Imagen: www.champagnat.org
La educación marista surge en el contexto de Francia de principios del siglo XIX. En este momento, poco después de la revolución francesa, un grupo de jóvenes sacerdotes se consagran a María y prometen trabajar por la re-evangelización de su país y del mundo. Entre ellos se encontraba Marcelino Champagnat.
En dicha época la pugna entre el Estado y la Iglesia se manifestará en la búsqueda del control del sistema educativo, los maestros seculares que aprovechan la necesidad educativa trabajando en invierno, como mercenarios, y los maestros que enseñan los principios revolucionarios, dando preferencia a la enseñanza de las ciencias sobre el catecismo.
Marcelino aportará una idea, para re-evangelizar el país hace falta el trabajo educativo de la Iglesia, por lo que se propone formar maestros que hagan de los jóvenes buenos cristianos y buenos ciudadanos. Marcelino destinará a sus hermanos principalmente a los niños y jóvenes del campo, aunque fundará escuelas también en las pequeñas ciudades.
Los primeros hermanos (1818) se comprometieron a enseñar el catecismo, la oración, la lectura y el respeto por la autoridad (tanto civil como religiosa). Más tarde (1824), ampliará la lista para incluir la escritura, el cálculo, los principios de gramática, el canto y la historia sagrada. Un punto importante a aclarar es que al momento de la fundación el término “hermano” es ambiguo, se refería tanto a la persona laica, que trabaja en la parroquia y entre otras funciones tiene la de maestro de instrucción básica, como a los miembros de una orden religiosa. Esta ambigüedad desaparecerá en pocos años y hacia 1822, se referirá al “Religioso Hermano”, una mezcla de monaquismo y celo apostólico.
Marcelino buscará que sus hermanos adopten el método que utilizaban con éxito los Hermanos de las escuelas cristianas (Lasallistas) en las ciudades. Para esto contratará un maestro formado en dicho método que se conocerá como Método Simultaneo. Además, completará su formación con pequeñas charlas, que su biógrafo, el hermano Juan Bautista (Furet 1856/1989, p. 107-109, citado en Lanfrey, 2015: 263) describirá como: Sus instrucciones eran cortas, pero animadas y llenas de vida; se desarrollaban casi siempre sobre la piedad, la obediencia, la mortificación, el amor a Jesús, la devoción a la Santa Virgen y el celo por la salvación de las almas”.
Entre los temas que abordará estarán la oración como fuente de la virtud y perseverancia, el amor a Jesús y María, la vida religiosa como felicidad plena, y la importancia de la catequesis. Más tarde en 1824 agregará otros temas como son la oración, los sacramentos, la devoción a la Santísima Virgen; la vigilancia a los niños; el respeto a las autoridades civiles y religiosas; el amor al trabajo, el orden y el civismo; y, el buen ejemplo.
Mediante estás pequeñas charlas Marcelino logrará inculcar a los Hermanos una enseñanza espiritual sólida y ofrecerá a la sociedad una educación de calidad en condiciones asequibles.
Un tema importante de estas enseñanzas será el papel de los hermanos, le dará el matiz de vocación y lo comparará con el apostolado de los sacerdotes. Les dirá: Los hermanos deben lanzar la primera semilla y el sacerdote cultivarla”. (Lanfrey 2015:284)
De igual manera les pedirá ser expertos tanto en la instrucción religiosa como en las ciencias, a estas últimas les da el valor de medios. “Los hermanos son maestros pero para ser apóstoles”. (Lanfrey, 2015:285).
De esta manera se puede ver que la identidad del educador (hermano) que visualizaba Marcelino es un apóstol que realiza su misión de educar cristianamente a los niños y jóvenes.
Fuente: Lanfrey, André. (2015). MARCELINO CHAMPAGNAT Y LOS PRIMEROS HERMANOS MARISTAS 1789-1840: Tradición educativa, espiritualidad misionera y congregación. Carisma y principios educativos maristas, Vol. 1. Curitiba (PR): Editora Universitária Champagnat
* Este texto se presentó inicialmente como trabajo en la materia de "Origenes de la Tradición Pedagogica Marista" tomada en el 2016 en la maestría en Carisma y Misión Marista en la PUCPR-Curitiba
Que gran Misión! Formar a "buenos cristianos y virtuosos ciudadanos".
ResponderEliminarHoy en día se requieren de este tipo de hermanos y profesores que sean más que maestros, apóstoles de la Educación!
Este artículo en lo particular me gustó mucho, para reflexionar sobre mi labor como educadora docente Marista y para compartirlo con mis compañeros del cole. Pues como educadores Maristas me parece de suma importancia que pongamos en práctica con nuestros alumnos, pues muchos aspectos creo que se han perdido o se han dejado de practicar. Gracias Memo por estos artículos. Un abrazoooote y bendiciones.
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