecho, completo y a tiempo. San José será el símbolo del amor al trabajo.

Creo que igual, Marcelino veía en San José el modelo de humildad y vida oculta que quería para los Maristas. San José es una figura importante en el Evangelio, va a salvar a Jesús de la persecución, va a educarlo, como veremos más adelante, pero no dice una sola palabra en el texto evangélico. Seguro que Marcelino lo veía como modelo de Humildad para sus Marista y de una persona que pasó su vida haciendo el bien sin ruido. San José seguramente para Marcelino era modelo de Humildad.

Además, San José, es modelo de Educador Cristiano. San José educó a Jesús, quizá algunas de las palabras de Jesús fueran palabras que aprendió de José. Seguro que le enseño quién era el Dios al que alababan y que más tarde describirá como su “abba”. Seguro que le enseñó a trabajar, a comportarse en la sinagoga y todo lo relacionado con su vida. Marcelino es modelo de educador cristiano.

Finalmente, San José es modelo de la persona que escucha la voluntad de Dios y la cumple. Dios sale al encuentro de José, le cambia sus planes, lo mete en proceso de discernimiento y búsqueda, lo manda de migrante a Egipto… y en todo ello, San José aparece como hombre justo, como buscador y cumplidor de la voluntad de Dios. Marcelino seguramente ve en San José al hombre capaz de descubrir la voluntad de Dios en su vida y seguirla.

Estos seis rasgos de San José, también los vivió Marcelino y seguramente quería que todos los Maristas los viviéramos, es por eso que propone a San José como patrono del Instituto Marista.


* Este texto se presentó inicialmente como conclusión de un trabajo de estudio sobre la carta 238 de CEPAM.

sábado, 11 de marzo de 2017

Recomendaciones de la semana 8 y 9


Foto de stevepb: https://pixabay.com/es/periódico-noticias-412452/ 

La semana pasada no subí las recomendaciones de la semana. Estaba experimentando un nuevo método se llama Scoop.it. Voy a agrupar ahí los artículos que me llamen la atención y en este espacio solamente publicaré entre tres y cinco de los que considere mejores.

Javier Tourón continúa con su serie: Desgranando las estrategias docentes más efectivas. ¿Qué dice la investigación? Presentando las dos últimas partes. Me gustó mucho la segunda pues presenta aspectos que varios de los hermanos maristas mayores, como Dn. Carlos Torál, seguido expresaban. Parte dos aquí, parte final aquí.

Elena Rodríguez presenta en linkedin una presentación sobre los Entornos Virtuales de Aprendizaje. Creo que la formación continua tanto profesional como religiosa tiene que tender a ella. Cada uno de nosotros debemos tener nuestro PLE. Aquí se explica lo que son y da herramientas útiles para desarrollarlos. https://es.slideshare.net/elena.rodriguez/entorno-personal-de-aprendizaje-y-redes-sociales-en-educacin


Angel Fidalgo habla esta semana sobre el Cómo aplicar Flip Teaching en su asignatura. Presenta un sencillo método para realizarlo, con muchos enlaces para entender la forma de Invertir nuestras clases. https://innovacioneducativa.wordpress.com/2017/03/09/como-aplicar-flip-teaching-en-su-asignatura-un-sencillo-metodo/

Cambiando de tema y uniendo la interioridad y la educación, Ángel Gonzalo presenta una reflexión sobre el tiempo y los tiempos de aprendizaje e innovación, una invitación a la paciencia y permitir tomar el tiempo necesario: http://www.xarxatic.com/un-segundo-no-puedo-esperar-tanto/

Finalmente, en el blog Más y Mejor, nos presenta 10 cosas que puedes hacer hoy para ser más feliz. Creo que los consejos 1, 2, 4, 9 y 10 nos pueden servir a muchos docentes y aportarían una vida más equilibrada a todos. https://masymejor.com/ser-mas-feliz/

Más artículos que me llamaron la atención esta semana en: http://www.scoop.it/t/educacion-marista

viernes, 10 de marzo de 2017

Inspiradores del pensamiento educativo de Marcelino


Imagen de Devalei, tomada de: https://pixabay.com/es/lienzo-acrílico-digitales-diseño-1905722/

La obra educativa de Marcelino Champagnat continúa hasta nuestros días y como suele decir el Hno. Emili Turú, actual superior general, se encuentra en tiempo de “Un nuevo comienzo”. Este comienzo no se da en un “ambiente estéril”, como de un laboratorio, sino que se da en el contexto tanto histórico como social. Igual en tiempos de Marcelino, dentro de su contexto histórico y social va a elaborar un método pedagógico-educativo, basado en los elementos que encontraba dentro del contexto. En el presente documento nos acercaremos a esas influencias en el pensamiento de Marcelino.

Siguiendo a Lanfrey (2015), podemos ver que Marcelino tuvo al menos 4 grandes influencias en su pensamiento educativo: Los Jesuitas, el cardenal La Luzerne, Los Suplicianos y los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

La influencia Jesuita le llega por dos autores que leía, Alonso Rodríguez y Jean Batiste Saint-Jure. De Rodríguez tomó la idea de la finalidad del Instituto que se basa en el equilibrio entre la perfección personal y la salvación del prójimo. Además, tomando las ideas de Rodríguez, las transformará para afirmar que “no se puede ser un auténtico maestro de enseñanza primaria sin dar prioridad a la educación cristiana” (Lanfrey 2015:337). Dirá en una de sus cartas al Hno. Bartimeo: “¡Qué desgracia es, hijos míos, que no lo conozcamos bien, sobre todo aquellos de entre ustedes que aprenden el catecismo con tanta desgana!” (PS024)[1]

De igual manera transformará la idea de ministerio, que Rodríguez aplica al sacerdote, pero Marcelino aplicará a los hermanos. Así Marcelino reivindicará la vocación de hermanos laicos, autónomos, aunque bajo la dirección de sacerdotes.

Esta misma idea la tomará de Saint-Jure, Marcelino no verá al Hermano como un doméstico sino como un apóstol-catequista, aunque esto le traerá problemas ya que en ese momento la Iglesia no tenía definido este estado religioso. Además de este autor tomará recomendaciones sobre la santidad de vida, la oración, la humildad y el catecismo.

Del Cardenal Luzerne, a pesar de no ser un pedagogo, Marcelino tomará ideas que ira desarrollando. Un ejemplo será la toma de partido por el método de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, es decir el método simultáneo, rechazando el método mutuo. De igual manera tomará su esquema antropológico, para Luzerne la educación tenía que velar por cuidar tres ejes: La educación el cuerpo, del espíritu y del corazón, en este último fundamentará la educación moral y religiosa. Al mismo tiempo tomará las ideas sobre la importancia del ejemplo (“la principal lección es el ejemplo”), sobre la correcta vigilancia y sobre la “corrección paternal”. Con respecto a la importancia del ejemplo, se puede ver por ejemplo en la Carta al Hno. Bartolomé del 21 de enero de 1830, un texto que dice: “tendrán un gran número de imitadores de sus virtudes, porque sus niños se formarán según sean ustedes, según sean sus ejemplos así ajustarán ellos su conducta” (PS 014). Otra idea importante que tomará de este autor será la importancia de la atención a la infancia: la infancia es el tiempo más favorable para hacer conocer, adoptar, amar y practicar santas normas. Esta idea también aparece en la carta al Hno. Bartolomé de 1830, cuando Marcelino expresa: “¡Cuánto me gustaría tener la dicha de enseñar, de consagrar de una manera más directa mis desvelos en formar a estos tiernos niños!” (PS014). Para Luzerne la idea del Sacerdote-catequista será fundamental, en Marcelino pasará a ser el hermano catequista. Marcelino lo expresara al Hno. Bartolomé en 1831 cuando le dice: “Grandes santos y grandes hombres se felicitaban por un trabajo tan valioso ante Jesús y María.” (PS019)

De los suplicianos, especialmente de Faillon, Marcelino retomará el modelo de cómo hacer el catecismo y qué conducta adoptar. Marcelino conoció el método de catequesis de los suplicianos en el seminario, y lo práctico como seminarista y como joven sacerdote. De este método tomará el ideal de catequista que incluye no hacer acepción de personas, ser constante, fuerte y generoso. Como método catequético, adopta los tres tiempos: Interrogación, instrucción y comentarios. Además, es de Faillon donde aprende que las explicaciones deben ser breves y claras.

Según Lanfrey (2015), paradójicamente la influencia de San Juan Bautista de la Salle, fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas será menor. Le llegará sobre todo por un escrito del Hno. Agathon. Tomará las doce virtudes del buen maestro: la formalidad, el silencio, la humildad, la prudencia, la sabiduría, la paciencia, la reserva, la dulzura, el celo la vigilancia, la piedad y la generosidad. Además, tomará elementos de la Conduite, el libro que sintetiza el método lasallista.

Estas cuatro influencias modelarán inicialmente el pensamiento pedagógico de Marcelino Champagnat y le ayudarán a construir su propia visión educativa. Son ideas tomadas de su entorno, pero reconstruidas por Marcelino para adaptarlas a su contexto particular.


Fuente: Lanfrey, André. (2015). MARCELINO CHAMPAGNAT Y LOS PRIMEROS HERMANOS MARISTAS 1789-1840: Tradición educativa, espiritualidad misionera y congregación. Carisma y principios educativos maristas, Vol. 1. Curitiba (PR): Editora Universitária Champagnat

* Este texto se presentó inicialmente como trabajo en la materia de "Origenes de la Tradición Pedagogica Marista" tomada en el 2016 en la maestría en Carisma y Misión Marista en la PUCPR-Curitiba



[1] Se citan las cartas de Marcelino siguiendo la Numeración del Hno. Sester, se indica PS (Paul Sester) y el número de carta

miércoles, 8 de marzo de 2017

Buscar a Dios en el Silencio.



Foto: https://pixabay.com/es/equilibrio-meditación-meditar-110850/

En nuestros momentos de soledad cultivamos una vida interior que fortalece nuestro amor al mundo y nuestra comunión con él. De esta forma nos hacemos más sensibles a la vida. Aunque experimentamos la pobreza de nuestros fallos y limitaciones, también reconocemos la belleza y maravilla de la humanidad y de toda la creación. (Agua de la Roca 89).



Hay una historia sobre un grupo de trabajadores que recogían aserrín en una bodega. De pronto uno de ellos descubrió que no traía su reloj, había caído en el aserrín. Todos se pusieron a buscarlo, pero no lo encontraron y pronto la búsqueda degeneró en una guerra de aserrín, se lanzaban aserrín unos a otros, hasta que se formó una gran nube. El reloj no apareció y ellos cansados por el juego salieron a tomar un refrigerio.

Un joven los observaba. Entro a la bodega y al poco rato se acercó al grupo con el reloj en la mano. Le preguntaron: - ¿Dónde lo has encontrado? A lo que el joven respondió que en la bodega. – Pero nosotros no pudimos encontrarlo, argumentaron, ¿Cómo le has hecho? El joven respondió: He guardado silencio hasta escuchar el suave tic-tac del reloj. Una vez que lo escuche fue fácil sacarlo del aserrín.

El silencio es muy importante. La verdadera oración empieza en el silencio. El silencio para estar atento a Dios.

El silencio no es sólo la ausencia de ruido...eso puede ayudar... pero el silencio es una tranquilidad de la mente y del corazón que permite una comunicación profunda con Dios.

Una mente quieta significa soltar los deseos, planes, metas, palabras, conceptos, preocupaciones, trabajo por hacer, etc. Estos elementos cierran la comunicación íntima entre Dios y uno mismo.

El silencio es una disciplina del oído, más que de la lengua. Silenciamos nuestra lengua para poder oír mejor. ¡Qué difícil es apreciar los sonidos tenues cuando estábamos hablando!

Ahora bien, la voz de Dios es un sonido sumamente tenue y delicado, sobre todo para unos oídos no habituados a ella.

Si nuestros oídos no están habituados a escuchar la voz de Dios, entonces tenemos una especial necesidad de silencio.

lunes, 6 de marzo de 2017

La presencia de Dios según San Marcelino


Foto: https://pixabay.com/es/luz-círculo-presencia-106764/


La espiritualidad marista ha utilizado diversos caminos para acercarnos a Dios, uno de los principales y que data de tiempos de Marcelino es la presencia de Dios.

Si revisamos las cartas que escribió Marcelino, encontramos dos donde es explícitamente mencionada, las cartas: PS244 y PS247. Estas cartas son cartas de dirección espiritual entre Marcelino y los hermanos en ellas leemos: “Camine todos los días de su vida en la santa presencia de Dios.” (PS244) y

“Otro buen medio para adquirir las virtudes religiosas es, como usted bien sabe, mi querido amigo, la práctica de la santa presencia de Dios, recomendada por todos los maestros de la vida espiritual. Aunque para las personas del mundo no sea más que de consejo, para los religiosos es un mandato. Ejercítese, pues, en ella durante el resto de la cuaresma.” (PS247)


No solo estos testimonios, sino su mención en el Testamento Espiritual, en las reglas y en la biografía nos hacen ver su importancia. Es más, en las constituciones actuales de los Hermanos Maristas aparece cuando menos en cuatro ocasiones:

“…A ejemplo del Fundador, vivimos en presencia de Dios y sacamos nuestro dinamismo del misterio de Belén, de la Cruz y del Altar. El éxito de nuestro trabajo lo esperamos sólo de Dios, persuadidos de que, si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores.” (Art 7)

“El Padre Champagnat, por el ejercicio de la presencia de Dios, llegó a vivir en oración continua, aun en medio de las ocupaciones más absorbentes. Recurría sin cesar a Dios. Nunca, decía, me atrevería a emprender nada sin antes habérselo encomendado a Dios mucho tiempo. Al celebrar la Eucaristía y en las frecuentes visitas al Santísimo Sacramento, su fe profunda le hacía casi sensible la presencia de Jesús. Se dirigía a María con la confianza de un niño…” (Art. 68)

“… Seguros de la ternura del Padre, perseveramos en la meditación con fe y entereza, a pesar de las dificultades que podamos encontrar en ella, le dedicamos diariamente media hora, por lo menos, y la prolongamos durante el día por el ejercicio de la presencia de Dios”. (Art 71)

“La oración es para nosotros una necesidad absoluta. No se limita a los ejercicios de piedad, ni se identifica con el trabajo apostólico: es presencia y comunión con Dios, que se hace más cercano cuando atendemos a los demás. Poco a poco unifica nuestra vida y llega a convertirse en oración continua, que penetra nuestra acción y se hace perceptible en nuestro rededor…” (Art. 77)

En el Testamento Espiritual se nos invita a perseverar en el ejercicio de la presencia de Dios. “Pido también al Señor y deseo con toda mi alma, que perseveréis fielmente en el santo ejercicio de la presencia de Dios, alma de la oración, de la meditación y de todas las virtudes.”

Esta preferencia por la presencia de Dios se expresa en la regla de 1837:

A las cuatro y media la meditación que debe hacerse siempre en comunidad como en la Casa-Madre. El tema será leído desde la víspera con el fin de pensar en él durante los intervalos del sueño, para preparase bien y no tentar al Señor. En la mañana no se leerá públicamente dicho tema, sino que cada quien es libre de revisarlo en particular o de tomar otro, según su gusto aprobado por el Director. No se contenten con esta media hora de meditación; traten de continuarla en las diferentes acciones del día por el recuerdo de la Presencia de Dios y la práctica de oraciones jaculatorias. (REGLA 1837, 02, 02)

De forma más explícita se explica en la regla de la casa madre:

[RCM37, 01, 29, 01]: Los hermanos procurarán conservar el recuerdo habitual de la presencia de Dios por la práctica del recogimiento y la modestia, proponiéndose por modelos Jesús, María y los santos.

[RCM37, 02, 32, 01]: Se aprenderá con cuidado las reglas que se han de seguir en la meditación para dedicarse útil y fácilmente en este santo ejercicio que es tan necesario en la santificación. He aquí un resumen. Para estar siempre dispuesto a hacer bien la meditación es preciso conservarse en la presencia de Dios, mortificar sus pasiones y sus sentidos, con el fin de que el espíritu esté siempre dispuesto a unirse a Dios, conservándose cerca de él; de otra manera se tendrá gran dificultad y se perderá mucho tiempo cuando se intente recogerse para meditar. Los Padres Espirituales llaman a esta continua presencia de Dios la preparación remota de la meditación.

[RCM37, 02, 32, 02]: La meditación tiene tres partes: la preparación, la meditación propiamente dicha y la conclusión. En la preparación hay que hacer tres cosas: 1º ponerse en la presencia de Dios, 2º implorar su auxilio y sus luces, 3º proponerse el sujeto sobre el se va a meditar.

Según Mesonero (2012): La presencia de Dios puede entenderse de dos modos diferentes, pero no incompatibles. De hecho, una precede a la otra en la evolución de la fe. Una cosa es meterse en la presencia de Dios a través del ejercicio de recordarle, y otra es la unión con Dios, donde el creyente vive en la presencia continua de Dios. Marcelino vivió las dos formas.

Para fomentar el primer modo, Marcelino empleaba el recuerdo de Dios al comenzar la oración. Y durante el día, las jaculatorias, la oración de la hora permiten recordarle. Es un ejercicio ascético.

Siguiendo a Mesonero (2012), la segunda manera de entender presencia de Dios no está desarrollada por los primeros biógrafos de Marcelino. Aunque la vivió, es la unión con Dios, es una etapa mística. Aquí no se puede entrar en la presencia de Dios porque la persona no sale de ella. Prueba que Marcelino vivía en esta presencia de Dios son los garabatos que se encuentran en algunos escritos como cartas y cuadernos y la facilidad que tiene para percibirle en su vida diaria.

Un ejemplo hacia el final de su vida es cuando escribe al hermano Francisco (carta PS175) donde le expresa:

“¿Cuándo saldré de París? No sé nada, cuando Dios quiera. Si es para gloria de Dios que yo muera en París, que se haga su santa voluntad y no la mía. Estoy siempre decidido a ver el fin de este asunto. El Sr. Chanut se va; heme aquí solo soñando. Qué digo, jamás se está solo cuando se está con Dios.”

Marcelino no se siente solo, porque está de continuo en su presencia, por eso afirma ¡Qué digo! Jamás estoy solo puesto que estoy siempre con Dios. ¿Cómo crecer en la presencia de Dios? Para poder decir esta última frase con Marcelino.

El biógrafo de Marcelino menciona[1] que en el tema de presencia de Dios se inspira en San Francisco de Sales. En su libro de Introducción a la Vida Devota, San Francisco menciona 4 medios para recordar la presencia de Dios antes de iniciar una oración:

1) Pensar que Dios está en todas partes, y que no hay lugar ni cosa en este mundo donde no esté con su real presencia; de manera que, así como los pájaros, por dondequiera que vuelan, siempre encuentran aire, así también nosotros, dondequiera que estemos o vayamos, siempre encontramos a Dios.

2) Pensar que no solamente Dios está presente en el lugar donde te encuentras, sino que está muy particularmente en tu corazón y en el fondo de tu espíritu, al cual vivifica y anima con su presencia.

3) Considerar que nuestro Salvador, en su humanidad, mira desde el cielo todas las personas del mundo, especialmente los cristianos que son sus hijos, y todavía de un modo más particular, a los que están en oración, cuyas acciones y movimientos contempla.

4) Servirse de la imaginación, representándonos al Salvador, en su humanidad sagrada, como si estuviese junto a nosotros, tal como solemos representarnos nuestros amigos, cuando decimos: me parece que estoy viendo a tal persona, que hace esto y aquello; diría que la veo, y así por el estilo.

Más tarde, San Francisco de Sales, indicará como instrucción al día de retiro.

“Pon, cuantas veces puedas, durante el día, tu espíritu en la presencia de Dios, por alguna de las cuatro maneras más arriba indicadas; considera lo que hace Dios y lo que haces tú, y verás cómo sus ojos te miran y están perpetuamente fijos en ti, con un amor incomparable. ¡Oh Dios!, dirás, ¿por qué no te miro yo siempre como Tú me miras a mí? ¿Por qué piensas en mí con tanta frecuencia, y yo pienso tan poco en Ti? ¿Dónde estamos, alma mía? Nuestra verdadera morada es Dios, y ¿dónde nos encontramos?” (Segunda Parte, capítulo XII)

La presencia de Dios también se encuentra presente en la espiritualidad de otros fundadores por ejemplo Chaminade. El fundador de los Marianistas, propone la Presencia de Dios como el segundo paso en su camino a la santidad o método de las virtudes. Para él, primero hay que avanzar en el silencio y luego en el recogimiento. Los silencios que propone son 5: El silencio de Palabras (ser dueños de nuestra lengua); El silencio de Signos o de Gestos (ser dueños de nuestras emociones); El silencio de la mente (la atención); El silencio de pasiones y el silencio de la imaginación. A continuación, propone el recogimiento dando dos definiciones: (1) El recogimiento propiamente dicho que consiste en reunir todas las facultades del alma para emplearlas en hacer bien todas las acciones y (2) el recogimiento religioso que consiste en hacer bien todas las acciones, pero al mismo tiempo conservar la presencia de Dios.

San Ignacio de Loyola, no menciona la presencia de Dios de forma mística en sus ejercicios, pero en la última contemplación de los ejercicios, conocida como la contemplación para alcanzar Amor, propone el contemplar a Dios actuando en el mundo, de forma similar a la Presencia de Dios de San Francisco de Sales. San Ignacio propone traer a la memoria todos los beneficios recibidos de creación, redención y dones particulares, mirando con mucho afecto todo lo que Dios ha realizado por mí. Luego mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales “sensando”, en los hombres dando entender; y así en cada uno de nosotros dándome ser, animando, sensando, y haciéndome entender; asimismo haciendo templo de mí al crearme a imagen y semejanza suya. A continuación, considerar cómo Dios trabaja y labora por mí en todas cosas creadas y, finalmente, mirar cómo todos los bienes y dones descienden de arriba.


El Hermano Juan Jesús Moral Barrio (2015) en su libro: Mística y profecía de los primeros hermanos menciona que el mejor texto marista sobre la presencia de Dios se encuentra en uno de los cuadernos del Hermano Francisco, el sucesor de Marcelino. En dicho texto, el Hermano Francisco[2] analiza su obligación, utilidad y práctica.

Con respecto a la práctica de la Presencia de Dios, el Hno. Francisco indica que se necesita evitar cuidadosamente todo lo que podría ser un obstáculo a la presencia de Dios; y la fidelidad a los medios para adquirirla.

Como obstáculos a la presencia de Dios menciona: (1) El orgullo entendido como amor desordenado de nosotros mismos y nuestros propios intereses, y el apego a las criaturas. (2) La dispersión y falta de dominio de la mente, el corazón y los sentidos, como las ganas de hablar sin necesidad, la curiosidad de saber lo que no nos concierne, y para juzgar las acciones de los demás. (3). Por último, el conflicto en los negocios, donde nuestro deber y la caridad no son compatibles.

Como medios para adquirir la presencia de Dios menciona: (1) la pureza del corazón. (2). La oración: pedir todos los días esto gracias a Dios, levantar la mente y el corazón a Dios frecuentemente. (3) El silencio y el recogimiento: evitar hablar innecesariamente. (4) Búsqueda y realización de la voluntad de Dios buscando a Dios en todo y siempre ofreciendo a fin. (5) La contemplación de Dios en todas las criaturas, considerándolos como la imagen de Dios, como espejos que nos representan las perfecciones de Dios.

Considero que es importante en nuestra vida espiritual, no solamente como maristas, sino como cristianos el descubrir la presencia de Dios en todo momento. El camino de pasar de una presencia de Dios ascética a una presencia de Dios desde la mística pasa por la oración profunda, es un Dios que concede a los suyos, se adquiere por los momentos pasados con él en la oración. En esta experiencia vamos aprendiendo que somos la presencia de Dios en el mundo y que nuestra vocación es manifestar la presencia de Dios. Así nuestra vida se transforma en lo que Etty Hillesum, interpreto como llegar a vivir un "diálogo ininterrumpido contigo, Dios mío".





[1] En el capítulo V de la Segunda parte de la Biografía del Hno. Furet.
[2] Texto del Hermano Francisco, en el Archivo Digital de CEPAM: Cuaderno 308, en documentos maristas v2.

viernes, 3 de marzo de 2017

El educador que quería Marcelino


La educación marista surge en el contexto de Francia de principios del siglo XIX. En este momento, poco después de la revolución francesa, un grupo de jóvenes sacerdotes se consagran a María y prometen trabajar por la re-evangelización de su país y del mundo. Entre ellos se encontraba Marcelino Champagnat.

En dicha época la pugna entre el Estado y la Iglesia se manifestará en la búsqueda del control del sistema educativo, los maestros seculares que aprovechan la necesidad educativa trabajando en invierno, como mercenarios, y los maestros que enseñan los principios revolucionarios, dando preferencia a la enseñanza de las ciencias sobre el catecismo.

Marcelino aportará una idea, para re-evangelizar el país hace falta el trabajo educativo de la Iglesia, por lo que se propone formar maestros que hagan de los jóvenes buenos cristianos y buenos ciudadanos. Marcelino destinará a sus hermanos principalmente a los niños y jóvenes del campo, aunque fundará escuelas también en las pequeñas ciudades.

Los primeros hermanos (1818) se comprometieron a enseñar el catecismo, la oración, la lectura y el respeto por la autoridad (tanto civil como religiosa). Más tarde (1824), ampliará la lista para incluir la escritura, el cálculo, los principios de gramática, el canto y la historia sagrada. Un punto importante a aclarar es que al momento de la fundación el término “hermano” es ambiguo, se refería tanto a la persona laica, que trabaja en la parroquia y entre otras funciones tiene la de maestro de instrucción básica, como a los miembros de una orden religiosa. Esta ambigüedad desaparecerá en pocos años y hacia 1822, se referirá al “Religioso Hermano”, una mezcla de monaquismo y celo apostólico.

Marcelino buscará que sus hermanos adopten el método que utilizaban con éxito los Hermanos de las escuelas cristianas (Lasallistas) en las ciudades. Para esto contratará un maestro formado en dicho método que se conocerá como Método Simultaneo. Además, completará su formación con pequeñas charlas, que su biógrafo, el hermano Juan Bautista (Furet 1856/1989, p. 107-109, citado en Lanfrey, 2015: 263) describirá como: Sus instrucciones eran cortas, pero animadas y llenas de vida; se desarrollaban casi siempre sobre la piedad, la obediencia, la mortificación, el amor a Jesús, la devoción a la Santa Virgen y el celo por la salvación de las almas”.

Entre los temas que abordará estarán la oración como fuente de la virtud y perseverancia, el amor a Jesús y María, la vida religiosa como felicidad plena, y la importancia de la catequesis. Más tarde en 1824 agregará otros temas como son la oración, los sacramentos, la devoción a la Santísima Virgen; la vigilancia a los niños; el respeto a las autoridades civiles y religiosas; el amor al trabajo, el orden y el civismo; y, el buen ejemplo.

Mediante estás pequeñas charlas Marcelino logrará inculcar a los Hermanos una enseñanza espiritual sólida y ofrecerá a la sociedad una educación de calidad en condiciones asequibles.

Un tema importante de estas enseñanzas será el papel de los hermanos, le dará el matiz de vocación y lo comparará con el apostolado de los sacerdotes. Les dirá: Los hermanos deben lanzar la primera semilla y el sacerdote cultivarla”. (Lanfrey 2015:284)
De igual manera les pedirá ser expertos tanto en la instrucción religiosa como en las ciencias, a estas últimas les da el valor de medios. “Los hermanos son maestros pero para ser apóstoles”. (Lanfrey, 2015:285).

De esta manera se puede ver que la identidad del educador (hermano) que visualizaba Marcelino es un apóstol que realiza su misión de educar cristianamente a los niños y jóvenes.


Fuente: Lanfrey, André. (2015). MARCELINO CHAMPAGNAT Y LOS PRIMEROS HERMANOS MARISTAS 1789-1840: Tradición educativa, espiritualidad misionera y congregación. Carisma y principios educativos maristas, Vol. 1. Curitiba (PR): Editora Universitária Champagnat

* Este texto se presentó inicialmente como trabajo en la materia de "Origenes de la Tradición Pedagogica Marista" tomada en el 2016 en la maestría en Carisma y Misión Marista en la PUCPR-Curitiba

miércoles, 1 de marzo de 2017

El Hermano Eduardo Torres.


Carisma Vivo 


El carisma marista no es algo para ser descrito, es algo para ser vivido,en esta sección del blog algunos hermanos contestar un pequeño cuestionario que nos permitirá asomarnos a su vida y a su espiritualidad. 

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En esta semana presentamos al Hermano Eduardo Torres. El Hermano Eduardo pertenece a la provincia de México Occidental.  Actualmente es superior de la comunidad de Mérida-Chuburná. Fue mi maestro de Filosofía en alguna materia durante la licenciatura. Últimamente ha encontrado nuevas habilidades de escritor, pintor y escuchador. 


1. ¿Cuál es la lección más importante que te ha enseñado la Vida?
 Que siempre nos da nuevas oportunidades...todo una gracia del Dios de la Vida

2. Define en una frase el mundo en que vivimos.
 Es un mundo que se debate entre la destrucción y la construcción de su hábitat y de su propia Familia Humana

3. Si pudieras cambiar algo del mundo en que vivimos, ¿Qué sería?
 De la injusticia a la justicia, a la fraternidad.
 Anhelo, desde hace décadas, un mundo de Fraternidad y sin contaminación ambiental.

4. ¿Hay algo que hayas soñado y no hayas concretado?
 He soñado un mundo solidario y fraterno, estamos en camino...

5. Si respondiste a la pregunta anterior, ¿Por qué no lo has hecho?
 El egoísmo y la falta de confianza me ganan

6. ¿De qué te sientes más agradecido en tu vida?
 De los 73 años y meses de estar entre los hombres, mis hermanos, adultos y jóvenes; dando y recibiendo vida y ánimo

7. ¿Cómo sería para ti un día perfecto?
 Días perfectos no los hay, sí hay días plenos, en donde se percibe el Don de Dios y se puede responder en cierta medida sirviendo y amando.

8. Como religioso ¿Cómo mantienes el fuego de tu vocación?
 Con la presencia de mis Hermanos; de mi Hermano Mayor Jesús de Nazaret en quien nos identificamos; y con el contacto con los jóvenes, mis alumnos, mis hijos espirituales.

9. ¿Cuánto tiempo dedicas a la oración personal?
 Media hora y los fines de semana un poco más

10. ¿Cómo es tu oración personal?
 En base a la Palabra de Dios, en la confianza y el abandono

11. ¿Cuál es tu pasaje favorito del evangelio?
 El del Hijo Pródigo y los pasajes donde aparece María, la Madre de Jesús

12. ¿Cuál rasgo humano de Jesús intentas vivir?
 Su libertad basada en el contacto con Él y en el servicio de acompañamiento

13. ¿Quién es María para ti?
 Mi Madre, la Discípula de Jesús, quien siempre me ve y me escucha

14. ¿Qué admiras más en Marcelino Champagnat?
 Su confianza en Dios y su amor al Trabajo (la construcción constante del Reino de Dios)

15. ¿Qué significa para ti “Seguir a Jesús como María”?
 Me falta mucho por reflexionar el cómo, el cómo de María en el seguimiento de su Hijo... Tal vez: la contemplación constante de su Hijo aprendiendo de Él.

16. ¿Qué características tiene un marista?
 La confianza en Dios, la sencillez evangélica, el espíritu de familia, los jóvenes, ...

17. ¿Cuáles son las 5 cualidades que más valoras en una persona?
 libertad interior, amor con ternura, buen humor, servicialidad, amor a Jesús y María

18. ¿Qué es lo que menos soportas de una persona?
 La mentira

19. Una película que recomendarías y por qué.
 La la Land. Película hermosa por las actuaciones, por la música, por el amor de la pareja, por el baile...

20. Un libro que recomendarías y por qué.
 Jesús, Hoy, Albert Nolan. OP. . El Misterio del Ser, Gabriel Marcel.

21. ¿Cuál es tu hobby? (¿Qué haces para descansar?)
 Lectura, Chelem frente al mar. Cine. Televisión. Crucigramas y Sudokus. Siesta. Pinturas. 

22. ¿A qué equipo le vas?
 A los rojinegros del Atlas. La Academia. Los Amigos del Balón. Los Zorros. Las margaritas. La Furia. Los del Paradero.
 "Le voy al atlas aunque gane" dicen por ahí.

23. ¿Con qué personaje histórico y actual te gustaría tomar un café? ¿por qué?
 Con el Hermano Gabriel Rivat. Con Albert Einstein. Con Gabriel Marcel 

24. ¿Qué consejo darías a los jóvenes?
 Que tomen la vida entre sus manos, que busquen el sentido de esa vida para que, encontrándolo, sean felices y hagan felices a los demás. Así vivirán con pasión amando y sirviendo.

25. Una frase o cita que refleje tu filosofía de vida.
 Camina con la frente en alto sintiéndote unido a Jesús y a toda la creación.